Carlos Fernández-Vega
Se ufana Carstens de lo bien que van las cosas en la continuidad
También debe ufanarse de gastar tres mil pesos diarios para tragar, cínico cerdo descarado.
La fracción del PRD en la Cámara de Diputados se manifestó con pancartas en contra del alza de precios de los combustibles Foto: Francisco Olvera
Estaba Agustín Carstens dándose vuelo en San Lázaro sobre lo bien que han hecho las cosas en la “continuidad”, de las muchísimas plazas laborales generadas, de lo mucho que ha crecido la economía y de lo controlada que tienen la inflación, cuando de repente surgió la pregunta incómoda, con sólo dos posibilidades de respuesta: asumir abiertamente la paternidad del engendro o fingir demencia. Y el ex directivo del FMI optó por la segunda.
Un diputado preguntó a Carstens, palabras más o menos, ¿es o no Felipe Calderón el padre del gasolinazo, o es que usted, como secretario de Hacienda, actuó por la libre en ese sentido y presentó las iniciativas sin conocimiento de Los Pinos?
Lo anterior, porque en la iniciativa de “reforma” fiscal, gasolinazo incluido, aparece la firma de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa. Que el Congreso aprobó tal iniciativa, sí, desde luego, el contubernio prianista es obvio, pero en la propaganda de Los Pinos aparece un humilde michoacano lavándose las manos y jurando (y jurar en falso es pecado) que él nada tiene que ver con el asunto del impuesto “especial” a los carburantes (sólo hay que revisar la mencionada iniciativa para encontrar el genoma del gasolinazo).
A cambio de una respuesta sólida, contundente, sobre lo felices que son en la “continuidad” por la paternidad de dicho impuesto “especial”, el secretario Carstens sólo atinó a decir que el gasolinazo “no ha entrado en vigor (ergo) no ha provocado aumento” de precios; que éste no existe y que, de registrarse, sería “por factores externos” (como si eso quitara el golpe); que en otros países del mundo con similar canasta básica de alimentos “los precios han crecido más” (ojo marginados de México: los pobres de Burundi reportan mayor inflación que aquí), y que en resumidas cuentas el ya famoso “nuevo” gravamen “no debe incidir en la inflación en más de 0.1 o 0.2 puntos”, porque “el gobierno tomará decididas acciones” (después de la escalada). Pero de paternidad responsable, nada.
Aseguraba Carstens que “la inflación no se ha desbordado ni amenaza con hacerlo”, rodeado de pancartas que detallaban el antes y el después (“efecto Fecal”) de los precios en los artículos de consumo básico durante el inquilinato calderonista. Quiénes mejor que los consumidores para desmentir el discurso de la “continuidad”.
“También habló de empleo, mucho empleo, empleo a borbotones, tanto como 760 mil y pico de plazas en el sector formal de la economía “desde diciembre a la primera quincena de septiembre”, lo que obviamente invitó a pronunciar la frase mágica: “son cifras históricas”.
Pues bien, a menos que en los primeros quince días de septiembre pasado la generación de empleo formal sea igual a 300 mil plazas (lo cual obviamente es un absurdo), la cifra ofrecida por Carstens sobre el tema es falsa: el Secretario de Hacienda presumió alrededor de 760 mil empleos formales en el periodo referido, cuando la estadística del IMSS, con el aval de la Secretaría del Trabajo, sólo certifica 462 mil 266 empleos formales registrados (eventuales 62 por ciento de ellos) hasta el cierre de agosto.
De allí que la única posibilidad real que tiene el secretario Carstens para reivindicar sus “cifras históricas”, divulgadas en el pleno de San Lázaro, es que en la primera mitad del mes de la patria alrededor de 300 mil plazas formales adicionales aparezcan en el registro del Seguro Social.
En fin, gracias al Canal del Congreso, y a la enorme paciencia requerida en estos casos, uno puede seguir la transmisión (sin los “errores técnicos” del Cepropie) de las comparecencias de los funcionarios, como ahora con el doctor Carstens. Son bastante aburridas, pero eso sí nutridas de exageraciones y mentiras. Y para evitar el fastidio se puede hacer el ejercicio con cualquiera de los integrantes del nuevo gabinetazo que por estos días visitarán San Lázaro: no lo vean en la pantalla: sólo escuchen el tono y ritmo del discurso en turno y pónganle el nombre que deseen. En este contexto, por ejemplo, Agustín Carstens fácilmente puede ser “confundido” con Gustavo Petriciolli, Pedro Aspe, Guillermo Ortiz, José Angel Gurría y/o Francisco Gil Díaz, porque el discurso, la actitud, la entonación, la manipulación de cifras, la negación de respuestas y, en fin, las cuentas ofrecidas son idénticas, al igual que la paternidad irresponsable.
Y mientras el Secretario de Hacienda habló y habló de lo bien que han hecho las cosas y de los mejor que las va a ir a los mexicanos con la “continuidad” en Los Pinos, el Banco de México difundió su más reciente encuesta sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado, correspondiente a septiembre, y entre sus resultados destacan la nueva revisión a la baja del crecimiento económico para 2007 (en el mejor de los casos 2.98 por ciento) y el pronóstico para 2008, mientras reconsideraron al alza la expectativa inflacionaria para el presente año (todo indica que ellos sí ven el efecto del gasolinazo).
Tal encuesta se levanta mensualmente entre 33 grupos de análisis y consultoría económica del sector privado nacional y extranjero, quienes estimaron que en 2007 el número de trabajadores asegurados en el IMSS aumente en 688 mil personas y en 2008 en 724 mil.
Las rebanadas del pastel
Se sugiere a la “continuidad” utilizar baterías nuevas en su calculadora y evitar el síndrome Fox en sus reportes, porque si las cifras oficiales del IMSS en materia de empleo formal desmienten lo dicho ayer por el secretario Agustín Carstens (760 mil y pico de plazas hasta el 17 de septiembre), éste contradice al inquilino de Los Pinos, quien en su “primer informe de gobierno” asegura que de enero a junio de 2007 se generaron 866 mil 900 empleos con registro en el Seguro Social.
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