Emir Olivares Alonso
Un mes después de las inundaciones en Tabasco y Chiapas, el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) realiza varias investigaciones para determinar qué sucedió durante el fenómeno climatológico y cómo prevenir desastres similares.
Entre las primeras conclusiones, los investigadores destacaron que, aunque “no se pueden observar errores en el manejo de las presas, éstas se pudieron optimizar”; que los pronósticos del Servicio Meteorológico Nacional no fueron los adecuados, y que, aunque horas antes las autoridades sabían que Villahermosa se iba a inundar, no se avisó ni evacuó a la población”.
Jorge Zavala, uno de los universitarios que participan en el análisis, señaló: “es el colmo”.
Agregó que hubo varios elementos que originaron la tragedia: obras no realizadas, asentamientos irregulares en zonas riesgosas, pronósticos imprecisos, mal mantenimiento de las presas, asolvamiento de los ríos, deforestación de la zona, falta de planes de contingencia e inclusive no haber informado a la población. Por ello, el cambio climático y el nivel del mar no fueron los responsables directos de las inundaciones.
“Hay evidencias de que el clima global ha cambiado y continúa haciéndolo. El aumento de la temperatura se evidencia cada vez más; sin embargo, es difícil atribuir al cambio climático cada desastre hidrometeorológico que se presenta en alguna región o localidad”, destacó.
Para explicar el desastre, añadió, se tienen que revisar los factores que en cada región y localidad afectada “permitieron una construcción social del desastre”.
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