Ricardo Andrade Jardí
Gracias al regalo dictatorial que el otrora Congreso de la Unión, hoy más conocido como el abrevadero de la corrupción, nos ha dado a la nación por Navidad, aquel que legaliza un estado tiránico y posesiona la visión militarista contra la disidencia, que es lo que busca en realidad la reforma judicial, una "ley", que ampare la barbarie de un estado ilegítimo e incapaz de ver más allá de los empresariales y corruptos intereses de una oligarquía tentada por el "gusto" represivo.
La campaña de odio desatada a partir del proceso electoral del 2006 ya anunciaba el interés represivo que lo que el empresariado FOBAPROA pretendía para nuestra nación, donde los pederastas se amparan al cobijo de las cortes y las luchas sociales se equiparen al terrorismo, un país donde los APPO terminen en Almoloya y los Ulises Ruiz gobiernen Oaxaca, al lado del impresentable "góber precioso" el "héroe del México" del fraude y la usurpación, que le ha hecho saber al mundo que la justicia en México vale tan sólo dos botellas de coñac...
En nuestra nación telebasura, el Congreso de la Unión donde se refugian tras el fuero presuntos narcotraficantes y violadores sexuales de niños y niñas, que además han amasado "inexplicables" (para decirlo coloquialmente, pues en realidad son muy explicables) fortunas, se aprueban leyes que permiten que nuestra analfabeta policía, sin permiso de juez, que para el caso es lo mismo, entre en nuestras casas, atormente a nuestras familias y nos despojen de nuestro precario patrimonio, para después previa "calentadita", se nos presente, si bien nos va, sin acusación alguna, ante un Ministerio Público, que para el caso también es más de lo mismo, para que se nos finque quién sabe cuántos delitos.
Ese es el México de la "honestidad y el progreso" que, el Consejo Coordinador Empresarial y la Cámara Nacional de Comercio, nos venden como democrático, ese es precisamente el México en el que pretenden vendernos la mentira como libertad de expresión.
El asunto es grave y conviene estar preparados para lo que será la próxima década, la pretendida reforma del sistema de justicia, no sólo hará "expedita la sentencia", sino que además garantiza "la culpabilidad inmediata". La reforma es en realidad el paso fundamental para el estado de excepción que la derecha empresarial ha impuesto. Un estado donde, como en cualquier dictadura, las oligarquías roben, todo lo que puedan, al amparo de la represión, al tiempo que se extermina toda forma de vida resistente. Es el México que entrará en vigor en los próximos días. Que nadie se equivoque: la delincuencia organizada es la que desgobierna este país y será la única que salga intacta de la guerra ya declarada entre las subjetividades represivas nacidas de la corrupción y la impunidad, frente a las subjetividades de resistencia que tontamente han intentado transitar por la vía pacífica contra un sistema que ya no reconoce más que la violencia como su forma y la corrupción como su fondo.
Es conveniente no seguir en el engaño, sólo un amplio frente de resistencia civil, de frontera a frontera y de costa a costa, podrá parar lo que ya parece inevitable: la larga noche de la dictadura está frente a nosotros, es el momento de detenerla o de sufrir el largo insomnio de sus consecuencias.
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