El complejo militar-industrial, la derecha cristiana, y los “medios liberales”
Edward S. Herman
zcommunications
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Al público en EE.UU. no le gusta lo que sucede y todo un 81% piensa que el país va en la dirección equivocada. Pero no parece que haya gran cosa que el público pueda hacer al respecto. Hubo una opinión generalizada de que la elección de 2006 fue una votación contra la guerra de Iraq, pero los victoriosos demócratas no emprendieron ninguna acción de importancia para detener de la guerra o por lo menos para hacer un alto, y menos aún, abolir los ataques de Bush contra el gobierno constitucional, y han dejado a cargo al impotente y desacreditado ‘Gran Decididor’, con un flujo permanente de fondos adicionales para escalar la guerra de Iraq.
Aún mas espectacular ha sido que Bush-Cheney parecen estar en camino hacia una guerra contra Irán, y los demócratas, mientras hacen unos pocos reproches, en realidad han dado a Bush-Cheney una base casi legal para atacar a Irán, al remover Pelosi de la ley de financiamiento de la guerra en Iraq una cláusula que exigía que Bush obtuviera la aprobación del Congreso antes de comenzar una guerra contra Irán, y al votar unánimemente los demócratas en el Senado por la ley Kyle-Lieberman que declaró “organización terrorista” al Cuerpo de Guardias Revolucionarios Islámicos, un segmento del ejército iraní. Hay numerosos otros indicios de un posible ataque de EE.UU. contra Irán en los próximos meses por parte del gobierno impotente – la remoción del almirante William Fallon del puesto de jefe del Comando Central y su reemplazo por el perrito faldero de Bush David Petraeus; el reciente énfasis de Petraeus-Crocker sobre la presunta participación de Irán en la guerra de Iraq; el refuerzo adicional de las fuerzas navales de EE.UU. en el Golfo Pérsico; advertencias abiertas de que el ataque militar constituye una opción bajo consideración (Ann Scott Tyson, "U.S. Weighing Readiness for Military Action Against Iran," Washington Post, 26 de abril de 2008); el financiamiento por el Congreso de más bombas “revienta-búnkeres” y más bombarderos para transportarlas – todos sin una reacción seria del Partido Demócrata o preocupación y oposición de los medios de información y de la “comunidad internacional”. El jefe de la ONU, Ban Ki-Moon, está muy molesto por las acciones represivas de China en Tibet, pero no dice nada sobre la posibilidad de otro “supremo crimen internacional” contra Irán, la forma de acción que fue el principal enfoque de la Carta de la ONU bajo la cual se supone que actúe Ki-Moon.
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