Ricardo Andrade Jardí
El jefe de gobierno de la monarquía española, que no de una democracia, el “socialista” Zapatero y su partido, juegan el triste papel, designado a la “madura y moderna izquierda” que las golpistas televisiones del mundo promueven. En tanto las posiciones fascistas de los populares españoles se dejan escuchar en su “afán democrático” para apoyar el “democrático golpe militar” que rompe, una vez más en Honduras, el orden realmente democrático de ese agredido país, para imponer un títere al servicio de los intereses rapaces del libre mercado, tan promovidos por la y del gusto de la monarquía española, con jefes de gobierno “socialistas” o fascistas vasallos todos de los intereses de las corporaciones empresariales del decadente imperio norteamericano.
Micheletti es un gorila golpista y por más intentos que las derechas (mundiales) hagan por cambiar su escala zoológica, no lo lograrán. América Latina no es la misma hoy, que la que era en la década de los ochenta.
Los golpes militares son eso y simplemente eso, gorilatos a modo del imperio gringo. Pero también son el anuncio de la dictadura y la revelación inevitable de los actores e intereses que están detrás.
No importa cuánto apoyo ofrezca la derecha española a los golpistas. No importa cuántas mentiras más vociferen los consorcios televisivos. No importa la tibieza de los gobernantes “socialistas” de la vieja Europa, no importan las contradicciones discursivas de la afro-americana Casa Blanca, en Honduras hay un (des)gobierno de facto, una dictadura militar producto de un golpe antidemocrático, que ha puesto al descubierto un enorme entramado de intereses nefastos que cruzan el Atlántico y que dejan ver con claridad las apuestas comerciales y económicas en las que se pretende sustentar al agónico y auto-definido, por G.W. Bush: “capitalismo democrático”.
Son horas duras para el continente americano. El futuro posible se bifurca en dos rumbos radicalmente opuestos. El del arduo camino de la democracia participativa aún inalcanzable o el de la larga noche de las dictaduras.
La resistencia hondureña, por duro que parezca, se juega no sólo su presente inmediato, sino el futuro y la suerte de todo un continente y por eso es no sólo conveniente, sino también imperiosamente urgente, abrir todos los frentes de denuncia y acción que sean necesarios, que nos sean posibles, para que los que se juegan la vida desde adentro del golpeado país centroamericano, se sepan acompañados por todos los que desde afuera debemos y tenemos la obligación de hacer que los golpistas caigan para que Zelaya regrese a cumplir con el mandato de la voluntad popular y para que el heroico pueblo hondureño camine su propio destino. Es importante que los de afuera seamos la voz de los de adentro para exigir a nuestros gobiernos e incluso desgobiernos y a los organismos internacionales, cada instante, el no reconocimiento del los gorilas de facto y ningún apoyo político ni económico. Es urgente que denunciemos el apoyo militar que Estados Unidos no ha cortado aún a los golpistas; que hagamos un gran frente mundial de contrainformación que logre aplastar la avalancha mediática de las mentiras de las televisoras comerciales que de Sur a Norte del continente que están detrás del criminal y cobarde golpe militar en Honduras. Honduras somos todos y su suerte hoy es la de todo el continente.
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