Ricardo Andrade Jardí
Algo que caracteriza a la derecha a nivel global suele ser su miedo a las manifestaciones artísticas. En algunas geografías optan por censurar u obstaculizar los procesos de enseñanza y desarrollo de estas “peligrosas” manifestaciones sociales y en otras geografías más perversas (como la nuestra) se burocratizan los procesos de enseñanza y se malforma a los estudiantes desarrollando imaginarios simples de mediocridad y “competitividad” que nada tienen que ver con el desarrollo de la imaginación creadora. Se impulsa la corrupción como garantía de “éxito”.
El arte es subversivo, piensan las derechas y aciertan; el arte se estructura en los procesos creativos de la imaginación y la imaginación creadora es transformadora de realidades y por ende revolucionaria en toda la extensión de la palabra.
Pero el miedo de la derecha al arte pasa por dos aberraciones: el arte crea espíritus cultos y los espíritus cultos son impulsores de hombres y mujeres libres, de sociedades justas, la libertad y la justicia son para la derecha demagogia del discurso y oposición a sus actos.
No hay derecha que soporte la manifestación artística y menos aún cuando ésta pretende una independencia de los procesos sistémicos del Estado.
Algunos sistemas “las soportan”, pues las diferentes luchas sociales han generado espacios importantes para el desarrollo, la enseñanza y la producción de las más plurales manifestaciones artísticas, desde lo más amateur, hasta lo que se pretende más profesional; aún así las derechas en el poder buscan y buscaran siempre eliminar lo más que se pueda del proceso creativo y más aún de la enseñanza artística, a la cual, en el mejor de los casos, sólo se le considera como una materia secundaria de los contenidos oficiales de la enseñanza.
No es raro ver, escuchar o leer repetidamente sobre los recortes presupuestales frente a las eternas crisis financieras; recortes en educación y cultura, desde los países que se pretenden más “democráticos y cultos”, hasta en los más totalitarios. El arte y el desarrollo intelectual son siempre los más agredidos; la guerra real de la derecha parece ser contra la inteligencia, contra la generación de hombres y mujeres cultos y por lo tanto libres…
Por estos días los estudiantes de la Escuela de Arte Belgrano, en Buenos Aires, resisten las maniobras de la derecha gobernante de esta ciudad, que pretende, por ser presumiblemente más rentable, cerrar la Escuela de Arte y convertirla en un garaje u oficinas, muchas e (in)escuchadas son las demandas de los hoy estudiantes de ese centro de imaginación, en el corazón del mítico barrio de San Telmo. El triunfo de esa defensa será la victoria de una de las manifestaciones más importantes de la libertad frente a la represión y opresión del dinero. La derrota de los estudiantes y profesorado de la Escuela de Arte Belgrano, será la demostración prepotente del “poder económico” frente a la libertad individual y colectiva no sólo de los diversos centros de enseñanza artística o de pensamiento, sino contra los habitantes mismo de Buenos Aires, capital de Argentina, que verá sistematizada la agresión contra los diferentes niveles de enseñanza pública.
La defensa de este centro artístico debe ser una preocupación continental que se sume solidariamente contra los intentos globales de la derecha por oprimir toda manifestación creativa de la libertad en el continente.
La lucha de la Escuela de Arte Belgrano en Buenos Aires, Argentina, es una pequeña, en apariencia, lucha común de todo un Continente… Apoyémosla.
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