La “contra” va con todo
Foto: janet schwartz
Más de mil 500 indígenas se reunían la noche del 17 de noviembre en la comunidad de La Garrucha, mientras otros tantos acudían a los centros de gobierno rebelde llamados “Caracoles” de los ejidos Morelia, Oventic y La Realidad, narra la edición 1623 de Proceso. Celebraban los 24 años de vida del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). No lejos de los enclaves guerrilleros, miles de soldados permanecían alerta en 79 puestos militares diseminados en la Selva Lacandona, los cuales han sido reforzados con fuerzas especiales desde que Felipe Calderón asumió la Presidencia. Han pasado 13 años del inicio del conflicto y 24 de la formación del EZLN. Al hacer un recorrido por dos de las cañadas más militarizadas –Ocosingo y Las Margaritas–, así como en la zona de Los Altos, se confirma que se han construido carreteras en la región bajo influencia del EZLN y se realizan despojos de tierras que estaban controladas por las bases de apoyo zapatistas desde 1994.Entre estos caminos de asfalto y terracería de la selva y la montaña, los antiguos puestos militares se han convertido en pequeños cuarteles bien fortificados, sobre todo donde el EZLN mantiene su fuerza desde 1983.A la fuerte presencia militar, que de por sí genera riesgos de enfrentamientos, hoy se suman en el área brotes de conflictos por la tenencia de la tierra, ya que los zapatistas declararon “recuperadas” 250 mil hectáreas que pertenecían a rancheros, caciques y políticos, como el exgobernador Absalón Castellanos.En la actualidad pretenden apropiarse de esos territorios organizaciones campesinas apoyadas por los gobiernos estatal y federal, de manera que se gesta una crisis similar a la ocurrida en los últimos meses de 1997 y que derivó en la matanza de Acteal, destaca el reportaje que publica Proceso en su número 1623.
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