martes, mayo 27, 2008

Al menos un lustro seguiremos importando maíz, dice Sagarpa

Las compras de frijol libres de arancel serán por 100 mil toneladas

Se reúne Cárdenas Jiménez con ministros de agricultura de CA y el Caribe

Matilde Pérez (Enviada)

Texcoco, Méx., 26 de mayo. Por más esfuerzos productivos que se hagan, México seguirá importando maíz amarillo y blanco al menos durante los próximos cinco años, sostuvo el secretario de Agricultura, Alberto Cárdenas Jiménez, al iniciar una reunión con ministros y responsables de agricultura de 13 países de Centroamérica y el Caribe.

Al detallar algunos aspectos de las acciones para apoyar la economía de las familias, cuyo programa se dio a conocer el pasado domingo por el presidente Felipe Calderón, el titular de Sagarpa puntualizó que las importaciones de frijol libres de arancel serán por 100 mil toneladas y para los fertilizantes la institución destinará 300 millones de pesos, y que con un apalancamiento de Fira y Finrural se llegará así a 5 mil millones de pesos para la adquisición de 1.8 millones de toneladas de agroquímicos, los cuales serán distribuidos principalmente a productores con menos de 3 hectáreas.

La ayuda para que los campesinos con menor superficie productiva accedan al agroquímico consiste en darles un apoyo de 500 a 600 pesos por hectárea y en el momento en que vendan su cosecha paguen dicho monto, pero será para formar una bolsa común “con nombre y apellido para el siguiente ciclo productivo; funcionará como un fondo revolvente destinado exclusivamente a la compra de fertilizantes”, explicó.

En entrevista, durante la reunión técnica sobre seguridad alimentaria, con ministros de agricultura de Centroamérica y el Caribe, en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), Cárdenas Jiménez insistió en que el país no enfrenta un problema de desabasto de alimentos, sino de precios elevados, y de ahí las acciones que el pasado domingo se iniciaron en apoyo a la producción agrícola y a la economía familiar. Por eso se estudia la posibilidad de elevar el subsidio del Procampo (que actualmente asciende a 100 dólares por hectárea) y la determinación de destinar 4 mil 300 millones de pesos anuales, en lo que resta de esta administración, al programa ganadero, el cual ya se amplió a ovinos, caprinos y avicultores.

Agregó que otra de las metas es atender “el puente roto” que desde hace décadas se tiene con la ciencia y la transferencia de tecnología para el campo; a este rubro en 2008 se destinarán 300 millones de pesos, pero se invertirán en investigaciones que sean utilizadas y asimiladas por los productores, “ya no se invertirá en estudios que se queden en los anaqueles de las instituciones o que beneficien exclusivamente a sus autores”, acotó.

Antes, el director general del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, Thomas A. Lumpkin, asentó que ante el aumento del precio de los alimentos es urgente cambiar la visión hacia la agricultura. “Hoy hay que afrontar los graves problemas que surgieron en décadas recientes y que no fueron atendidos por descuido a las cuestiones de seguridad alimentaria; hoy nos damos cuenta de que hay que actuar con urgencia y transformar, con una visión de largo plazo y haciendo inversiones inteligentes, la producción de alimentos.”

A los ministros de agricultura de Centroamérica y el Caribe, el director del CIMMYT los convocó a tomar decisiones estratégicas, considerando la producción de alimentos como un recurso nacional y a la agricultura como sustento para millones que viven en la pobreza.

Les pidió su ayuda para convencer a organismos patrocinadores de que financien proyectos que favorezcan la investigación en las áreas donde se concentra la pobreza extrema, y que replanteen sus relaciones con dicha institución internacional, ya que en varios países latinoamericanos –Chile, Bolivia, Ecuador, Perú, Paraguay, Uruguay– se tuvo que cerrar las oficinas por falta de presupuesto. “Consideren –dijo– brindar apoyo directo a la investigación que realizamos en aras de incrementar la producción de alimentos y la productividad agrícola en América Latina.”

Finalmente insistió en que ante las cambiantes circunstancias económicas y climáticas, los agricultores necesitan apoyo técnico y sugirió el uso de tecnologías avanzadas, como cultivos genéticamente modificados y la promoción de un comercio justo.

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