Francisco Rodríguez
Indice Político
Ya salió el peine, cual se dice popularmente. Ya se sabe el porqué, contra todo pronóstico y opinión, Patricio Patrón Laviada, el impopular ex gobernador yucateco, fue nombrado por el señor Felipe Calderón como procurador federal de Protección al Ambiente: para servir a los intereses del patrocinador de ambos, Roberto Hernández Ramírez.
Como simple empleado de los intereses del ex propietario de Banamex –aún es accionista de Citigroup, banco neoyorquino que adquirió al Nacional de México (jejeje)--, Patrón ha anunciado apenas la clausura y hasta muy probable demolición de hoteles de lujo en el área de Tulum, Quintana Roo, debido a que esos inmuebles dañan la ecología e, incluso, la notable arqueología del sitio.
En una primera instancia, la energía con la que el derrotado ex gobernador yucateco ha emprendido tales acciones sería plausible. ¡Qué bueno que haya quien se preocupe en serio por el patrimonio nacional!, ¡por la pureza del ambiente!, diría cualquiera.
Pero ya puestos a investigar, cualquiera se entera que los fines que mueven a Patrón Laviada no son los de un ecologista o un conservacionista, sino los de un vulgar mercachifle que también se anima por vendettas de corte político.
Y para clausurar 10 hoteles, Patrón empleó hasta a personal de la Armada de México que, al lado de los bulldozers, se presentó a los lugares metralleta en mano, para regocijo de turistas extranjeros que así se han llevado a sus lugares de origen una muestra palpable de lo que hoy en México es la real politik: un estado de sitio o algo así, comentarán con sus amigos y familiares.
El Parque Nacional de Tulum ha sido, desde siempre, apetitoso bocado para desarrolladores inescrupulosos. Entre otros, quienes están detrás de un proyecto denominado Down Town Tulum –hoteles, campos de golf, marinas, fraccionamientos residenciales--, y a quienes muy seguramente les estorban las edificaciones recién clausuradas por el procurador (jejeje) de Protección al Ambiente. Por supuesto, Roberto Hernández tiene desde hace mucho puesto el ojo en las extensas playas de Sian Ka´an, donde existen evidencias de verdaderos daños a la ecología, habida cuenta que Punta Pájaros –que antes fuera del capo colombiano Pablo Escobar--, donde ha sido anfitrión de los tres últimos ocupantes de Los Pinos, colinda con la misma.
También está ahí el proyecto de construcción de un nuevo aeropuerto para la zona –que competiría con el muy cercano de Cancún--, lo que elevaría considerablemente la plusvalía de los vastísimos terrenos que en el área tiene Roberto Hernández.
Políticamente, Patrón Laviada asesta este tipo de –ilegales-- golpes espectaculares, en ánimo de recomponer su alicaída imagen en su natal Yucatán, pero también en el resto de la península donde, todo indica, tiene la encomienda de posicionar al PAN en vista de las próximas contiendas electorales quintanarroenses.
¿Por qué nada más clausura hoteles en ese punto de la geografía de Quintana Roo? ¿Por qué no en Cancún, donde uno de sus primos posee varios inmuebles que afectan al ambiente? ¿O en Baja California? ¿Por qué ahí? ¿Acaso porque eso fue lo que le ordenó Roberto Hernández?
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