Conjeturas
Alvaro Cepeda Neri
Hasta hoy día el añejo reclamo de la rendición de cuentas, con todo y el derecho a la información y sus leyes reglamentarias de transparencia (federal y en la mayoría de las entidades) no es posible. Y no hay manera de exigir el cumplimiento de esa obligación de los gobernantes, y cuando llegan a dar alguna información es tan dosificada, tan a medias, que la transparencia se vuelve una cortina de humo.
Los solicitantes de información a los poderes públicos, cuando mucho reciben datos tangenciales o negativas con el pretexto de que lo solicitado está clasificado como confidencial o reservado.
Durante el foxismo, un sexenio depredador como pocos donde los panistas se quitaron la máscara y mostraron su corrupción, se crearon fideicomisos que, hasta antes de las reformas para acceder a ellos, al estar como figuras privadas, no rendían cuentas. Uno de esos fue Integradora de Servicios Operativos (ISOSA), cuyo último director, Francisco Obel Villarreal Antelo, fue asesinado cuando pretendía abortar un desfalco de más de 10 mil millones de pesos.
Los fideicomisos, con fondos públicos que la Suprema Corte resolvió que eran privados y no debían rendir cuentas, eran manejados por Francisco Gil Díaz, entonces secretario de Hacienda. Desde este cargo Gil Díaz favoreció a la empresa telefónica española Telefónica Móviles.
Por el fideicomiso ISOSA y esa telefónica, de la que Gil Díaz es presidente, éste está en la mira de investigaciones. Del fideicomiso porque existe un faltante de más de 80 mil millones de pesos. Y de la telefónica, porque Gil Díaz le otorgó una serie de concesiones, como la de no pagar impuestos por llamadas internacionales e incluso que se le devolvieran los que se habían cobrado.
E incluso, como funcionario emprendió un enfrentamiento contra Telmex y Carlos Slim en defensa de Roberto Hernández, para privilegiar a la empresa de teléfonos de España. El caso es que una vez más otra comisión del Congreso General supuestamente investiga por esos dos casos al ex secretario hacendario.
Los mexicanos seguimos esperando que algún funcionario rinda cuenta y razón de su desempeño y más cuando, por lo general manejando recursos públicos, se van del cargo, enriquecidos, y no hay poder humano (y lo de la “historia me juzgará” como lo de la justicia divina son promesas metafísicas) que los obligue a informar sobre su actuación.
El ex priísta y ya ex panista Gil Díaz está en la mira, pero es sabido que hasta ese punto llega la investigación. No se atreverán a consignarlo en la medida que nadie hará la denuncia formal ante la PGR y ésta, en todo caso, si recibe la denuncia, archivará el expediente.
La Ley de Transparencia y Acceso a la Información, como las investigaciones para deslindar responsabilidades, cuando se trata de funcionarios o que dejaron de serlo, son ineficaces. Gil Díaz lo sabe y no le quita el sueño. Estar en la mira es lo mismo que la “carabina de Ambrosio”. En nuestro país no hay rendición de cuentas.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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