Carlos Fernández-Vega
Conocido el maravilloso crecimiento de la economía mexicana en 2007 –igual al de Haití y Bahamas (3.3 por ciento); similar al de Belice, Granada y Nicaragua (3 por ciento); inferior al de Barbados y Santa Lucía (4 por ciento) y muy por debajo del promedio latinoamericano (5.6 por ciento)–, el futuro inmediato se ve coronado con las proyecciones que para 2008 ha divulgado el ex presidente de la Reserva Federal y gurú de muchos, Alan Greenspan, quien advierte del “aumento claro” de las probabilidades de una recesión en Estados Unidos y sobre la “cercanía” del “estancamiento económico” en ese país, con re-percusiones, obvio, en su vecino del sur.
Sabido es que si la economía estadunidense no crece mucho menos lo hará la mexicana, que de por sí muestra claras señales de raquitismo que la tecnocracia se niega a corregir. Pero como dice el gurú, “alguien que tiene un sistema inmunológico que no funciona muy bien está sujeto a todo tipo de enfermedades, y la economía en estos niveles de crecimiento está sujeta a todo tipo de posibles sacudidas (…) la de Estados Unidos es mucho más vulnerable con los actuales niveles de crecimiento”. ¿Qué será entonces de la mexicana, con su creciente grado de dependencia del norte?
Oscuro panorama el de 2008, año en que si bien van las cosas la economía mexicana reportará 3.3 por ciento de incremento en el PIB, lo que a todas luces no alcanza ni para el discurso. En vía de mientras, un paseo, cortesía de la Cepal, por las cuatro economías que mejores tasas de crecimiento han reportado desde hace cuando menos cuatro años atrás, aunque con enfoque al cierre de 2007:
Argentina: la actividad económica del país volvió a mostrar un destacado crecimiento en 2007. La variación del PIB fue similar a la del año anterior y superó 8 por ciento, con lo que se prolongó la notable fase expansiva que siguió a la crisis de comienzos del decenio. El nivel de actividad fue casi 25 por ciento mayor al máximo registrado en 1998. En 2007 también se observaron aumentos considerables en la demanda interna, sobre todo de bienes duraderos, inversión privada y gasto de gobierno. El coeficiente de inversión con relación al PIB (a precios constantes) sería de 23 por ciento, cifra mayor que los máximos de la década anterior. Por su parte, el empleo continuó creciendo apreciablemente. Hacia finales de año, la tasa de desocupación se redujo a cerca de 8 por ciento, situación que se reflejó en incrementos salariales. Las incidencias de la pobreza e indigencia siguieron a la baja, 23.4 y 8.2 por ciento de la población, respectivamente, en el primer semestre de 2007, en comparación con 54 y casi 28 por ciento de cuatro años atrás. Para 2008 se calcula un crecimiento de 6.5 por ciento.
Venezuela: para 2007 se proyecta un crecimiento superior a 8 por ciento, debido al dinamismo de la demanda interna. En los tres primeros trimestres del año el PIB creció 8.4 por ciento, impulsado por la actividad no petrolera (9.9 por ciento), mientras la actividad petrolera cayó 6.1 por ciento. Los sectores más dinámicos fueron comercio (18.3 por ciento), comunicaciones (23.2) y servicios financieros (22.2), en tanto, la construcción creció sólo 12.5. En cuanto a la demanda, se observó un aumento del consumo (16.5 por ciento) y la inversión (22.7), lo que reflejó el crecimiento del volumen importado (31.1), mientras las exportaciones disminuyeron (3.9). Para 2008 las autoridades prevén un crecimiento cercano a 6 por ciento, el mantenimiento del tipo de cambio en 2.15 bolívares por dólar y una inflación media anual del 11 por ciento.
Panamá: en 2007, el PIB registró un crecimiento de 9.5 por ciento, impulsado por el dinamismo de la demanda externa e interna. Por cuarto año consecutivo, el PIB por habitante se incrementó en forma sustancial (7.7 por ciento). El saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos experimentó un aumento moderado equivalente a 3.9 por ciento del PIB, debido a que se elevaron las importaciones y el déficit del gobierno central se situó en 0.5 por ciento. Los precios al consumidor subieron 5.8 por ciento, más del doble que en 2006, tasa que no se registraba desde hace más de dos décadas y que obedeció a altos precios de las importaciones y a rezagos en varios sectores productivos. La tasa de desempleo descendió significativamente, producto del alto dinamismo económico, y se llevaron a cabo algunos ajustes salariales. Para 2008 se prevé que se mantenga un crecimiento elevado, aunque levemente menor (8.5 por ciento).
República Dominicana: en 2007 esta economía creció 7.5 por ciento, tasa más moderada que en 2006, pero mayor que la prevista en el programa monetario (6 por ciento). La inflación anual llegó a 7 por ciento. Se obtuvo un superávit fiscal de uno por ciento del PIB y la cuenta corriente fue deficitaria en cerca de 3 por ciento. Debido a la desaceleración de la economía internacional, se espera que en 2008 el PIB tenga un aumento de 5.5 por ciento, proporción considerablemente inferior a la observada en el trienio precedente, pero más cercana a la tendencia de la economía en el largo plazo.
Las rebanadas del pastel
Ayer los consejeros del IFE perdieron por segunda vez la oportunidad de renunciar en bloque (la primera fue cuando se anunció el cambió de piezas en el instituto), ante la incapacidad de los partidos políticos de ponerse de acuerdo. Entonces, lo único que sucedió es que Luis Carlos Ugalde una vez más se disfrazó de mártir y las bancadas en San Lázaro le regalaron el atuendo.
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