Por Alvaro Cepeda Neri
Conjeturas
Sabrán los lectores de la Feria Internacional del Libro, celebrada en la capital de Jalisco, donde se entregó el Premio de Literatura Juan Rulfo al escritor Fernando del Paso por su obra realizada desde 1946, que en 1987 publicó su celebrada novela: Noticias del imperio (y que la edición mejor presentada es la Muchnik editores). Del Paso, pues, se resistió hasta el último momento a recibir de Calderón la distinción, hasta que Carlos Fuentes, el mediocre y oportunista escritor para acomodarse en el poder presidencial a la mexicana del PRI al PAN como mandan los cánones del servilismo ideológico, intervino como "negociador". Y para ser invitado a la mesa, dentro y fuera de Los Pinos.
Resulta que Calderón tomó la iniciativa (aconsejado por Cortázar, Mouriño, Nava y su cuidadora de imagen: Alejandra Soto) y le envió una carta de felicitación a Fernando del Paso. Este le contestó y sin más le agradeció, haciéndole saber que por sus convicciones y alegatos contra su ascenso (legal, pero ilegítimo), no aceptaba recibir de sus manos el premio. Calderón insistió ahora por medio de Carlos Fuentes y éste medio convenció a Del Paso, con el pseudoargumento de que no acceder le haría "daño" a los escritores. Fue así que Fernando del Paso, con gesto de disgusto, aceptó la presencia de Calderón.
Del Paso no tenía contemplado asistir a la ceremonia, en primer lugar, porque sigue muy enfermo; haciendo un esfuerzo, estuvo en la Feria del Libro. Calderón, para estar presente, ordenó a su poderosa guardia de seguridad tomar, casi por asalto, la sede, sitiarla e impedir que asistieran los visitantes, salvo los escogidos; no obstante, al entrar una voz femenina le gritó: "¡espurio!". Hubo un gran malestar y la imagen de Calderón se fue, nuevamente, a los suelos y no obtuvo el reconocimiento que buscaba del novelista.
Fernando del Paso, una vez que Calderón, de pisa y corre se dio su baño de "cultura", ratificó que mantiene sus juicios sobre la pasada elección presidencial: "Creo que es muy posible que Calderón haya ganado por 500 mil votos, pero esos votos se los arrebataron a López Obrador muy a la mala, en una de las campañas más sucias que he visto yo en mi vida en México: una campaña de infamias, de calumnias, verdadera y absolutamente vergonzosa", como consignó en su nota el corresponsal Juan Carlos G. Partida (La Jornada: 26/XI/07).
Del Paso ha insistido en su examen del proceso electoral y como en el filme: Réquiem por un imperio, cuando en un concierto de la orquesta de Berlín, su director Wilhelm Furtwängler al ser felicitado por Hitler, con el pañuelo para quitarse el sudor, discretamente se limpió la mano estrechada; con parecido gesto Del Paso, tras la despedida de Calderón, volvió a manifestarle su descalificación. Y es que el escritor, a diferencia de Fuentes, es un hombre al que no lo hacen cambiar los premios ni los elogios. Y mucho menos está dispuesto a otorgar legitimidad. Como escribió Cosío Villegas de Juárez: era "un hombre de principios". Y Del Paso también.
Sí, pero se da sus descansitos mientras recoge su premio, y eso es chafa.
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