Horrorizados, sí, deben estar los policías que envían a engruesar las filas del claro lugar cabeza de los secuestros, previos a los asesinatos, que en México sufren incluso los empresarios. Lorena González es la prueba reciente de las ocupaciones principales de “los policías” de la SPP.
María Teresa Jardí
Las cosas están. Pero millones de mexicanos, la mayoría, porque las borran de su mente, hasta creen que no son.
Un usurpador ocupa el Ejecutivo federal apoyado por los partidos políticos que sólo representan los intereses de sus mediocres jerarquías. Argumento de cuento de terror es la corrupción empresarial que impera en México evidenciada por el Fobaproa como punta de lanza. Ni siquiera como el único atraco contra el pueblo mexicano. Sin instituciones, desarmada que ha sido su estructura ética, y con una sociedad apenas aglutinada por AMLO alrededor del movimiento ciudadano, impresionante, sí, pero insuficiente dado que no tenemos tampoco los candados que en otros lugares los gobernados ponen a los gobernantes, se les fue de la mano el Estado y los vacíos se llenaron por criminales cobijados por la impunidad que la corrupción política y empresarial necesita para funcionar como el paraíso de pederastas y de tratantes de blancas, paraíso de corruptos empresarios extranjeros, basta pensar en Ahumada, como ejemplo, que no el único, el fecalismo dio otro salto al nombrarlos secretarios de Estado, hay países europeos que consignan en sus leyes, para sus empresarios, la posibilidad de dar sobornos en países como México. Empresarios, muchos, como los españoles, expulsados ya de varios países hermanos del Cono Sur, que sólo en México, donde la corrupción es la regla, tienen cabida. Permitimos, casi sin denuncias, que se les abrieran las puertas hasta a los kaibiles y nos asombramos de los cortes de cabezas. Se ejecuta personas impunemente desde hace años, y nos acostumbramos a que no se investigue porque nos dicen que “se trata de ajustes de cuentas”; se desaparece personas y basta para no investigar, el aberrante hecho con el que incluso dejan de existir seres humanos, con convertirlos en “levantados”. La peor telebasura del mundo dicta las reglas y muchos, incluso de los familiares, que cotidianamente nos leen, siguen bebiendo coca-cola como agua del día. Quizá nos perdimos los mexicanos cuando no supimos construir la identidad necesaria para generar el orgullo que pone las barreras que en México no existen. Todos juegan el juego que les conviene. Unos no ver, otros no escuchar, otros no leer, otros aceptar a cambio del confort que paga el avalar…
Y sólo los menos, aunque seamos cada día más, aglutinados, los más, alrededor de AMLO, en el movimiento ciudadano no estamos dispuestos a dejar que las cosas sigan como están. Son tan claras las recetas que sólo se puede entender que no se apliquen porque se trata de que la enfermedad se convierta en terminal.
Jefes impecables. Castigos implacables. Empezando por castigar a los responsables del Fobaproa. Fuera Medina Mora, García Luna, Mouriño, Josefina Vázquez Mota y Elba Ester Gordillo… Dinero, dinero, dinero a la educación y a la prevención al consumo de las drogas…
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