Por Ricardo Andrade Jardí
La nueva cruzada yanqui contra Argentina, se suma a la agresión fascista contra Venezuela y Bolivia, las derechas mundiales que han de arraigar en una buena parte de la "izquierda" planetaria el Consenso de Washington, es decir la idea de que Estados Unidos es una democracia, además del país más poderoso, o bien la idea de que en los países llamados democrático (del primer mundo) las decisiones las toma el voto de la mayoría y por eso hay que aspirar a convertirnos en copia de la Unión Europea o en un reflejo de Estados Unidos.
El Consenso de Washington, es el instrumento de manipulación que hace de muchos de los intelectuales de izquierda en el tercer mundo, intelectuales orgánicos (involuntarios) y sujetos desapegados de la realidad concreta en busca de "concienciar" desde su computadora a los deseducados ciudadanos de los países en "vías de desarrollo", es decir, en países de poca vocación democrática, como lo son, desde el imaginario de ese consenso, Argentina, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Uruguay y en sí todo el Cono Sur que, con excepción de Colombia, ha decidido girar hacia una política social que por supuesto los aleja "radicalmente" de la global y "aceptada" economía del libre mercado y la hamburcolademocracia que se impone en casi todo el planeta... "civilizado".
Los intentos millonarios de la Casa Blanca de desprestigiar a Chávez en Venezuela, de los cada día más cercanos intentos golpistas de las clases altas en Bolivia contra Evo Morales, como antes lo hizo en el Chile de Allende y en la Nicaragua Sandinista, y ahora también contra la Argentina, en pos de mantener el control energético del continente y el beneficio impune de sus saqueadoras corporaciones, sumados a los intereses del empresariado europeo, nos hablan de ese mundo globalizado que de pronto pasó de la civilización a la barbarie, tras los pasos de Estados Unidos y donde el discurso democrático termina ahí donde los intereses económicos de los grandes capitalistas se ven afectados, por políticas de justicia social, que al parecer sólo deben ser aplicadas en el primer mundo, la nueva embestida criminal de Washington contra Argentina, y particularmente contra su nuevo gobierno, es una estrategia más por derrumbar la unidad latinoamericana que tan sólo hace diez años parecía imposible, es una estrategia contra toda forma de soberanía que no venere la ley impuesta aunque no escrita del Consenso de Washington, en beneficio exclusivo de la hegemonía gringa sobre el control energético del continente, al sur de América una pandilla de cretinos, según el Consenso de Washington, ha decidido otorgarle un política de esperanza a sus pueblos y la construcción de una sociedad más justa, no es ni será nunca un ideal de la trasnacional "Democracia Corporation S.A.", la fundación del Banco del Sur, conformado por Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Ecuador y Venezuela es una respuesta alternativa contra los organismos financieros mundiales, controlados por Estado Unidos, a una política que durante años ha favorecido la corrupción y la impunidad de sistemas y gobiernos antidemocráticos avalados y certificados por Estados Unidos y al servicio de sus corporativos intereses. Esa es la razón por la que la telecracia latinoamericana financiada desde la Unión Europea y Estados Unidos han emprendido una difamante y enajenante estrategia contra el supuesto avance del populismo latinoamericano, "las democracias" mundiales defienden sus intereses y entre ellos el bienestar social del tercer mundo no es un objetivo, sino todo lo contrario.
Pero debemos saber que la suerte de Bolivia o Argentina, por ejemplo, es también la suerte de todo el continente, es necesario que los intelectuales de izquierda despierten de su estupidez y reconozcan su alienación al imaginario impuesto del Consenso de Washington, para que se dispongan a ser carne de protesta popular junto a sus pueblos en defensa de nuestra dignidad continental.
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