Lic. Hugo Carbajal Aguilar
Guerra de mentiras
Lo que se temía en el Estado de Morelos: se desató la represión. Los pueblos de Xoxocotla, de Amayuca, de Tres Marías fueron reprimidos con la saña característica de las policías federal y estatal. Pertrechados como si fueran a enfrentar a peligrosísimos delincuentes, los cuerpos policíacos no tan sólo desalojaron a los que bloqueaban las carreteras en protesta por la Alianza por la calidad de la Educación y en apoyo a los maestros inconformes. No tan sólo los desalojaron sino que entraron a las casas de los pobladores golpeando y amenazando en busca de quienes se habían ido a refugiar.
Hubo detenciones, hombres, mujeres y niños golpeados. Hubo helicópteros y tanquetas, gases lacrimógenos…todo un despliegue de dos mil efectivos contra gente inerme. Ellos mismos golpearon con sus toletes y con piedras a los automóviles estacionados a orillas de la carretera, destruyeron dos autobuses de la línea Pullman de Morelos con el propósito de culpar más adelante a los manifestantes. Nunca contaron con que había distintos medios de comunicación que filmaron los abusos cometidos dejándolos mal parados frente a la opinión pública nacional e internacional.
Este régimen actual muestra su verdadero rostro. Vamos hacia atrás. Los octubres del 68 hasta el 2008 siguen siendo práctica vigente. Ya puede ponerle el Pan veladoras a sus próceres más distinguidos: Díaz Ordaz, Franco, Pinochet…Uno de ellos –Franco- se firmaba “caudillo de España por la gracia de Dios”. ¡Religión y fueros! puede volver a ser su grito de guerra.
Los diputados del PAN y del Panal ya no tienen argumentos. Se han enfrascado en una guerra de declaraciones absurdas que rayan en lo zafio y mezquino. Uno de ellos, del PAN, sigue acusando al PRD de ser el partido de la violencia. Este pobre hombre que presenta dolencias auditivas y visuales seguramente piensa que fueron los perredistas quienes golpearon a los morelenses de esos tres lugares, se metieron a sus casas, hicieron caminar sobre brasas a un ciudadano que cayó en sus garras y encarcelaron a un buen grupo de inconformes. El dirigente del Panal no encuentra cómo justificar las estupideces de su bienhechora… ¡Pobre Morelos!
Con todo y la indignación deben hacerse urgentes llamados a la prudencia. Prudencia y sensatez de parte del pueblo, que no de las autoridades. La gente inteligente reaccionará con esas cualidades mismas que no aparecen en la mentalidad ni en la intención del grupo gobernante.
Estos señoritingos jactanciosos creen que el uso y abuso del poder está plenamente justificado y por eso se vuelven terriblemente peligrosos. Sus persignadas actitudes, sus puritanas costumbres les han fanatizado de por vida. Ejemplos abundan: Me informan que un asesor del gobernador acude tres veces a misa los domingos. Otro, distinguido senador, porta en sus credenciales un trozo del hábito de Santa Clara de Asís, el mismo gobernador ha realizado peregrinaciones frecuentes al Cerro del Cubilete, el dirigente estatal ha viajado a Tierra Santa y así ha obtenido para sí y los suyos indulgencias plenarias... Ya no pasarán por el purgatorio. Derechito al cielo con todo y zapatos.
Los maestros y maestras de Morelos están claros: la Alianza es un pacto entre negociantes, entre mercenarios, entre mercaderes; ese pacto violenta los derechos laborales. Nadie se niega a la calidad educativa, dejen de confundir a la población. No es eso lo que está en entredicho. Si hay voluntad del gobierno para dialogar, si real y verdaderamente muestran su mano tendida (a la manera de Díaz Ordaz) entonces sentémonos a dialogar-discutir-debatir en términos lógicos, con suficiente atingencia, sin desviar las ideas centrales, sin acusaciones previas, sin descalificaciones.
¿Se atreven? Por las respuestas autoritarias, por la represión desmecatada, por la mentalidad fascista de este necio y –por lo mismo- dictatorial régimen…no lo creemos. No se atreverán a sentarse a la mesa bajo esas premisas. ¿Saben por qué? Porque pierden.
Prefieren seguir sembrando falsedades a través de los medios a su servicio. Toda una guerra hecha de mentiras que exaltan la estupidez y que revelan su ineptitud.
El ciudadano Marco Adame, gobernador de este Estado, ha quedado marcado para toda su historia política como un represor. El mismo debería reconocer, en un acto de soberana humildad, que no tienen -ni él, ni sus asesores estrellas (José Raúl Hernández, Oscar Sergio y Javier López)- la menor idea de este asunto Y habla muy mal de todos ellos que se dobleguen ante una cacica sindical plena de cinismo a quien su partido denostó durante muchos años, precisamente por eso.
Esperamos que se sume todo el pueblo a esta demanda. Que se sume todo Morelos para repudiar la represión, para echar por tierra el poderío sindical de ese grupo corrompido, para exhibir y señalar con índice de fuego a los partidos que defienden los intereses empresariales y caciquiles, el Pan y el Panal que bien pueden –cada vez que hablen- volver a morderse la lengua.
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