Tras la presentación del informe de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) sobre los trágicos e indignantes acontecimientos en la discoteca News Divine –donde murieron 12 personas, tres de ellas menores de edad–, el jefe del Gobierno del Distrito Federal (GDF), Marcelo Ebrard Casaubon, anunció la renuncia de los titulares de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Joel Ortega Cuevas, y de la Procuraduría General de Justicia (PGJDF), Rodolfo Félix Cárdenas, los dos funcionarios que, junto con el delegado de Gustavo A. Madero, Francisco Chiguil –quien pidió licencia el pasado 25 de junio–, comparten, a decir del ombudsman capitalino, Emilio Álvarez Icaza, una “responsabilidad ética ineludible” en los sucesos.
Las dimisiones de ayer, a más de dos semanas de que ocurrieron los lamentables sucesos en esa discoteca al norte de la capital, ponen de manifiesto una cadena de vicios, omisiones y descontroles previa a los hechos, así como un pésimo manejo del caso una vez ocurridos éstos. La contundencia de los señalamientos en el informe presentado por la CDHDF deja ver que la espera no tuvo razón de ser y que la renuncia de ambos funcionarios debió darse desde el primer momento, pues la permanencia de ambos en sus respectivos cargos era insostenible: con ello, no sólo se habría acatado el clamor ciudadano de justicia, sino que el GDF y su titular habrían evitado ser objeto de una campaña de linchamiento que obedeció, más que a un genuino sentido de justicia, a un execrable oportunismo político. Por añadidura, si la dimisión de Ortega Cuevas hubiese sido aceptada desde que se presentó –al día siguiente de la tragedia, según informó el propio Marcelo Ebrard– se habría evitado el escarnio contra el ahora ex titular de la SSP, quien antes de los sucesos de la News Divine era reconocido como uno de los mejores jefes que ha tenido la policía capitalina.
Más allá de las conclusiones presentadas ayer por Álvarez Icaza, no puede ni debe eludirse el desaseo y la descoordinación que exhibieron tanto la PGJDF como la SSP-DF –organismos integrantes del programa Unipol– durante las investigaciones sobre el caso, y que se vieron reflejados en un manejo deficiente y sesgado de la información, que lastra las posibilidades de esclarecimiento demandadas por la ciudadanía. Por añadidura, las pesquisas se llevaron a cabo entre deplorables jaloneos y encontronazos entre ambas dependencias encargadas de servir y proteger a la sociedad, las cuales, en este caso, exhibieron las rivalidades proverbiales que caracterizan, desde hace mucho, la relación entre ellas.
Por lo demás, lo dicho en el informe de la CDHDF es una confirmación de la tendencia a criminalizar a la juventud –particularmente, a los jóvenes pobres– por parte de las corporaciones policiales, y no únicamente las capitalinas. El fenómeno, al margen de que ahora se pretenda señalarlo de manera oportunista y demagógica para lanzar ataques facciosos contra el GDF, es parte de un patrón general en el que incurren las instituciones de seguridad pública en todo el territorio nacional: existe una criminalización de la sociedad en su conjunto en todo el país, como lo ponen de manifiesto los operativos represivos de las postrimerías del foxismo en Sicartsa, Texcoco-Atenco y Oaxaca, los despliegues militares ordenados por la actual administración federal en el contexto de la llamada “guerra contra el narcotráfico” –que han derivado en graves violaciones a las garantías individuales y en muchas más muertes de inocentes que las ocurridas en el antro de la colonia Nueva Atzacoalco– y la impunidad de que gozan los autores intelectuales y materiales y los responsables políticos de esas atrocidades.
En suma, la tragedia en la News Divine ha puesto al descubierto un rosario de vicios e inercias inaceptables –y particularmente exasperantes cuando proceden de un gobierno emanado de un partido que se reclama de izquierda–, que deben ser erradicados tanto en el Distrito Federal como en el resto del país. Para ello no serán suficientes las remociones anunciadas ayer; el GDF tiene, además, la obligación de avanzar hacia una efectiva restructuración en ambas dependencias y de reducar a los mandos y a los efectivos de seguridad pública y de procuración de justicia para que superen la mentalidad de la redada, que considera sospechosos por principio a los jóvenes y a las personas de escasos recursos. Por lo demás, tanto en el ámbito federal como en el local, las autoridades deben entender que los cuerpos de seguridad tienen como función principal preservar la vida y el bienestar de los individuos, no maltratarlos, atropellarlos ni propiciar, así sea por descuido o descoordinación, su muerte.
En el Distrito Federal, las dimisiones fueron dadas a más de dos semanas de los hechos en el News Divine por vicios, rivalidades, imprudencias e irresponsabilidades policiales. En Atenco y Oaxaca, no se ha dado ninguna a más de dos años de persecusiones, desaparecidos, torturados y asesinados, ni hablemos de Acteal y Aguas Blancas, etc... etc... Tampoco de los operativos contra el narco en los que hay múltiples ejecutados de todos los bandos a diario.
El escarnio hacia Ebrard y la policía capitalina a la orden del día, sin embargo a Ulises Ruiz, a Peña Nieto, a Mario Marín y a tanto otro asesino en operativos policiales criminales se les festeja oficialmente. ¿Tons que? Así va la cosa.
La prensa de derecha e izquierda feliz, la primera por obvias razones, la otra porque se abre espacio para mostrar su rectitud y su objetividad, su ejemplar criterio en cuanto a lo que debe hacerse, porque Ebrard "todo" lo hace mal, ya hasta apodo le pusieron "Errar", eso para echarle la mano a la poco creativa derecha, finalmente a la izquierda le basta y le sobra para unos y a otros porque son muy objetivos.
La prensa de izquierda muestra su extraordinaria visión política ya determinando los costos políticos, mismos que se difunden conformando una matriz de opinión de la propia izquierda que coadyuva a darle en la madre a los menos peores. Así, parece que los costos políticos nada más los pagan los de este lado, lástima que no sean todos para que de una vez nos quedemos con los más ultra nefastos del gremio político, nada de medias tintas. Para los ultra criminales no hay costos a no ser que se los cobren entre ellos. La prensa de izquierda los denuncia pero no les pronostica costos políticos, tienen razón no hay costo para el que no paga. Además tienen a los medios masivos para alabar sus malévolos quehaceres y distorsionar los hechos, y también a la prensa de izquierda que dice que todo lo malo lo hacen bien porque no les cuesta nada. A los menos peores los atacan todos, a los ultrapeores solo unos cuantos pero sin malos pronósticos.
No hay forma, no tenemos con que hacernos cargo de la seguridad, ni aunque le echen ganas las autoridades capitalinas pues siempre estarán a dos fuegos. En general, según la prensa de izquierda, este error no sólo le cuesta la cabeza a Ebrard sino al mismísimo López Obrador, a la defensa del petróleo, ¡válgame Dios! Ya con esto vamos a perder a Pemex y pronto el PAN entrará en el DF. Bueno pues entonces ya sin medias tintas, nadie se salva, a nadie ayudamos a salvar porque la autocrítica es ante todo, ya de una vez que nos lleve la chingada lo más pronto posible, lo que sea que suene. Que venga el PAN al DF sus operativos causaran muchos muertos pero ellos no tendrán costos políticos, como siempre la ciudadanía será la que pierda, pero no se preocupen la poca prensa de izquierda denunciará sus crímenes.
A ver si la prensa de izquierda se pone a estudiar comunicación en los nuevos foros de comunicación de los no alineados, porque poca y mala está del carajo.
No hay forma, no tenemos con que hacernos cargo de la seguridad, ni aunque le echen ganas las autoridades capitalinas pues siempre estarán a dos fuegos. En general, según la prensa de izquierda, este error no sólo le cuesta la cabeza a Ebrard sino al mismísimo López Obrador, a la defensa del petróleo, ¡válgame Dios! Ya con esto vamos a perder a Pemex y pronto el PAN entrará en el DF. Bueno pues entonces ya sin medias tintas, nadie se salva, a nadie ayudamos a salvar porque la autocrítica es ante todo, ya de una vez que nos lleve la chingada lo más pronto posible, lo que sea que suene. Que venga el PAN al DF sus operativos causaran muchos muertos pero ellos no tendrán costos políticos, como siempre la ciudadanía será la que pierda, pero no se preocupen la poca prensa de izquierda denunciará sus crímenes.
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