Escribió el prólogo de El fin de la prehistoria, libro de Tomás Hirsch
Mariana Norandi
El presidente de Bolivia, Evo Morales, propone a la comunidad internacional renunciar constitucionalmente a la guerra como vía para la solución de conflictos entre países, esto en el prólogo del libro El fin de la prehistoria. Un camino hacia la libertad, del escritor chileno Tomás Hirsch.
“Nosotros venimos de la cultura de la vida y el diálogo, y no de la cultura de la guerra y la muerte. Por eso, creemos que en este nuevo milenio tenemos la obligación ética y moral de defender la vida y salvar a la humanidad”.
Esta obra fue presentada en el auditorio de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en un acto convocado en coordinación con la asociación civil Comunidad para el Desarrollo Humano.
El evento contó con la presencia del autor, vocero de Humanismo para Latinoamérica y actual candidato presidencial para el siguiente periodo electoral chileno; el embajador de Bolivia en México, Jorge Mansilla Torres; el antropólogo Gilberto López y Rivas, y el presidente del Partido Humanista en México, Víctor Manuel Sánchez, quienes comentaron el libro, así como el prólogo de Evo Morales.
En éste, el presidente boliviano sostiene que los cambios políticos en Latinoamérica deben beneficiar, antes que a las compañías financieras trasnacionales, a las comunidades indígenas y campesinas, a los mineros, a los artesanos, a los estudiantes, a los pequeños productores y a todos los hombres y mujeres que trabajan honestamente.
Latinoamérica está despertando del letargo, del conformismo y de la falta de conciencia sobre la trascendencia de los pueblos originarios. Bolivia, asegura, está viviendo una revolución social, política y económica, pero ninguna de estas transformaciones tendría sentido si no se estuviera planteando una verdadera “revolución cultural” que extirpe el racismo y construya en la diversidad.
“Sólo con la claridad de pensamiento, la convicción y la honestidad que heredamos de nuestras culturas indígenas, nos permitirán profundizar la lucha para acabar con la dominación. Juntos, acabaremos con el yugo de las democracias sometidas para construir democracias liberadoras, participativas y solidarias”.
Por su parte, el embajador de Bolivia coincidió con el autor en la creación de un mundo humanista, donde la palabra derrote a la violencia, donde el hombre sea el centro del planeta y no el dinero. “Este libro nos hará más libres y un poco más sabios, porque se exhiben las trampas del sistema y se proponen maneras para desbaratarlas”.
Recordó que recientemente el gobierno de Morales ganó otra batalla contra la derecha “belicista” de su país “sin disparar un tiro, con la reiterada apelación al diálogo, nuestra palabra se impuso al estruendo de la violencia y estamos venciendo”.
En su momento, el autor sostuvo que este libro nace de una “profunda indignación” que ha ido creciendo a medida que ha ido recorriendo Latinoamérica y viendo tanta injusticia y maltrato. Sin embargo, reconoció, existe en él la esperanza de que el ser humano podrá encontrar una salida a esta situación.
Explicó que titula su obra “el fin de la prehistoria” porque mientras prevalezca en la humanidad la violencia como modo de relación, la historia no existe.
“Y no me refiero sólo a la violencia física, sino a la que atraviesa toda la vida humana, como la violencia económica, la sexual o, entre otras, la violencia contra los jóvenes o adultos mayores”.
El escritor agregó que “el ser humano está creciendo, pero el sistema le quedó chico”, por lo tanto éste requiere de una transformación estructural que coloque al ser humano como el elemento central por encima del dinero. En Latinoamérica, en particular, se debe continuar buscando nuevos caminos humanistas que lleven a una transformación, y tener presente que los cambios no los podrá hacer un solo individuo o un país, se requiere de la organización social y de la integración regional.
Para la derecha todos estos conceptos que muestran la estatura de la calidad intelectual y moral de Evo Morales no es más que "populismo". Así lo consideran los oligofrénicos de Aznar y Fox, por ejemplo, que han mostrado sobradamente ser corruptos y mentirosos. Y lo peor de todo es que van a las universidades a aleccionar cínicamente de esta forma a sus pupilos. Cualquier universidad que los admita como conferencistas debiera ser sancionada, es como si al "mocha orejas" le asignan una cátedra universitaria.
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