Carlos Fernández-Vega
Si se atienden las urgencias y preocupaciones del sector privado, México sería un país sin mayores problemas, salvo los relacionados con la aprobación de las “reformas estructurales pendientes”. Lo demás no le interesa, puede seguir en espera o, de plano, no existe. Y con ese criterio, difícilmente se avanza.
Lo anterior, con base en los resultados de la Encuesta sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado (agosto 2007) del Banco de México, entre los que sobresalen que problemas como la ausencia de política para la reactivación industrial, carencia de infraestructura, débil negociación política, falta de reforma educativa, reactivación del financiamiento, corrupción y/ o un Legislativo que sea más activo y “trabaje para México” (no se diga desigualdad, deuda social, desempleo y conexos) son considerados por los participantes asuntos de menor importancia o, simplemente, no les interesan.
Lo único relevante, según lectura de los 34 grupos de análisis y consultoría económica del sector privado nacional y extranjero encuestados por el Banco de México, es el asunto de las “reformas” pendientes (fiscal, energética y laboral, en ese orden). Incluso el fortalecimiento del estado de derecho pasa a un segundo plano, y a un tercero la mejoría del marco y la certidumbre jurídica.
Sobre sus urgencias, el Banco de México detectó en su encuesta que los grupos de análisis económico señalaron que las políticas o medidas que es necesario impulsar en el país para incentivar niveles más elevados de inversión privada nacional y extranjera “son primordialmente de carácter estructural”. Así, de acuerdo con su frecuencia de mención, tales medidas resultaron las siguientes: la reforma fiscal (26 por ciento de las respuestas); reforma del sector energético (21); reforma laboral (18), fortalecer el estado de derecho en el país (7) y mayor desregulación y facilitar la competencia interna (7 por ciento).
Las anteriores cinco políticas o medidas concentraron 79 por ciento de las respuestas recabadas. En igual sentido, la reforma educativa sólo ameritó 2 por ciento de las respuestas, en el contexto de dichas urgencias; un Legislativo que “trabaje para México”, uno por ciento, al igual que la reforma del Estado, la reactivación industrial y la mejoría de la infraestructura. El combate “eficaz” a la corrupción no se cuenta entre sus prioridades, mientras el aspecto social de plano es inexistente para ellos.
Sobre sus preocupaciones: consideraron que los factores susceptibles de limitar la actividad económica en México durante los próximos meses son, en orden de importancia: la falta de avances en materia de reformas estructurales (24 por ciento de las respuestas). debilidad de los mercados externos y de la economía mundial (23 por ciento), inestabilidad financiera internacional (16) y problemas de inseguridad pública en el país (11 por ciento). Esos cuatro factores constituyeron el 74 por ciento de las respuestas recabadas. El aumento en los precios de insumos y materias primas, la debilidad del mercado doméstico y la incertidumbre política interna apenas si fueron mencionados en el 4 por ciento de las respuestas, mientras asuntos tan delicados como la incertidumbre sobre la situación económica nacional o el elevado costo de financiamiento no fueron registrados. El deterioro social del país, ni por aproximación fue tocado por los especialistas.
Lo único que importa son los filones asociados a las “reformas” fiscal, energética y laboral. El resto, simple y sencillamente no es de su interés porque no hay utilidades de por medio, de tal suerte que si ese es el gancho que utiliza el gobierno de la “continuidad” para promover la inversión nacional y a atraer la extranjera, entonces el país está económica y socialmente frito, por mucho que a cada rato se registren “niveles históricos de inversión”, según reza el discurso oficial, porque tales capitales no significan beneficio alguno.
Aun así, los especialistas consultados por el Banco de México no son tan confiados, porque las respuestas captadas en la encuesta de agosto relativas al clima de los negocios para las actividades productivas del sector privado y al nivel de confianza que prevalecerá en los próximos meses, mostraron un cierto debilitamiento con respecto a lo recabado por la encuesta de julio pasado. Ello, como reflejo de que disminuyeron en su comparación mensual los balances de respuestas de los cinco indicadores que recoge la encuesta. Así, 50 por ciento de los analistas consideró que durante el próximo semestre el ambiente de los negocios en México será más propicio que en los seis meses pasados, contra 66 por ciento un mes atrás. Por otra parte, 32 por ciento expresó que el ambiente de negocios se mantendrá sin modificación, y en consecuencia el restante 18 por ciento de ellos indicó que empeorará.
Las rebanadas del pastel
¡Felicidades!: las reservas internacionales en el Banco de México rebasaron los 71 mil millones de dólares, o lo que es lo mismo cerca de 800 mil millones de pesos, que bien podrían destinarse a cosas productivas y no al pago del alquiler de la cacareada estabilidad macroeconómica. Por ejemplo, ahora que, según la versión oficial, se agota el oro negro, ¿cómo le caería a Pemex el 30 por ciento de esos recursos para su modernización, ampliación y exploración?
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