Autoridades insisten en que la afectación será menor; signos de debilidad, reporta Santander
Roberto González Amador
Las primeras evidencias del efecto negativo de la crisis financiera estadunidense en la economía mexicana comenzaron a hacerse públicas esta semana, en particular con una disminución de las exportaciones y ajustes en la producción industrial, mientras autoridades insistieron en que el país tendrá una afectación menor.
En agosto se observó un deterioro en el déficit de la balanza comercial de México con el exterior, que pasó de mil 78 millones de dólares en julio a 2 mil 243 millones de dólares, que es poco más del doble del observado en el octavo mes de 2007, de acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
“Los resultados de la balanza comercial en agosto podrían considerarse como una primera señal de alerta del desempeño del sector externo mexicano”, comentó este viernes Mario Correa, analista de Scotiabank en la ciudad de México. “Si las exportaciones empiezan a frenarse al mismo tiempo que las importaciones siguen siendo elevadas y el precio del petróleo se está reduciendo, el déficit podría aumentar de forma abrupta, lo que ejercería una presión adicional sobre el valor del peso”, añadió.
Impacto evidente
El déficit comercial de agosto resultó “mucho mayor a nuestra expectativa”, señaló Arturo Vieyra, analista de Banamex, en un análisis publicado el jueves. “El impacto de la desaceleración de la demanda externa ya es evidente con las cifras de agosto”, añadió.
Con el resultado de agosto, el déficit comercial acumulado en los primeros ocho meses llegó a cinco mil 841 millones de dólares. Pero si se excluyen las ventas de petróleo, ascendió a siete mil 791 millones de dólares, un nuevo máximo histórico.
Particularmente ligada al comportamiento de la economía estadunidense, la que, según declaró el jueves Agustín Carstens, titular de la SHCP, enfrenta la mayor crisis desde la depresión de 1929, está la industria manufacturera mexicana. Este sector, que contribuye con una quinta parte del producto interno bruto nacional, tiene en el mercado estadounidense uno de sus principales destinos para la producción y, hasta ahora, no se había visto afectada por la desaceleración en aquella nación, que estaba asociada básicamente al sector inmobiliario.
Esta semana, se publicó una actualización de datos, a julio de 2008, que muestra que el sector de las manufacturas mantuvo un menor ritmo de crecimiento que en los meses previos. En julio de este año, la actividad creció a una tasa anual de 1.9 por ciento, mientras que en el mismo periodo de 2007 avanzó 4.4 por ciento.
La perspectiva del comportamiento de la industria es de relativa debilidad. El principal sector, las manufacturas, seguirá débil por el menor dinamismo de la industria automotriz, a su vez afectada por la menor demanda estadunidense, y con ello el sólido avance de los últimos meses en la demanda de electricidad tenderá a seguir moderándose, planteó Miguel Angel Medrano, analista de Scotiabank.
“Las cifras recientes sugieren que la actividad económica muestra signos de debilidad en el tercer trimestre del año y particularmente en agosto pasado”, mencionó en un reporte reciente sobre México el grupo financiero Santander. Apuntó que en el octavo mes del año, de acuerdo con la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, la producción de autos bajó 4.7 por ciento anual y sus exportaciones descendieron 14.7 por ciento anual. En tanto, dos de los tres grupos aeroportuarios del país reportaron en agosto caídas significativas en el tráfico de pasajeros.
También disminuye el consumo
Al inicio del segundo semestre, la tendencia de un menor dinamismo en las ventas minoristas se confirmó, de acuerdo con un reporte de Scotiabank.
Datos de Hacienda indican que en julio, las ventas al menudeo crecieron a tasa anual de 2.9 por ciento, contra un aumento de 4.2 por ciento en el mismo mes de 2007.
La desaceleración del consumo en los últimos meses también se confirmó en las cifras de demanda agregada –que mide la evolución del consumo y la inversión de los sectores público y privado. En el segundo trimestre de 2008, la tasa de crecimiento anual del consumo privado fue la más baja desde diciembre de 2003
“La relativa debilidad puede explicarse por varios factores, tales como el deterior en las expectativas sobre el futuro de la economía, el débil ritmo con el que está creciendo el mercado laboral, menores salarios reales debido al repunte de los precios de los alimentos y el reciente incremento en las tasas de interés, aunado a los mayores niveles de endeudamiento de las familias”, explicó Scotiabank.
Pero según Carstens no tenemos de qué preocuparnos...
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