Caso Eufrosina: La lucha por la igualdad
Oaxaca, Oax., 18 de mayo (apro-cimac).- Legisladores federales advirtieron que no permitirán que ninguna autoridad municipal, estatal o federal atente contra las mujeres de la comunidad de Santa María Quiegolani, Oaxaca, quienes luchan por que sus derechos como ciudadanas sean reconocidos plenamente.El pasado 14 de mayo, en una visita de hora y media a ese municipio zapoteca, donde Eufrosina Cruz Mendoza fue descartada para participar en las elecciones de noviembre pasado, la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, la perredista Ruth Zavaleta Salgado, pidió a las mujeres luchar para que Eufrosina no sea expulsada de la comunidad. “Eso es ilegal, va contra la Constitución, contra sus derechos como persona, como mujer”, advirtió.Una noche antes, el presidente de la población, Eloy Mendoza Martínez, convocó a una asamblea comunitaria, en la que se redactó un manifiesto de deslinde sobre cualquier acto “de manifestación, provocación o de cualquier índole que pueda ocurrir” durante la visita de los legisladores federales.Una larga noche de hostigamiento para Eufrosina y las integrantes de “Un alcatraz por la esperanza”, la organización civil que la frustrada candidata conformó recientemente. La tensión en Santa María Quiegolani, que en zapoteco se traduce como Piedra Antigua, obligó a Eufrosina y algunos familiares a dormir en la comunidad de Chontecomatlán, a unos 25 kilómetros de su casa, debido a que los elementos de la Policía Preventiva se abandonaron el poblado ante “la falta de garantías y seguridad”.Eufrosina Cruz Mendoza preguntó “¿entonces para qué sirven las medidas cautelares?” Se refería a la recomendación ordenada por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH); pero la policía no tenía ninguna respuesta, excepto que en la cancha, frente al Palacio Municipal, había gente alcoholizada. No hubo más, Eufrosina les pidió entonces que la acompañaran al menos a Chontecomatlán para hacer unas llamadas telefónicas. Ahí, le aconsejaron volver hasta la mañana siguiente a Quiegolani para evitar cualquier eventualidad.Poco después de las 09:00 horas del lunes, aterrizó un helicóptero en Quiegolani, era la diputada local priista Sofía Castro Ríos, que acudió al llamado del alcalde Eloy Mendoza, quien, molesto por la llegada “no oficial” de las legisladoras --pues venían a “visitar el domicilio particular de Eufrosina”--, convocó a una asamblea que, él mismo reconoció, se le “salió de las manos”.“A ellos –señaló Castro refiriéndose a los hombres de Quiegolani— por las mentiras de Eufrosina los han ofendido e insultado los medios de comunicación, se les ha acusado de bárbaros y misóginos, nada de esto sucedía antes. Eufrosina quiere ser la heroína del pueblo, por eso el pueblo hoy quería levantarse para recibir al que viniera y recibirlo como el pueblo quería: que nadie venga a meterse en la vida interna, que trastoque su integridad, sus costumbres, y que violente la paz y la tranquilidad.”Castro Ríos, quien se autodenomina “líder moral” del pueblo de Quiegolani, hizo sin que se le preguntara un recuento de las obras de beneficio social que ha emprendido en la zona; y sostuvo que en esa comunidad hay cosas “más importantes” que atender.Como ejemplo citó el litigio de 4 mil 500 hectáreas con la población de San Bartolo Yautepec, lo que obligó la ausencia de Eloy Mendoza en la visita de los legisladores.“Me dijo el presidente en su conversación (telefónica) que había aceptado la visita del gobernador (Ulises Ruiz) cuando yo se la pedí, pero que no estaba dispuesto a aceptar ninguna otra visita que viniera a seguir enconando las diferencias”, explicó la diputada local.De acuerdo con la legisladora priista, la molestia del edil inició el domingo pasado a las 16:00 horas, cuando personal de la oficina de Giras del gobernador llegó para notificarle que tenía que recibir a las legisladoras y llevarlas a la casa de la contadora pública Eufrosina Cruz.Castro rechazó que la actitud del alcalde sea un acto de rivalidad política: “El pueblo dice por qué van a una casa particular, si se tiene su propio edificio para atender los problemas del pueblo, no es el lenguaje del pueblo lo que utiliza la ciudadana Eufrosina, sino su interés personal.”Apuntó que nadie sabía de la visita: “Ninguna institución del estado me notificó, ni la diputada del PRI por Oaxaca (Patricia Villanueva) tampoco nos informó, entonces creen que llegan a un pueblo sin ley”, señaló molesta.Más tarde, la perredista Ruth Zavaleta le informó que el gobernador Ulises Ruiz tenía conocimiento de la visita y que la diputada Villanueva se había encargado de avisar a las autoridades.Para Castro Ríos, quien fue presidenta municipal en San Carlos Yautepec al finalizar la década de los noventa por el voto de los hombres, Eufrosina Cruz Mendoza pretendió violentar los usos y costumbres de Quiegolani al buscar ser presidenta municipal sin haber vivido en esta comunidad de la que emigró desde que tenía 14 años, que es “la verdadera razón por lo que su candidatura fue rechazada y no por el hecho de ser mujer y profesionista, como ella dice”.
Cambiar el destino de nuestras hijas
Las mujeres de Santa María Quiegolani hablaron de sus derechos y de la necesidad de aprender a volar con libertad…A la misma habitación donde se gestó la idea de un grupo de mujeres de impulsar a Eufrosina para buscar la presidencia municipal y que accedan al voto, llegaron las legisladoras federales que recibieron, como ya es costumbre, sus alcatraces o cartuchos, “las flores de la esperanza”; a cambio, ellas les dejaron planchas y licuadoras.“Yo ya soy libre, pero quiero que más mujeres de mi comunidad sean libres, que haya una doctora, una arquitecta, más mujeres para impulsar el desarrollo de las otras mujeres, pero para poder volar se necesitan dos alas”, señaló orgullosa Eufrosina, quien pidió a las diputadas su respaldo total.Luego agregó: “No estamos luchando contra la autoridad municipal, pero para ellos pareciera que nosotros somos delincuentes, nos tachan de locas, de dividir al pueblo, de atentar contra los usos y costumbres, pero no pretendemos quitarles nada, queremos ir con ellos, que nos dejen de marginar, lo que queremos es cambiar el destino de nuestras hijas e hijos.”También pidió por sus compañeras: “Cuando yo me voy a Oaxaca porque tengo que trabajar, ellas son hostigadas por las autoridades, yo misma tuve que dormir anoche en otra comunidad, el municipio está haciendo todo para enfrentarnos entre mujeres.”Lo dicho por Eufrosina fue comprobado minutos más tarde por las diputadas federales, cuando en el Palacio Municipal un grupo de mujeres la insultó por medio de carteles.“De corazón les agradezco, gracias por atreverse a soñar y desafiar, cuando decidimos juntarnos desafiamos muchas reglas y ustedes al estar aquí hacen lo mismo, cuando más gente se decida a cambiar vamos a lograr el objetivo, veremos el día en que las mujeres tengan su boleta y la depositen en la urna”, reiteró. Después habló Celia Miguel López: “Dicen que desde hace mucho tiempo tenemos derechos las mujeres, pero nosotras estamos acá sin conocer esos derechos, sin saber de ellos, por eso queremos despertar, saber más, superarnos junto con la comunidad, con el grupo”, expuso en tono de desesperación por la actitud de la autoridad municipal.Para Celia Miguel los problemas más comunes y cotidianos en su pueblo, como pasa en otras comunidades cercanas de esta población, es la falta de médicos, una carretera pavimentada, escuelas y fuentes de empleo que detengan la migración provocada por la pobreza.Quiegolani se asienta en la Sierra Sur, a 230 kilómetros de la capital del estado, de los cuales 64 kilómetros son de terracería.“No queremos dividir al pueblo, buscamos la libertad de expresarnos y caminar junto a los demás”, aclaró Celia Miguel.En la reunión también hubo reproches para la legisladora local Sofía Castro, quien de nueva cuenta y ahora frente a las diputadas federales, se autodenominó “líder moral” de estas comunidades.“Las promesas de campaña no se cumplieron”, le decía una joven mujer con lágrimas en los ojos, quien aclaró: “Ya no nos da miedo lo que nos hagan, sino la impotencia de no poder hacer nada por nuestros pueblos.”Ruth Zavaleta intervino y pidió calma, mientras otras manos se alzaban para reclamar a Castro. La legisladora federal les aseguró que atendería sus demandas y que “personalmente” daría seguimiento para que tuvieran una médica todos los días como habían pedido las mujeres de la zona zapoteca y chontal. Además de ofrecer proyectos productivos como los que ejecuta en La Montaña de Guerrero.“Tienen que cuidar a Eufrosina, cubrirla, si a ella la expulsan, si ustedes permiten que la expulsen, las expulsarán a ustedes también, sigan luchando por su derecho al voto”, concluyó la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.Después intervino el diputado panista Cristian Castaño Contreras, quien advirtió: “Es más hombre el que defiende la dignidad y está en luchas como ésta, que los que se esconden bajo el auspicio del poder o de lo que diga la mayoría”.En tanto, la diputada oaxaqueña Patricia Villanueva Abrajam parafraseó a la diputada Ruth Zavaleta al señalar que la libertad y el amor duelen cuando se conquistan, pero cuando se alcanzan no hay mayor satisfacción; y el placer de lograrlo no tiene precio.“Las que estamos aquí y los hombres que son solidarios, están convencidos que nuestro proyecto democrático no avanza en tanto no haya igualdad”, dijo.El senador Adolfo Toledo recordó las reformas hechas para garantizar la participación de las mujeres en los procesos electorales por usos y costumbres, iniciativa enviada por Ulises Ruiz al Congreso local.Al concluir la reunión la diputada local Sofía Castro pidió a Ruth Zavaleta que fuera al edificio municipal para dialogar con “el consejo de ancianos”.“Aquí no tenemos consejo de ancianos”, interpeló Eufrosina.“Bueno, vayan, están los regidores”, compuso la diputada local.Zavaleta y Eufrosina, acompañadas del resto de los integrantes de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados enfilaron rumbo al Palacio Municipal donde esperaba un numeroso grupo de mujeres, quienes al notar la presencia de las legisladoras levantaron sus carteles en los que insultaban a Eufrosina, sólo uno de ellos podía leerse, el resto estaba de cabeza.La diputada perredista se detuvo en seco; dio la vuelta y se dirigió a la diputada Sofía Castro: “No, diputada, así no se puede dialogar”.Tras ella, la diputada local pidió que volviera que ya habían bajado las pancartas, no hubo más respuesta. Las legisladoras Patricia Villanueva y Zavaleta, acompañadas por el diputado Castaño y el senador Toledo subieron a la camioneta.Eran las 12:30 de la mañana, la gira por la Sierra Sur de Oaxaca había terminado, los legisladores enfilaron rumbo la cancha deportiva, donde los esperaban dos helicópteros, y volvieron a la capital de Oaxaca.En el pueblo la calma tardó en llegar. Un grupo de mujeres llegó a toda prisa a casa de Eufrosina, en zapoteco le dijeron que fueron obligadas a “levantarse” contra ella, a levantar las pancartas que ellas no escribieron.Más tarde un helicóptero volvió a la población, en él partió la diputada Sofía Castro; entonces la calma volvió.
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