Ángel Bolaños Sánchez
Tras la derrota de la derecha en Iztapalapa, Andrés Manuel López Obrador pidió a miles de seguidores ir pensando en 2012, tendremos otra cita con la historia, en la que puso nombre al que será el adversario a vencer: Enrique Peña Nieto, el candidato de la mafia.
Pero advirtió que en el camino habrá que vencer muchos obstáculos y fatigas, como la infamia de pagar impuestos por alimentos y medicinas, por lo que dio la instrucción a los candidatos a diputados federales de PRD, PT y Convergencia que fueron electos y llegarán a la próxima legislatura, a que se apresten a impedirlo, tomando incluso la tribuna y declarando huelga legislativa.
El líder del Movimiento en Defensa del Petróleo, la Economía Popular y la Soberanía Nacional regresó ayer a Iztapalapa con Clara Brugada y el ahora jefe delegacional electo, Rafael Acosta, Juanito, para agradecer el voto por el PT para permitir que la ex candidata perredista, a la que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) revocó su registro, asuma la administración una vez que el petista pida licencia para retirarse del cargo.
Brugada Molina reiteró su llamado a Jesús Ortega para que renuncie a la dirigencia nacional del PRD e iniciar la reconstrucción del partido, y convocó a los iztapalapenses a impulsar una organización ciudadana más sólida por medio de comités democráticos y libres.
Dijo que el día de la elección, Iztapalapa dejó de ser nota roja para convertirse en el escenario de una batalla democrática y la tumba del grupo político que pretendía perpetuarse en el poder, y muestra de ello es que Nueva Izquierda (NI) perdió tres diputaciones federales y una local.
En un mensaje de casi 30 minutos, Brugada dijo que convertirá Iztapalapa en la zona más segura de la ciudad, anunció la construcción del hospital de la mujer, un gobierno austero, comenzando por recortar el salario de los servidores públicos, entre otras; en tanto, convocó a una manifestación frente al TEPJF el jueves próximo para exigir a los magistrados que se desistan de las denuncias en contra de quienes protestamos en la madrugada del atraco.
En Iztapalapa, señaló López Obrador, en condiciones por demás adversas se derrotó a la mafia del poder en México, que quiso consumar un descarado fraude electoral anticipado. Para ser más claros, aquí, con el apoyo de este pueblo ejemplar, se derrotó a Carlos Salinas, Manlio Fabio Beltrones, Felipe Calderón y demás integrantes de la mafia. Aquí también se derrotó al tribunal electoral federal, a Televisa y a otros medios de comunicación y toda esa caterva de políticos corruptos, de paleros y achichincles.
Con la confianza del resultado obtenido, a pesar de los más de 20 mil millones de dólares –del presupuesto público y otras fuentes de financiamiento– que PAN, PRI y sus otras organizaciones políticas destinaron para comprar el voto, López Obrador planteó que para 2012 nosotros postularemos a quien esté mejor posicionado. Y a quienes comenzaron a corear ¡Obrador! ¡Obrador!, aclaró que lo más importante es el proyecto y que el pueblo de México tendrá la disyuntiva de decidir entre dos opciones: los intereses de la mafia y el cambio verdadero.
Y contra quienes dudan de que Rafael Acosta cumpla su compromiso de ceder el cargo a Brugada, dijo que no debe caber la menor duda de que Juanito sabrá honrar su palabra y se mantendrá como Ulises, amarrado al mástil de nuestro movimiento escuchando el canto de las sirenas, sin caer en tentaciones.
El petista, quien llegó retrasado al acto y en lugar de la cinta con su sobrenombre, Juanito, portaba una que decía delegado, dijo que “por fin pudimos sacar a los chuchos de Iztapalapa”, y gracias a Rafael Acosta se cumple el sueño de Clara Brugada.
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