Carlos Fernández-Vega
La extranjerización del sistema financiero que opera en el país, el mismo que algunos ilusos aún llaman “mexicano”, se mantiene viento en popa, y el nuevo jirón se lo queda (¡sorpresa!) el capital español, aunque a los catalanes no les guste mucho ese gentilicio. Lo novedoso de este “desprendimiento” es que Carlos Slim está involucrado como vendedor: 20 por ciento de su grupo Inbursa.
Y lo mejor del caso es que tal venta huele a… petróleo con aroma de “reforma”. El hombre más rico de México, América Latina e intermitentemente del mundo, llegó a un acuerdo con la trasnacional española La Caixa (por medio de uno de sus tentáculos, Criteria Caixa Corporation) para que ésta le compre 20 por ciento del capital del Grupo Financiero Inbursa, en una operación que involucraría unos mil 500 millones de euros (alrededor de 2 mil millones de dólares), negocio que se concretaría en el mercado bursátil, o lo que es lo mismo, sin pagar impuestos.
De acuerdo con información que la Caixa entregó a la española Comisión Nacional del Mercado de Valores, la operación de compra-venta con el grupo de Slim se concretaría antes de finalizar el año, mientras la prensa española resumió el nuevo negocio de la siguiente manera (nótese el lenguaje): “Criteria Caixa Corp. ha protagonizado hoy su primer desembarco latinoamericano con la adquisición de 20 por ciento del Grupo Financiero Inbursa, el conglomerado financiero del empresario mexicano Carlos Slim, uno de los pocos grupos de capital todavía mexicano”.
Así es, México es de los contados países del mundo que ha entregado prácticamente todo su sistema financiero al capital trasnacional. En este sentido, pelea el liderazgo con algunos países africanos y otros europeos, producto de brutales guerras separatistas tras la caída del bloque soviético. Que no se preocupe el gobierno por la seguridad del sistema nacional de pagos, porque la “cesión” se acerca a 100 por ciento.
Y como los negocios no tienen frontera, límite, ni, sobre todo, ética, Carlos Slim decidió vender 20 por ciento de su grupo financiero a una trasnacional española (¡catalana!, que es distinto) que también es dueña de una porción (5.5 por ciento) de su máximo enemigo, que no rival, en materia de telefonía: Telefónica, que en México opera mediante MoviStar y su cancerbero Francisco Gil Díaz.
La Caja de Ahorros y Pensiones de Barcelona, La Caixa, es la tercera entidad financiera de España (después de BBVA y Santander Hispano, obviamente con lucrativos contratos en México), y entre sus propiedades se encuentran las siguientes: Repsol (12.7 por ciento), Gas Natural (35.5 por ciento), Aguas de Barcelona (27.7 por ciento) y Abertis (21.1 por ciento), todas ellas con exquisitos negocios en México. Aparte, el negocio financiero.
En México Repsol ha sido la consentida de varios gerentes de Los Pinos (Zedillo, Fox y Calderón) y beneficiada con multimillonarios contratos de Pemex, cuenca de Burgos incluida; Gas Natural (de México le llaman descaradamente) monopoliza la distribución y comercialización de dicho carburante en ocho de las 14 regiones en que se dividió la República para tal fin, ocupando la primera posición no sólo en este negocio, sino como verdadero azote de los consumidores; Abertis se quedó con la “concesión” de 13 aeropuertos “desincorporados” por la autodenominada “autoridad” (Tijuana, Mexicali, Hermosillo, Los Mochis, Manzanillo, Aguascalientes, Bajío, La Paz, San José del Cabo, Guadalajara, Puerto Vallarta y Morelia), y Aguas de Barcelona (27.7 por ciento) ha sido privilegiada con jugosos contratos municipales de diferentes zonas del país para que “administre” este negocio, que algún día fue un obligado servicio del “gobierno” hacia los “gobernados”. De allí que el término utilizado por la prensa española (“desembarco”) sea el correcto.
Lo mejor del caso es que apenas un mes atrás La Caixa (el 80 por ciento de Criteria le pertenece) hizo público su nuevo “enfoque” de negocios: “participar activamente en operaciones corporativas en el sector energético” en España “y el mundo”. Así, Carlos Slim representa su cabeza de playa en México para “incorporarse” al “fortalecimiento” de la industria petrolera (aún) nacional, justo cuando el gobierno calderonista pretende que Pemex “se haga acompañar” del capital privado.
De acuerdo con las cifras que maneja La Caixa, el Grupo Financiero Inbursa, oficialmente presidido por Marco Antonio Slim, es el primer grupo financiero de México por administración y custodia de activos cuenta con más de 6.7 millones de clientes y más de 170 mil millones de dólares en activos en custodia y administración. Su origen fue la Casa de Bolsa Inbursa, por medio de la cual el ahora hombre más rico de México hizo y deshizo.
Con la reprivatización salinista de la banca y el paralelo otorgamiento de permisos para incorporarse a ese negocio, Slim agregó a Banco Inbursa a sus haberes, con los Sanborns como sucursales. Se suponía que cualquiera de los ya muy escasos bancos aún con capital mayoritariamente mexicano (menos de 10 por ciento del total) podría ceder a los guiños del capital extranjero, menos el del hombre más rico de México, América Latina e intermitentemente del mundo.
Para redondear el panorama, se cocina la fusión entre la trasnacional española Iberdrola y Gas Natural, con el fin de “crear un gran grupo energético en España”, ambas con las dos manos metidas hasta el fondo en el sector energético mexicano. Y las sorpresas siguen: en febrero pasado se concretaron los “primeros contactos” entre Iberdrola y Gas Natural, a través de… La Caixa.
Demasiadas coincidencias para ser casualidades.
Las rebanadas del pastel
A nadie convenció el inquilino de Los Pinos con sus “acciones en apoyo a la economía familiar”, una suerte de “petróleo por alimentos” en tiempos de paz, con mayor dependencia alimentaria y un costo creciente (político, económico y social). ¡Ah!, pero para eso está el aparato propagandístico y la cadena nacional en horario estelar… Mañana sigue el debate petrolero en el Senado de la República y continúa con el tema “Transición y seguridad energéticas”.
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