Julio Hernández López
Felipe Calderón sigue poniéndole catastróficos techos de hielo seco a las bodegas compartidas de su país subrogado ABC. Ayer ratificó (también en el sentido roedor) otra concesión nefasta, al entregar el manejo de la guardería de dinero fácil de birlar denominada Lotería Nacional a la profesora-empresaria Gordillo, que guarda claro emparentamiento de tipo político con los Calderón Gómez del Campo y, al mismo tiempo, con el gerente regional de Sonora, Eduardo Bours Castelo, con quien ha hecho negocios de zoología política en los que pollastres locales de tres colores se han convertido en mapaches de caldera grande para elecciones federales.
Es hasta de mal gusto, por el momento que se vive en Sonora (donde ayer renunciaron a sus cargos dos funcionarios de Bours cuyas esposas son concesionarias de guarderías, para taparle el ojo al pollo, con especial insistencia en deslindar de cualquier responsabilidad a los parientes lejanos ahora instalados en Los Pinos), el cinismo designador de funcionarios sabidamente encaminados al uso de las arcas públicas con sentido faccioso y delictivo, como es el caso de Benjamín González Roaro, élbico recaudador de rentas que ya mostró sus dotes en el ISSSTE (recuérdese el reciente homenaje a la impunidad con el caso del dimitente Miguel Ángel Jiménez, otro prócer del ITAM pasado por las aguas turbias del Panal y luego pillado en Campeche haciendo transas publicitarias con cargo a la Lotería para impulsar la entrega electoral del negocio Campeche a los continuadores de la franquicia Mouriño).
Aunque, vista de otra manera, la entrega de la Lotenal al gordillismo mortífero, que luego acabará culpando a algún cooler de las tragedias desde ahora incubadas, también es de alto contenido pedagógico, pues muestra al alumno Felipe siguiendo el ABC depredador de la ronda macabra que tiene a México en la tragedia recurrente: el dinero de todos es entregado a unos cuantos que se lo embolsan en lugar de dedicarlo a las urgentes tareas de salvamento y recomposición social. Dicho con las manzanas de la pillería institucionalizada: las desgracias cotidianas son la prosperidad de unos cuantos, los fondos públicos robados significan la desatención de las carreteras en que se matan los mexicanos, la falta de medicamentos y hospitales, la degradación de la educación pública, la conversión de las cárceles en horrores que desembocan en motines y represión, el desempleo y un largo etcétera de criminales incumplimientos de las obligaciones públicas de los cuales el botón doloroso más reciente se ha dado en el Hermosillo dominado por los Bours que han hecho del erario estatal una fuente obscena de negocios para los suyos, familiares y amigos, y por la camarilla de gente decente que con el panismo foxista y calderonista ha obtenido contratos y concesiones que les permiten darse la gran vida, adornando las páginas de esas gestoras de la subversión social que son las publicaciones de sociales, exhibiendo sus lujos y frivolidades entre la creciente miseria colectiva a la que ahora se le está añadiendo el peligroso ingrediente del odio social acumulado.
A la cadena de agravios se suma la indicativamente imprecisa postura de la esposa de Felipe Calderón, que ha negado conocer personalmente a Marcia Gómez del Campo Tonella, una de las concesionarias de la bodega de niños ABC, y habla de su relación con esa familia como si fuera una estampa sepia de un abandonado álbum familiar del siglo pasado, cuando –como se publicó ayer aquí– hay evidencias de la frescura y consistencia de ese vínculo, ni más ni menos que la invitación a esa familia, Gómez del Campo Tonella, a compartir la reunión conmemorativa de las ocho décadas de vida de la madre de Margarita Zavala Gómez del Campo. En la galería de fotos de la sección de Sociales Plus de El Imparcial del pasado 31 de mayo se puede ver a miembros de la familia de la ahora famosa Marcia, aunque no específicamente a ella mas sí a su madre del mismo nombre. Concediendo que la esposa de Calderón no conociera a la hija Marcia, es evidente que existen actualizados y firmes lazos con, cuando menos, el resto de la familia.
La conexión sonorense no es sino una parte del gran sistema de jugoso empleo familiar y de usufructo de bienes públicos mediante contratos discrecionales que han desarrollado múltiples miembros de las familias Calderón, Hinojosa, Zavala y Gómez del Campo, luego caracterizadas por plumas amigas como parte de las parentelas custodio de los valores panistas. Pero la evidencia regional está siendo heroicamente tapada en los grandes medios electrónicos de comunicación por los mismos locutores y conductores que en otros temas suelen mostrarse como implacables verdugos e histéricos denunciantes de actos de corrupción que a sus patrones conviene exhibir. La teledictadura bipolar que hoy se vive en México no ha tenido pudor en reducir la cobertura de dos hechos noticiosamente importantes: las acusaciones de Miguel de la Madrid a Carlos Salinas de Gortari, que fueron celosamente condenadas a la inexistencia, y la relación familiar de la esposa de Calderón con una de los concesionarios de la antedicha bodega infantil ABC. Bajo la premisa aplastante de que lo que no pasa por sus pantallas no tiene existencia, relevancia ni continuidad política y mediática, los controladores de la percepción masiva censuran, manipulan y deforman (según las necesidades del cliente y en cuotas o combinaciones flexibles), creyendo que así pueden acomodar la realidad a sus proyectos ABC.
Astillero
Es priístamente obvio: si Dulce María Sauri hubiese sido favorecida en semanas anteriores con la candidatura a diputada federal que pretendió, hoy estaría haciendo campaña en busca del voto que ahora pretende vestir de blanco despechado... Y, mientras la alta sensibilidad social del Yunque-PAN hace que José Luis Luege proponga el aumento de tarifas por consumo de agua, ¡hasta mañana, con los trabajadores de Aviacsa que siguen resistiendo!
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