Gloria Muñoz Ramírez
“No lo escondemos: somos soñadores. Queremos impedir que la potencia militar más grande del mundo se instale en el patio de nuestra casa”, señalan desde la legendaria ciudad de Vicenza, Italia, los activistas que desde hace casi dos años mantienen un plantón permanente junto a una de las siete bases militares que Estados Unidos sostiene en Italia, y que pretende ser ampliada como punto estratégico para las acciones bélicas estadunidenses en Afganistán, Irak, Albania, Libia, Túnez, Ruanda y Somalia.
La lucha contra la ampliación del cuartel de Vicenza es una lucha contra la guerra y, en el ámbito local, por la defensa del territorio. Actualmente, aunque sin los reflectores mediáticos atraídos por las multitudinarias manifestaciones que han logrado convocar en otros momentos, el movimiento de Vicenza sigue representando uno de los desafíos más importantes para el actual gobierno.
El movimiento contra la ampliación de la base militar ha sido un espacio de encuentro, concientización y politización de una sociedad local que aprende formas comunitarias de lucha y convivencia. Ahora conforman “un movimiento que se afianza entre y con la gente de Vincenza a través de iniciativas y continuas manifestaciones”. A lo largo de todos estos meses sin claudicar, han cortado los conductos que servían a la nueva base estadunidense, han ocupado la Basílica Palladiana, han plantado 150 árboles en el interior de la base militar Dal Molin; y, recientemente, han bloqueado, durante tres días y tres noches, las mejoras del terreno para las instalaciones bélicas.
En mayo de este año un grupo de activistas nos recibió en el plantón permanente, espacio en el que la participación de las mujeres no puede pasar desapercibida. Son ellas las que fueron a Florencia a boicotear a la ABC, empresa encargada de los trabajos de mejoramiento del terreno. Son mujeres las que, explicaron entonces, tienen en esta lucha su primera participación política y su primera causa.
Pero, como ellas lo explican, “Vicenza sola no es suficiente para sostener esta lucha. Vicenza sólo es un pueblo dentro de la gran comunidad que cree en otro mundo posible”. En este sentido, están convocando una vez más a la comunidad italiana y a la solidaridad internacional a una movilización europea de tres días (14, 15 y 16 de diciembre) que tiene como objetivo “ensanchar nuestros horizontes, conocer nuevas comunidades, compartir otras luchas y demostrar que la situación de Dal Molin sigue en pie”. El 15 de diciembre una manifestación recorrerá las calles de Vicenza bajo la consigna de que “si se sueña solos, sólo es un sueño; si se sueña juntos es la realidad que se pone en marcha”.
La base militar de Vicenza actualmente acoge a 2 mil 750 soldados de la 173 brigada aerotransportada. El objetivo del Pentágono es duplicar su superficie para albergar al resto de efectivos de ese grupo (mil 800) que se encuentran en Alemania. El proyecto, con un costo de 500 millones de euros, es el lugar idóneo para las actuaciones bélicas estadunidenses en Medio Oriente y África.
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