sábado, septiembre 27, 2008

El mexicanísimo tequila en manos extranjeras

Carlos Fernández-Vega

Beneficia su comercialización a trasnacionales

Para celebrar este mes de la patria, el mexicanísimo tequila corre abundante y alegremente por las mesas de los muy orgullosos ciudadanos de este país, quienes, ilusos, suponen que la producción y comercialización del vital líquido forman parte de los activos nacionales, cuando en realidad lo único que permanece en nuestras fronteras es la cruel cruda de los ávidos consumidores, ya que las ganancias salen del país y robustecen las chequeras de las trasnacionales que se han quedado con el grueso de la industria tequilera.

Las marcas comerciales no han cambiado (todas ellas verdaderos retos para el hígado), pero sí la propiedad y nacionalidad de las empresas. Las otrora orgullosas cuan mexicanísimas casas tequileras ahora son propiedad de, por ejemplo, las trasnacionales –estadunidenses, la mayoría de ellas– Brown-Forman, Pernod Ricard, Caribbean Distillers, William Grant and Sons, Bacardí Limited, Diageo, Constellation Brands y Fortune Brands.

Valga lo anterior para repensar el tradicional sábado tequilero y reproducir un artículo que sobre el tema y desde Escocia nos envía Rodrigo Gómez Simonin, lector de México SA: “Uno de nuestros productos nacionales más simbólicos, que da mayor identificación a nivel internacional a la cultura y a la gente de nuestro país, está en grave peligro de ser desterrado de nuestro suelo y secuestrado por intereses económicos trasnacionales, si el gobierno mexicano no toma acciones inmediatas. Las empresas nacionales días a día ceden la propiedad del más preciado líquido en México –debatiblemente después del petróleo–, nuestro Tequila. Este proceso de destierro comenzó a principios del sexenio foxista y cada año se acentúa.

“La crisis del agave de principios del siglo XXI propició que diferentes marcas tradicionales de tequila con renombre internacional hayan sido adquiridas por trasnacionales para incorporarlas a sus portafolios de bebidas alcohólicas, maximizando los canales de distribución y optimizando las exorbitantes utilidades económicas, en perjuicio directo del interés y la seguridad de las empresas nacionales y de los ciudadanos-consumidores mexicanos en general. Tequila Herradura fue adquirida por Brown-Forman por cerca de 876 millones de dólares; con la misma estrategia corporativa, Fortune Brands –con sede en Deerfield, Illinois– adquirió las marcas Sauza y el Tesoro (de Don Felipe) en 2005; Cuervo es, desde hace años, propiedad de la empresa más acaudalada de bebidas alcohólicas en el mundo, Diageo. Y no han sido los únicos casos.

“Es correcto afirmar que aún existen decenas de productores nacionales –en su mayoría pequeñas empresas familiares que siguen en cierta medida destilando el tequila artesanalmente–, pero el tamaño e importancia de estas destilerías familiares, en volumen de producción y ventas del mercado tequilero mundial, es mínimo en comparación con las marcas más representativas nacionales, las cuales están en grave riesgo (sino es que ya sucumbieron) de ser adquiridas por trasnacionales, que no tienen ningún respeto o entendimiento de la importancia detrás de los siglos de tradición de nuestra preciada bebida.

“Uno de los mayores riesgos que enfrenta la industria nacional es la pérdida paulatina de la intervención nacional en el proceso de embotellamiento, distribución y comercialización de nuestro emblemático producto. Ejemplos claros son las acciones implementadas en los últimos años por consorcios estadunidenses de importar el destilado de agave en tanques cisterna desde Jalisco, para posteriormente ser embotellado, etiquetado, comercializado y distribuido en Estados Unidos bajo marcas extranjeras.

“A principios de noviembre pasado, Beam Global (del Grupo Fortune Brands) comenzó el proceso de embotellamiento del Tequila Sauza para el significativo mercado europeo en Jerez de la Frontera, España. No hace falta mencionar el gravísimo perjuicio económico en términos de valor agregado e ingresos que las industrias complementarias están dejando de obtener, no sólo a la economía local en Jalisco, sino a toda la industria embotelladora y vidriera nacional.

“Otro riesgo que debe ser analizado a la brevedad para tomar acciones correctivas inmediatas, es la falsificación y producción clandestina del tequila (destilado de agave) en China y otros países asiáticos; este tequila pirata es comercializado como una bebida 100 por ciento hecha en México para no violar así las normas de denominación de origen internacionales. Esta industria subterránea sigue generando cientos de millones de dólares anuales en beneficio de empresas fuera del territorio mexicano.

“Para la efectiva comercialización y explotación del tequila, estas empresas han adoptado una estrategia global basada en la reducción en los costos de producción, por lo que están dejando el suelo de donde proviene el insumo (tequila líquido) para llevar el costoso proceso de embotellamiento y distribución dentro de la cadena de suministros a otros países. Estos cambios de producción estratégicos representan una gran pérdida económica para la industria nacional, pues no es lo mismo en términos de beneficio económico regional exportar un barco-cisterna con 100 mil litros de tequila a granel que exportar 50 contenedores de producto final, procesado, diseñado, embotellado y distribuido en México.

“Este hecho es sin duda una bofetada al orgullo nacional; permitir que el tequila embotellado en tierras extranjeras tenga el sello de “Hecho en México”, es un gran error que debe corregirse de inmediato. La gran mayoría de los distribuidores finales y los consumidores extranjeros no están conscientes que el tequila que comercializan-consumen ya no es producido 100 por ciento de nuestro país; acciones trasnacionales como las anteriores sin duda están generando que México se convierta en un simple país exportador de materia prima, degradando el nivel de industria terciaria –y por qué no, de servicios– a una industria agrícola o primaria.

“Debemos exigir como mexicanos, orgullosos de nuestra amada bebida nacional, al gobierno de Calderón y a la Cámara Reguladora del Tequila, inmediatas medidas correctivas para compensar los errores señalados, evitando que el tequila, símbolo de unidad y mexicanidad, sea subyugado y corrompido ante la voracidad de las trasnacionales. Si no se actúa, renegociando los convenios internacionales con los gobiernos de donde estos corporativos provienen y se aplican las leyes de comercio internacional en todo su vigor para la protección de nuestro producto, la industria tequilera nacional no tendrá un futuro más allá que convertirse irremediablemente en un mero plantío de agave en el patio trasero de una trasnacional de bebidas alcohólicas”.

Las rebanadas del pastel

¡Salud!, pues, con mexicanísimo tequila.

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