El Correo Ilustrado
Contra la privatización del petróleo
Privatizar, con el nombre que se le quiera dar, es despojo triple: a la gran herencia de la soberanía, a la nación de hoy y a las generaciones siguientes.
Oponerse a la privatización del petróleo es sustentar las realidades y las esperanzas en la ley.
Comité de Intelectuales en Defensa del Petróleo. José Emilio Pacheco, Sergio Pitol, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Fernando del Paso, Enrique González Pedrero, José María Pérez Gay, Lorenzo Meyer, Margo Glantz, Arnaldo Córdova, Rolando Cordera, Hugo Gutiérrez Vega, Laura Esquivel, Guadalupe Loaeza, Ida Rodríguez Prampolini, Héctor Vasconcelos, David Ibarra, Carlos Payán, Luis Javier Garrido, Carlos Pellicer y Enrique Semo
Consideraciones respecto de la pretendida reforma
Ante la cuestión ¿están formalmente legitimados los senadores y diputados para cambiar el régimen de propiedad de los hidrocarburos, de propiedad de la nación a propiedad de unos cuantos, y sobre todo extranjeros?, responder a la pregunta me lleva nuevamente a El futuro de la democracia, del politólogo y filósofo de la política, el turinés Norberto Bobbio.
En efecto: en México entendemos por democracia al régimen en el que los ciudadanos adultos tienen derechos políticos y existe el sufragio universal. Luego con Karl Popper, nuestra democracia significa que podemos deshacernos de nuestros gobernantes sin derramamiento de sangre.
Ahora bien, diputados y senadores nos representan. Pero se debe responder a dos preguntas: ¿cómo nos representan?, y ¿qué cosa representan?
A la primera se responde que los legisladores representan a los mexicanos o como delegados o como fiduciarios. Pero en ambos sentidos, la propiedad de la nación, el petróleo, ni son nuestra voz ni tampoco les hemos otorgado fiducia respecto de los intereses de la nación, menos aún transferir los derechos nacionales a terceros.
A la segunda cuestión se responde que los legisladores nos representan o bien respecto a nuestros intereses generales como ciudadanos, o bien respecto a los intereses particulares de los mismos. Nuevamente, en ambas direcciones, el pueblo de México no ha concedido ser representado en materia de petróleo.
Por consiguiente, a los legisladores, en tanto que representantes, no se les ha otorgado la facultad ni de delegado ni de fiduciario, y los intereses generales de los mexicanos consisten en que el petróleo siga siendo propiedad exclusiva de la nación, así como los instrumentos de exploración, explotación, conducción y refinación. Vayamos en materia de energía a la democracia directa.
Atentamente.
Rubén Mares Gallardo, Escuela Superior de Física y Matemáticas, IPN
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