Sin petróleo se nos quitaría la posibilidad del desarrollo independiente, expresa en entrevista
■ Mouriño no será candidato en 2012, carece de cultura política; es “un pirrurris frívolo, ambicioso y ladrón”
■ Estoy seguro de que a Calderón no le gustaría que ganara Alejandro Encinas en el PRD
Roberto Garduño
De materializarse la “acción concertada” entre las autoridades y empresas trasnacionales con el fin de apropiarse del petróleo, se arrastraría al país a una condición de mayor frustración, y “metería al pueblo de México a una situación de violencia”, considera Andrés Manuel López Obrador.
El político tabasqueño se da tiempo de diagnosticar que en su partido no habrá polarización insalvable tras la elección de nueva dirigencia nacional y mucho menos desbandada. Al preguntársele sí abandonará las filas del partido del sol azteca ante un probable triunfo de Jesús Ortega, replica de inmediato, “¡no, no, no creo que nadie se vaya!”. No obstante, advierte, en referencia al líder de Nueva Izquierda: “no se puede andar titubeando, no se deben permitir medias tintas, y mucho menos que el partido se convierta en partido palero”.
Durante el trayecto entre Tepic y el empobrecido municipio de Huajicori, López Obrador responde a la entrevista con este diario. Pausado, sin agobiarse por la intensidad de su labor diaria, sostiene la urgencia de emprender una auditoría técnico-administrativa al sector energético nacional.
–Una vez descubierto el intento de privatizar Petróleos Mexicanos (Pemex), ¿el gobierno federal aún sostendrá su afán de impulsar reformas constitucionales o a la legislación secundaria en materia energética?
–Debe verse esta privatización en el marco de la política económica que han venido aplicando en los últimos 25 años; detrás de esta política, independientemente del discurso, hay un afán de lucro, detrás de todo está la codicia, manifiesta en los negocios de las minorías de derecha.
“El propósito para apropiarse de un bien público es una falacia, porque no hay escasez de recursos, hay ingresos por concepto de petróleo; tenemos técnicos e ingenieros, geólogos con experiencia, y en el caso de que no se puedan armar pronto equipos de exploración y perforación con técnicos nacionales puede contratarse este tipo de trabajo, puede contratarse la tecnología, hay mercado, no es irremediable que tengamos que asociarnos con empresas extranjeras.”
–¿Qué personajes, desde el poder político promueven la desnacionalización?
–Quienes promueven esta privatización, y al mismo tiempo tienen compromisos con empresas trasnacionales, forman un grupo en el gobierno usurpador, en el que se encuentran (Felipe) Calderón, Juan Camilo Mouriño, César Nava, Alfredo Elías Ayub y Dionisio Pérez Jácome, hijo.
–¿A quién sirven estos funcionarios de los que usted habla?
–Ellos son empleados de las grandes trasnacionales y de los grandes traficantes de influencias del país; aunque no tienen el dinero de los grandes sí aspiran a eso. Se comportan como nuevos ricos. Quieren retornar al porfirismo, volver a esos tiempos, cuando había un Estado dentro de otro Estado.
“Esta (auditoría) deberá comprender los siguientes eslabones: el manejo presupuestal de los ingresos petroleros, y en particular de los excedentes que se obtuvieron durante el gobierno de Vicente Fox; conocerse todos los acuerdos que se han tomado en el sector energético para entregar concesiones, permisos, a empresas nacionales y multinacionales, en especial los contratos otorgados a las empresas extranjeras para la generación de energía eléctrica.
“A esto se sumaría la revisión de los Pidiregas (proyectos de inversión diferidos en el registro del gasto), deuda que se elevó de forma alarmante en los últimos ocho años. Y en el caso de la participación de Juan Camilo Mouriño en negocios privados al desempeñarse como legislador federal, debe llegarse al fondo, investigar la responsabilidad de Calderón, porque él era su jefe, y es un hecho que la familia Mouriño ayudó a Calderón, incluso él usaba el avión de esa familia en campaña. Deben conocerse todos los contratos, no sólo los otorgados por Pemex a la familia Mouriño, sino los contratos otorgados por la paraestatal a políticos panistas.”
–¿Qué instancia deberá aplicar la fiscalización, si sobre el auditor superior, Arturo González de Aragón, pesa la sombra de su colaboracionismo con el poder establecido?
–Eso lo tienen que resolver los grupos parlamentarios de PRD, PT y Convergencia. Puede que se haga a través de ASF, pero pidiendo que se actúe con rectitud y que se contraten auditores externos de probada honestidad; ése debería ser el mecanismo, no encuentro institucionalmente otro. Sin duda hay tráfico de influencias, que se traduce en una especie de acción concertada para apropiarse de un bien nacional.
–A pesar de todo, ¿observa usted en Mouriño al candidato del PAN a la Presidencia de la República en 2012?
–No, no, no lo veo así. Es un político menor, sin cultura política, sin compromisos con la gente, un pirrurris frívolo, ambicioso y ladrón.
–¿Qué condición guarda el movimiento nacional que usted encabeza?
–Sostengo que si se nos quita el petróleo se nos quita la posibilidad de emprender el desarrollo independiente. Esto implica un retroceso que metería al país en una situación de mayor frustración, metería al pueblo de México en una situación de violencia. Sólo quedaría por delante luchar por la recuperación de estos bienes, pero sostengo que sería muy difícil, costaría mucho por razones geopolíticas. El volver a hacer la expropiación, después de que entreguen el petróleo las compañías extranjeras, va a costar mucho.
–¿Qué costaría?
–Mucho sufrimiento. La emancipación del pueblo y el rescate de la soberanía sería algo muy difícil de recuperar. ¡Sería muy irresponsable abrir la puerta y vulnerar principios de soberanía!
–¿El movimiento en defensa de la soberanía podría radicalizarse en algún momento?
–Hay que evitar que haya violencia, tenemos que conducir el movimiento por la vía pacífica; resistencia civil pacífica. ¡Evitar la violencia!
–¿Ya hay intentos de provocación desde el poder?
–¡Sí! No debemos caer en la trampa de la violencia. Se tiene que hacer un gran esfuerzo de organización y de concientización para no caer en la trampa. Hay que actuar con mucha responsabilidad.
–Desde los medios gobiernistas se alienta a la confrontación abierta entre usted y Cuauhtémoc Cárdenas –se le insiste.
–Entre él y yo no hay diferencias de fondo, somos personalidades distintas, pero se coincide en lo fundamental; no debe pensarse que el ingeniero Cárdenas vaya a apoyar la privatización, ni abierta ni disfrazada. Eso es lo que quisieran nuestros adversarios; lo han deseado desde hace mucho tiempo; desde la campaña presidencial decían que el ingeniero Cárdenas es un personaje responsable, de una izquierda sensata, para tratar de ubicarme a mí como un extremista; incluso los elogios acerca del buen comportamiento del ingeniero Cárdenas venían de Carlos Salinas y de Claudio X. González, toda esa gente que en su momento combatió de manera terrible al ingeniero Cárdenas, pero esto es parte del tejemaneje de la política.
–¿Espera una respuesta popular mayoritaria para echar abajo el intento de reforma?
–Sí, creo que la gente va a responder y de eso dependemos. Eso es lo único que tenemos, pero es lo más valioso.
–¿Si no se responde? –se le reitera.
–Si el pueblo no responde, si nos quedamos solos va a ser más complicado. Ahí está la clave de todo. En la participación de la gente.
En el PRD, que los militantes decidan
–A usted se le identifica como impulsor de Alejandro Encinas –se le plantea.
–Tengo el derecho de opinar; considero que Alejandro Encinas es una gente honesta y definida en favor del proyecto alternativo de nación y por eso estoy con él, y que los militantes del PRD decidan.
–De Jesús Ortega, ¿qué opinión tiene?
–Pues es un compañero del PRD como los otros candidatos, Alfonso Ramírez Cuéllar y Camilo Valenzuela, todos tienen el derecho de participar, nada más que yo sostengo que en estos momentos se requiere de una mayor definición en la dirección del PRD; no se puede andar titubeando, no se deben permitir medias tintas, y mucho menos que el partido se convierta en un partido palero. No me ha gustado mucho que los más tenaces adversarios nuestros, quienes nos atacan en los medios de comunicación se dediquen a hablar de la sensatez de algunos candidatos del PRD, y es muy evidente, yo estoy seguro de que a Calderón no le gustaría que ganara Alejandro Encinas.
–¿Usted cree que a Felipe Calderón le gustaría que ganara Jesús Ortega?
–Le repito que a Calderón no le gustaría que ganara Encinas.
–Gane quien gane en la elección del domingo 16 de marzo, ¿no habrá polarización?
–No. Yo creo que ya existe al interior del PRD, no de ahora, de siempre, una diferenciación, por eso hay corrientes y hay posturas distintas, nadie debe extrañarse por eso, no hay en el PRD personaje único.
–Ya se habla de desbandada.
–No creo que se vaya nadie…
–¿Usted se iría si ganara Ortega?
–No. No, no creo que se vaya nadie. Porque el PRD ha sido así siempre, no ha habido políticamente hablando una postura, incluso yo diría que en eso también radica la importancia del PRD y de la izquierda, que vive en la pluralidad, en el debate de ideas, no creo que haya ruptura.
–Si ganara Alejandro Encinas, ¿usted mantendría una independencia de él?; ya se dice que usted lo manipularía.
–¡Claro que mantendríamos independencia! Mire, Alejandro es un hombre con trayectoria política propia. Es un hombre con principios, y con criterio, él no permitiría que nadie lo manipulara, Alejandro no es un pelele.
–¿Usted entraría en un juego de ese tipo?
–Yo no tengo como forma de relacionarme con otros compañeros pedirles subordinación; no soy un cacique. Le voy a poner dos ejemplos: me sustituyó en el gobierno de la ciudad Alejandro Encinas, y durante el tiempo que él fue jefe de Gobierno si hablamos dos veces fue mucho, ni por teléfono; ya una vez que dejé el gobierno no volví a meterme en asuntos de la ciudad; el otro ejemplo es Marcelo Ebrard, yo simpaticé con él durante la campaña porque consideré que era la mejor opción para nuestro movimiento; yo a Marcelo no le sugiero absolutamente nada. La lealtad en los hombres es relativa, y en ocasiones cae en la abyección, la lealtad que nos importa a nosotros es la que se expresa, manifiesta y pone en práctica en favor de un proyecto de transformación.
–¿Qué análisis merece la labor de Leonel Cota Montaño al frente del PRD?
–Mi opinión es buena, es muy buena, tengo muy buena opinión de Leonel. A escala nacional nunca se entregó al régimen.
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