No hay pacientes de primera, segunda o tercera
¿Qué es eso de “altas especialidades”?
¿Qué idioma hablamos, señor Mario Henry Rodríguez López, titular del Departamento de Institutos Nacionales de Salud? Departamento recién inventado en la burocracia de la Secretaria (Nacional) de Salud. Y recién integrado por empleados de dudosa experiencia y currícula que por lo visto no tienen nada que ver con la especialidad, ésta sí, especialidad en Planificación de Servicios Médicos. Tampoco nos confunda Sr. MHRL con esa cosa de que el hospital en cuestión no será “mixto”, o sea, ¿que atenderá a sólo pacientes de un género?
Lo que sí queda claro es que cuando usted y sus jefes nos están hablando mañosamente de “altas especialidades” se están refiriendo a la exclusividad de pacientes de alta clase social, que tienen recursos para pagar las altas cuotas de recuperación que han planeado.
Para su conocimiento, son los niveles de atención sobre los que debemos hablar: primero, segundo y tercer nivel de asistencia médica. En este último es donde se ubican las especialidades (nada de altas ni bajas especialidades). Qué, ¿no han observado la organización de la asistencia médica pública del ISSSTE y del IMSS?
El primer nivel es el primer contacto con el paciente en consulta externa que canaliza al enfermo con un médico (a) familiar para su control de segundo nivel, y que según la complejidad de los casos, son remitidos a urgencias o al especialista correspondiente quien ha hecho previamente residencia y alguna especialidad; repito, nada de alta o baja especialidad. Y la escuela médica en Yucatán se enorgullece de que todos los especialistas tienen una capacidad de excelencia profesional y que aplican las mismas técnicas médicas de los grandes hospitales del mundo, técnicas que necesitan que sean apoyadas más presupuestalmente con más equipos humanos y de instrumental para alcanzar la optimización.
Pero por experiencia sabemos que la Secretaría (Nacional) de Salud no ha sido relevante en lo que se refiere propiamente a asistencia médica. Lo que se le reconoce, y creo que es lo único que hace bien, son las campañas de vacunación a partir de 1974, acción reconocida y valorada nacional e internacionalmente. Sin embargo, con la vacuna antineumocócica que se anunció para población abierta, se lucra. No se dispone de este importante biológico para población abierta y escasea para derechohabientes. ¡Ah!, pero eso sí, los pediatras particulares sí disponen de la vacuna y cuesta su aplicación unos 800 pesos. ¿De dónde la obtendrán?
Nos enteramos en nuestro Diario POR ESTO! que se recopilarán las opiniones de los ciudadanos yucatecos para exigir a las autoridades federales de la SS que ponga ya en servicio el mal llamado Hospital Regional de Altas Especialidades, con el carácter general de tres niveles de atención, incluyendo la diversidad de especialidades como todos los hospitales de alta calidad de atención, como los mejores del mundo, pero al servicio de todas las clases sociales con las más bajas cuotas de recuperación, al cabo que los impuestos terminan de pagar los costos.
Al Hospital O’Horán es necesario fortalecerlo también con los tres niveles de atención, dado su carácter de hospital-escuela.
A Navarrete Jaimes, director de ese hospital no sólo hay que pedirle rendición de cuentas de su desempeño actual, sino también sobre el que tuvo cuando fue funcionario del Hospital O’Horán, desde donde canalizó a la Clínica Mérida las camas e instrumental que llegaron para aquel nosocomio del estado.
Pero no sólo a Navarrete Jaimes hay que pedir cuentas, sino también a otros patricistas (o patricidas, capaces de matar a sus padres a cambio de millones de pesos).
¿Dónde están los muchísimos millones de pesos que se embolsaron los responsables del HRAE, ladrones del erario y cómplices de este magno fraude?
Uno de los principales responsables de esta rapiña fue Enrique Manero Peón, secretario de Obras Públicas de Patricio y por supuesto, al mismo ex-gobernador Patrón Laviada. También hay que llamar a cuentas al secretario de Salud, Jorge Luis Sosa Muñoz. Se incumplieron contratos a pesar de que se pagó por ello elevadas sumas. Por esa razón todos los responsables se estuvieron amparando. Ya parece que alguien los iba a encarcelar por ladrones.
Sólo en equipos médicos se gastaron más de 100 millones de pesos entre los que se cuentan aparatos de gabinete como rayos X, ultrasonido, de ecocardiografía, resonancia magnética, instrumental quirúrgico y de laboratorios clínicos.
Insisto. Sería interesante que auditores, de esos honestos de los que todavía quedan algunos, hicieran el real inventario actual para que den constancia de los enseres que han desaparecido y los que ya están inservibles. Y cuáles se canalizaron a nosocomios privados. Porque…
¿Quién contrató a los actuales auditores del problema? ¿Y quién avala a los contratistas?
¿Quiénes son los cómplices que firmaron contratos de servicios e insumos y que nunca cumplieron?
Y también es necesario averiguar con José Guy Puerto Espinosa, ex-Secretario de Desarrollo Industrial y Comercial y con Adrián Ceballos Ancona qué estado guardan las adquisiciones correspondientes en este momento, ¿por qué también se anduvieron amparando estas sabandijas ?
Comentario aparte. Y dale con los granadazos morelianos.
Por el golpe inflingido al pueblo el 15 de septiembre reciente. Es difícil recuperarnos de la mortífera hazaña, inhumana, genocida, que repugna y nos enerva el cuerpo desde la médula. La propaganda de la gentuza de Fecal no fructificará en la conciencia de los mexicanos. Ya dijimos muchos ciudadanos, que son Fecal y Bush los responsables. Los narcos tienen otra pinta. VALE LA PENA rescatar lo que hoy sábado 20 escribió Manú Dornbierer en POR ESTO!:
Michoacán y la caja de Pandora: “Una persona michoacana que tuvo que ir a su pueblo para el entierro de su padre me reporta lo siguiente, dice:
Los verdaderos autores del atentado, Fecal y Bush, encarrerados ya en el militarismo en el país, nos conducen al tétrico augurio de que no es nada difícil que el engallado Ejército, en este momento fortalecido por la derecha fascista que nos gobierna, se apreste a dar golpe de Estado a México. Y ya luego, ¿cómo nos quitaremos las botas de encima?
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