miércoles, junio 10, 2009

Ciberpederastia: los cazadores...


México ocupa el segundo lugar mundial en la producción de pornografía infantil, aseguran Microsoft y organizaciones internacionales contra el abuso de menores. Por ello, académicos y legisladores coinciden en que se debe actualizar la legislación para que se penalice en todo el país la explotación sexual de menores, incluidos sus usos electrónicos. Este semanario realizó un recorrido con agentes de la Unidad de Investigaciones Cibernéticas de la PGJDF y comprobó el horror alucinante que es para las víctimas el pretendido paraíso de los pedófilos.

Linux: Hola, soy de la ciudad de Querétaro y tengo una amiga que quiere sexo, tiene 10 años… caliente hasta donde ella quiere, así que contacten para planear reunión con ella.Pedosexx: Hola a todos y todas, estoy escribiendo desde Cuernavaca, Morelos, México y escribo para pedir que me ayuden si es que conocen un lugar en el DF donde pueda encontrar niñas para tener sexo con ellas.Estos mensajes son reales y fueron localizados por el antropólogo español Miquel Ángel Ruiz Torres, mientras estudiaba la pedofilia en internet. También observó que una abrumadora cantidad de sitios de encuentro entre ciberpedófilos y de intercambio de pornografía infantil se originan en México. El hallazgo concuerda con la fama que tiene el país como paraíso de pederastas.Microsoft estima que México es el segundo país productor de pornografía infantil, en tanto que la organización internacional Fin de la Prostitución, Pornografía y Tráfico de Niños (Ecpat, por sus siglas en inglés) estima que desde servidores locales se suben diariamente a internet más de 2 mil páginas de ese tipo al día.Mensajes como los que localizó Ruiz Torres son los que se encontraba todos los días la oficial Jennifer –conocida entre sus colegas como Linux– cuando navegaba en las redes sociales de menores en las que se cuelan adultos acosadores, así como los sitios de encuentro entre ciberpedófilos. Realizaba esta tarea como parte de su trabajo en la Unidad de Investigaciones Cibernéticas de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.“Tengo unas imágenes fuertísimas”, dice la agente mientras recorre el ciberespacio a golpe de clicks. Se detiene en un cuerpo de mujer delgadita, desnuda, encima de un adulto encuerado. Sobre su escritorio se encuentra un expediente con una lista de películas confiscadas en las colonias San Rafael y Tepito.Uno de los días en que esta reportera visitó la unidad, Linux estaba en una operación encubierta. Se hacía pasar por “Pedrito”, un menor de edad que inventó como anzuelo para atraer la atención de los ciberpredadores. Uno ya había caído en la trampa. Era un hombre que en la página clandestinogay pedía relaciones homosexuales con menores.“Al principio insistía mucho en que si yo era menor, que si soy delgado, que cuánto peso y cuánto mido. Le interesan mucho esos requisitos. Nos hemos comunicado por correos y mensajes por celular. Ya quedamos en vernos”, explica la oficial.Yo tengo mucha curiosidad por conocerte, Pedrito, y saber lo que piensas, eres buen chico, me gustaría tratarte… el sábado podrás ir, le escribió ese adulto después de insistir durante días que tuvieran un encuentro personal.
–¿Y cuál es el plan? –se le pregunta.
–Todavía no lo determinamos. Yo quería presentarlo porque tengo oficio del Ministerio Público, pero probablemente esté relacionado con otros delitos y debemos esperar. La policía cibernética de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) está integrada por nueve agentes; algunos son licenciados en informática, ingenieros en comunicaciones digitales o telemática, especialistas en cómputo forense, bancos y robótica. Investigan a los miembros de las comunidades virtuales que fantasean con tener sexo con niños, así como la producción, venta y comercialización de pornografía infantil. En un tablero colgado en la pared está escrito el rol de trabajo de cada agente y los seudónimos que utilizan: Cyber, Link, Dato, Bit, Net, Buffer, Linux, Moe y Bratz.
Anzuelos
“Es muy fuerte la información que tengo; hay adultos abusando de bebés, tengo un video donde la mamá obliga a su niña de tres años a subirse a los miembros del papá”, comenta el comandante Gustavo Caballero Torres, o Cyber, líder del grupo de investigadores que en abril de este año desmanteló una red de pornografía infantil en la que estaba involucrado un sacerdote.El día de la visita a la unidad, el jefe policiaco recorría sitios donde cibernautas intercambian experiencias sexuales y enfocó su atención en tres mensajes: Hola, busco chicos de 12 a 15 años para amistad con sexo. Me llamo José, soy bisexual, pagaré bien / Busco intercambio de videos de niñas de 6 a 15 años / Busco chico de 13 a 20 años que no esté ni feo ni gordo. Soy de Monterrey. Mi e-mail es…En sitios con nombres específicos se pueden leer comentarios como este: Oye, ¿alguna nueva aventurita con una peque?, ¿estaba rica?, ¿de cuántos años es?, cuéntame.Una vez que localizan páginas con pornografía infantil o donde se intercambia material o piden niños para sexo, el siguiente paso es anotar el correo electrónico de los involucrados y verificar si esos correos tienen antecedentes en otras páginas pornográficas; también investigan qué compañía proporciona el servicio de internet a esas personas, la identidad que registraron, dirección IP y el lugar geográfico donde fueron dadas de alta esas cuentas.
–¿Qué esperan para atraparlos? –se le pregunta.
–No queremos ir de uno por uno, sino agarrar a toda la red. Para eso es necesario realizar la investigación mediante metodología científica y policial. ¿De qué sirve atrapar a unos cuantos? Además, son inteligentes; así como yo los investigo, ellos hacen lo mismo conmigo.Existen aproximadamente 4 millones de sitios de pornografía infantil en la red.Según la policía cibernética federal, 80% de las víctimas son mujeres, niños y adolescentes, la mayoría de escasos recursos; entre 70% y 80% tiene historias de abuso sexual y desintegración familiar.“Los datos de la Policía Federal Preventiva muestran que la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes a través de internet ocupa el tercer lugar en la lista de delitos cibernéticos, sólo superado por los fraudes y las amenazas”, advierte Raquel Pastor, coordinadora de la organización Infancia Común.“A pesar de que recientemente fueron aprobadas reformas a los códigos penales federal y del Distrito Federal, existen grandes vacíos legales para identificar y sancionar delitos cibernéticos y delitos asociados como la distribución de material pornográfico”, asegura la experta, quien creó el diplomado de Explotación Sexual Comercial Infantil en la Universidad Iberoamericana.El investigador Gerardo Rodríguez critica que el gobierno federal, a diferencia del capitalino, aún no actualiza sus leyes para permitir que su policía cibernética persiga la explotación sexual de menores. Tampoco sanciona al consumidor de pornografía infantil y permite a los estados que apliquen sus propios criterios para penalizar estos delitos. Ante este vacío, en San Luis Potosí y Tabasco, por ejemplo, está más penado robar un caballo que abusar sexualmente de un menor.La diputada Claudia Cruz, de la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados, dijo a Proceso que en la Reforma Integral de la Protección a Víctimas ante los Delitos de Pederastia aprobada en abril, el PRI y el PAN bloquearon las propuestas de que la Federación atraiga los abusos contra los menores de 18 años cuando las procuradurías estatales no los investiguen, de retirar el registro a las asociaciones religiosas cuyos líderes solaparan pederastas, la sanción a los encubridores que no eviten que se repita el abuso y la consideración del delito como delincuencia organizada. Perseguir los delitos que se cometen por internet es, de por sí, difícil. Caballero Torres se queja de que “a veces la política no permite que las corporaciones policiacas se apoyen” e interactúen. Lamenta que la PGR no siempre colabora en las investigaciones con la policía local, mientras que Estados Unidos o España pueden compartir información con otros países.
“Como guerrilleros”
Eduardo: Hola a todas las jovencitas de esta comunidad, soy un hombre de México DF y deseo conocerte, si eres una chavita con ganas de vivir tu sexualidad al máximo me encantaría complacerte… Escribe pronto, pequeña.Soyelamor6: Niña de 10 años en México. Subasta de esta preciosura de 10 años, espero postulantes serios, buena suerte y felicidades al que la logre. Estoy cerca de México, DF, la base para ofertas será $1500 US, saben que vale la pena.Los ciberpedófilos actúan como guerrilleros: usan seudónimos y adoptan muchas personalidades, se camuflan abriendo cuentas con datos falsos y conectándose a un servidor proxy para ocultar su identidad y localización. Emigran entre sitios fijos para no tener bases localizables (muchos grupos sólo sobreviven unas pocas horas, justo las suficientes para que los cibernautas completen sus colecciones de pornografía infantil) y navegan en espacios donde se sienten seguros, superiores e invulnerables. “Son muy listos, luego migran la IP a servidores extranjeros, configuran sus equipos para que los datos sean dados de alta en Holanda y yo piense que están operando desde ahí”, dice Caballero Torres.Para su tesis de doctorado, titulada La atracción por la inocencia. Sociabilidad e imaginario erótico en las comunidades virtuales hispanohablantes orientadas a la pedofilia, Ruiz Torres estudió sitios creados por cibernautas anónimos destinadas principalmente al intercambio y venta de materiales gráficos ilegales y en menor medida al intercambio de experiencias y opiniones.De los 473 sujetos de su estudio, 48% afirmaron vivir en México; 11% en España; 10% en Argentina; 9% en Perú; 4% en Venezuela, Chile y Colombia, y 10% en otros países de Latinoamérica, Estados Unidos y Canadá.Advierte que quizá porque su investigación estuvo basada en México, le aparecieron más sitios locales. Sin embargo, especialistas en el tema ubican a los mexicanos como grandes consumidores de pornografía.De los 196 mexicanos que participan en esas redes, 70 dijeron residir en el Distrito Federal (aunque Ruiz Torres cree que probablemente también los mexiquenses dijeron vivir en la capital), 16 en Nuevo León; 13 en Puebla; 12 en Jalisco; 8 en Baja California y Veracruz; 7 en Tabasco y Quintana Roo; 6 en Tamaulipas, y los 55 restantes en el resto del país.El perfil encontrado en esos clubes de “amantes de niños” corresponde a varones cuya edad media es de 22.79 años (70% de 182 no supera los 25 y 14% son menores de edad), y generalmente son estudiantes o profesionales calificados.De los 900 mensajes posteados en las comunidades virtuales que revisó, cuatro eran propuestas para filmar o fotografiar niñas en actos sexuales. Para conseguir imágenes concretas e invitaciones a comunidades, los “amantes de los niños” adoptaron estrategias y códigos para ponerse de acuerdo sin revelar explícitamente sus intenciones. Como se ve en el siguiente diálogo:Tanita11: Me llamo Tanya Liset, tengo 11 años y me gusta el sexo un mes después que lo hice (desde los 6 años). Me gustan mucho las fotos de niñas menores de 9 haciéndolo cuando se ve que la están penetrando. Si me puedes sugerir alguna comunidad, te lo agradezco.Sensual: Hola Tanita 11, me encantaría tener una experiencia contigo, yo tengo muchas fotos y videos de niñas chicas siendo penetradas, ponte en contacto conmigo y nos arreglamos para ponernos de acuerdo, un beso.Las imágenes sexuales de niños pueden conseguirse en internet sobre todo por medio del intercambio o la venta directa con usuarios privados. La otra vía es la oferta abierta al público que lanzan websites donde se establecen links con títulos como Lolitas World o Little Angels.En la pornografía hard que ofrecen esos sitios, los genitales son captados minuciosamente, como describe Ruiz Torres: “Bebés niñas mostrando los genitales bajo sus falditas; primerísimos planos de vaginas abiertas por unos dedos inquisitivos, en el llamado close up; acercamiento máximo a una vagina para registrar la abertura que dejó una anterior penetración (como intentando demostrar la autenticidad del acto extremo), primeros planos de coitos donde nunca se ven los cuerpos enteros (ni las caras)”.El especialista considera que la producción de algunas imágenes con sexo explícito de niños puede estar vinculada con el crimen organizado, pero “por lo general” se trata de creaciones caseras hechas por familiares, que suben ellos mismos a internet o comparten en comunidades de pedófilos.
Estigma
La pornografía no sólo implica la acción de tomar una foto o un video: perpetúa abusos y violaciones a niños y niñas y los marca de por vida. “El abuso se multiplica cada vez que alguien ve ese material”, opina la doctora Elena Azaola, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores de Antropología Social (CIESAS).En los sitios de pornografía hard descritos por el antropólogo Ruiz Torres, se ven fotos que revuelven el estómago a cualquiera, incluido el agente Cyber.Lo mismo aparecen niñas que hacen felaciones a niños asustados que son obligados a masturbarse; parejitas en posición de “69”; orgías infantiles; adultos que masturban a niñas y niñas que reciben instrucciones de cómo hacer una felación o masturbar a un mayor; hombres que penetran a sus hijas con la ayuda de sus esposas; infantes que participan en orgías familiares; hombres que violan a sus hijas en sus propias camas por la noche, filmando con la sola luz de la cámara, mientras en el audio se escucha cómo imploran a su padre.También pueden verse cuerpos de bebés en sus cunas con penes sobre ellos o penetrándoles; niñas sumisas orinadas por uno o varios hombres, o recibiendo eyaculaciones en el cuerpo, o lamidas y penetradas por animales; niñas encadenadas, con collares de cuero, cadenas, o cuerdas que les amarran manos y pies, con la cara tapada con una capucha negra, mientras los adultos las golpean, o las amenazan con armas, o son obligadas a hacer felaciones, o penetradas con objetos.El agente Cyber guarda en su computadora algunas de estas filmaciones que quitan el aliento. En una se ve a un hombre gordo obligando a una niña con antifaz a chuparle el pene y la niña, sometida, se inclina para complacerlo. A partir de estas grabaciones, Cyber tiene que llenar un formato con descripciones de las escenas, del lugar de la filmación, rasgos particulares de los participantes, diálogos y acentos regionales. Es posible que estos datos ayuden a ubicar un sitio geográfico, y posteriormente identificar un culpable. Sin embargo, los pederastas se cuidan mucho de no dejar rastros. “Este video alguien lo sube a la red porque alguien se lo pasó, que se lo pasó a otro, y lo ve y lo disfruta, lo baja a un DVD y lo vende, y es un círculo vicioso”, explica mientras muestra su archivo.Los videos no acaban. En sociedades como la mexicana donde no se conjuntan voluntades para cerrarle el paso a los predadores que navegan por internet intercambiando pornografía infantil, este fenómeno se comporta como el monstruo de mil cabezas: en cuanto se le corta una, y aparece otra. Antes de terminar de leer este reportaje, se habrán subido 20 nuevas páginas a la red.“Hay videos más fuertes, más duros, estar viendo 12 horas al día porno infantil repercute psíquicamente. A mí me da coraje, se siente feo, no somos robot para no sufrir por lo que estamos viendo, pero hay que saber lidiar con esto para combatirlo”, comenta.
–¿Qué pasa si meto a investigar a alguien que no sabe manejar estas situaciones? –pregunta a sus colegas.
–Se convierte en violador en potencia –responde Virus desde su lugar.
–Lo matas
–dice Bit.
–No aguanta
–afirma Linux.
–Lo vuelvo loco –se responde Cyber, quien después de pensar un rato agrega: “por la noche me quedo pensando cuál estrategia tengo que seguir para poderlos agarrar y pensando en los videos, en qué poca madre, pobre niña”. l

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