Hedelberto López Blanch
La primordial característica de Estados Unidos y Europa ha sido que a lo largo de sus historias se han dedicado a saquear las riquezas de otras naciones del mundo para enriquecerse y desarrollar a sus países, al mismo tiempo que sus víctimas se empobrecían.
El coloniaje europeo impuesto en Africa, Asia y América Latina le permitió a los opresores, acumular abundantes capitales que beneficiaron a sus economías, mientras el naciente imperio norteamericano continuaba esos pasos, y a la par, junto al viejo continente, creaba compañías transnacionales que succionaban (y aun lo hacen) las riquezas de terceros países.
Pese a todo ese constante latrocinio, ocurre que en Estados Unidos existen actualmente 36,5 millones de pobres y en los países de la Unión Europea la cifra se ubica en 78 millones de personas.
La políticas neoliberales y de exclusión social han provocado que en esas ricas naciones, una inmensa cantidad de habitantes se encuentren desamparados y desatendidos.
En la UE, la pobreza, estimada sobre la base de ingresos inferiores a los 2 dólares por día, afecta al 21 % de la población, mientras el 5 % sufre a causa de la inseguridad alimentaria, señaló Jacques Diouf, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Como es lógico, esos porcentajes son más bajos que en la mayor parte de las otras regiones del globo, pero las variaciones de país a país son muy importantes.
Para el director general de la FAO entre los factores que han contribuido al aumento de la pobreza en los últimos quince años, aparecen la eliminación de los sistemas de planificación centralizada y su paso a la economía neoliberal, la disminución de los programas sociales en beneficio de las privatizaciones, el descenso de la producción agrícola y agroalimentaria, y el paro laboral.
Datos de la oficina estadística de la UE, Eurostat, revelan que un 16% de la población europea malvive o sobrevive en la sombra de la imagen "idílica" que las autoridades comunitarias proyectan al exterior.
Como siempre ocurre en estos casos, los grupos sociales más amenazados por la pobreza en la UE son los desempleados, los padres solteros (especialmente las mujeres), las personas mayores los inmigrantes y las minorías étnicas.
Por ejemplo, los inmigrantes, cuya mano de obra es fundamental en esos países para las actividades agrícolas y los servicios, tienen que enfrentarse a numerosas barreras a la hora de integrarse en un país, sobre todo en cinco áreas: empleo, vivienda, salud, educación y participación en la vida pública.
Ellos sufren toda clase de discriminación: no pueden acceder a numerosos puestos de trabajo en empresas, el salario es mucho menor al de un nacional, no tienen derecho a seguro social, deben vivir en casas y zonas determinadas, entre otras muchas limitantes.
En cuanto a Estados Unidos, la situación es peor. Cifras del Buró de Censos, revelaron que uno de cada ocho habitantes vive por debajo del umbral de pobreza, lo que equivale a 36,5 millones de personas.
La desatención se hace más evidente entre los niños y jóvenes menores de 18 años: el 17,4%, o sea, 12,8 millones se ubican en ese funesto índice.
El Buró del Censo añade que en el país hay 5 000 000 más de pobres que hace seis años, y el ingreso promedio es 1 000 dólares inferior al que había en 2000, sin contar la gran depreciación que ha tenido en dólar en los últimos tiempos.
En contraposición, el diario The New York Times informó que la política económica llevada adelante por la administración de George W. Bush ha posibilitado que el único segmento de la población cuyos ingresos en 2006 eran superiores a los de 2000 fueran los hogares del 5% más rico del país.
El NYT añade que “el botín del crecimiento económico de la nación del pasado lustro ha fluido casi exclusivamente a los ricos y a los extremadamente ricos, dejando poco para los demás”
Otro escalofriante dato aportado por el Censo es que 47 millones de estadounidenses carecen de seguros de salud y por tanto no tienen derecho a enfermarse. Ese índice se incrementó 2 200 000 entre 2005 y 2006, y continuará creciendo debido a los elevados costos de salud, el poco apoyo del gobierno a los programas sociales y a la reducción o eliminación de seguros que las empresas ofrecían antes a sus trabajadores.
Peor aún, el número de menores de edad (de 0 a 18 años) sin seguro médico aumentó en 700 000 entre 2005 y 2006 para alcanzar un total de 8.7 millones de niños. Los menores constituyen 25 % de la población, pero 35 % de los pobres.
Una ley propuesta recientemente en el Congreso para beneficiar a millones de niños con el seguro médico, fue vetada por el presidente Bush. La iniciativa consistía en gravar con mayores impuestos a los cigarrillos y las bebidas alcohólicas para que con esas recaudaciones el gobierno aportara más a los seguros de salud.
Bush planteó que con esa ley las compañías aseguradoras privadas se verían afectadas pues los habitantes se acogerían a los beneficios proporcionados por el Estado que tendría que aportar sumas millonarias.
En conclusiones, la pobreza en Estados Unidos y en algunos países de la Unión Europea fluye con fuerza pese a la propaganda a favor de las bondades del sistema neoliberal y de privatización.
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