miércoles, septiembre 09, 2009

Que se vayan todos

Julio Pimentel Ramírez

Después de tres años de gobierno ilegítimo, Felipe Calderón pretende hacer un alto en el camino y tras pronunciar un mensaje a la Nación lleno de medias verdades –hagamos una concesión a aquellos que quieren ver las cosas desde la perspectiva ilusoria del vaso medio lleno o medio vacío- y mentiras completas, anuncia la “renuncia” de tres funcionarios de importantes dependencias gubernamentales en un ambiente de fracaso y con nítidos presagios de gatopardismo, es decir se pretende continuar por el mismo camino que ha sumido a México en una profunda crisis.

No se trata de calificar estos relevos como “tardíos e insuficientes”, como “valientemente” los catalogan políticos de oposición, la realidad va mucho más allá: el alto costo social, que incluye el alarmante incremento de la pobreza, el desempleo, la violencia, la ignorancia, la desesperanza, la corrupción y la impunidad, entre otras cosas de esta larga lista, demandaría que todo el “gabinetazo”, incluso el inquilino de Los Pinos, dimitiera.
Pero como nuestra democracia, ésta sí insuficiente, no contempla mecanismos de participación ciudadana, como el referéndum, que vigilen la actuación gubernamental y manden a sus casas a los funcionarios que no cumplan, seguiremos padeciendo a esta clase política y sus decisiones, como la que hoy nos ocupa.
Las cuentas entregadas por el calderonismo son funestas en todos los terrenos, lo mismo en la economía que en la política, en materia social que en seguridad, así que el balance de la Procuraduría General de la República (PGR), de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (SAGARPA) y de Petróleos Mexicanos (PEMEX) es negativo y los funcionarios que las encabezaron: Eduardo Medina Mora, Jesús Reyes Heroles y Alberto Cárdenas Jiménez son el prototipo de los funcionarios del “cambio” en cuanto a ineficiencia, corrupción y visión tecnocrática de la realidad y de las funciones de gobierno.
Al despedir a sus colaboradores Calderón los felicitó por su “eficiencia, entrega, patriotismo”, palabras desmentidas por la realidad, por los resultados entregados. Eduardo Medina Mora, uno de los artífices de la fracasada “guerra contra el narcotráfico”, deja una dependencia frágil, permeada por el narcotráfico y es de destacar su contribución al saldo de más de 14 mil ejecuciones que ensangrientan y horrorizan a la nación.
La procuración de justicia bajo el panismo continúa sin variación, benévola con los poderosos e implacable y dura con los que menos tienen y con los luchadores sociales, si no que lo digan los asesinados, los presos de Atenco, los hostigados y perseguidos de Oaxaca, los detenidos desaparecidos para los que no hay justicia.
Alberto Cárdenas Jiménez siguió el sendero de sus antecesores del PRI y del PAN: el campo está en ruinas, millones de campesinos emigran al Norte o a las ciudades mexicanas, la soberanía alimentaria es una quimera y la sombra del hambre se cierne sobre millones de personas.
Jesús Reyes Heroles, negando la memoria paterna, cumplió “eficazmente” su tarea de profundizar el declive de PEMEX, avanzar en la privatización encubierta de la paraestatal y colocarla en quiebra para que a las transnacionales les salga más barato apropiarse de una riqueza que en otras manos y bajo un proyecto de soberanía y dignidad nacional aún puede contribuir a la reactivación económica, al desarrollo económico sustentable y justo.
Las piezas de recambio son parte del mismo equipo desgastado del panismo y la tecnocracia, no representan ningún cambio sino la continuidad del ineficiente proyecto calderonista y anuncian más de lo mismo. El nombramiento en la PGR, Arturo Chávez Chávez, merece especial atención pues se desempeñó como subprocurador y procurador del entonces gobernador Francisco Barrio en el periodo más terrible de auge de los casos de feminicidios cometidos en Ciudad Juárez, Chihuahua. También en ese sexenio fungió como delegado de la PGR en esa entidad.
Las otras designaciones tampoco presagian nada bueno. En Pemex designó a Juan José Suárez Coppel, de largo historial en la iniciativa privada (director adjunto de derivados de Banamex, tesorero corporativo de Televisa, vicepresidencia de administración y finanzas del Grupo Modelo, director general de Cinemex) y algo en el sector público (coordinador de asesores del secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz y ex director corporativo de Finanzas de Petróleos Mexicanos).
Como puede verse Suárez Coppel forma parte del equipo compacto al servicio de Roberto Hernández, delincuente de cuello blanco que eludió el pago de varios miles de millones de dólares al erario público y quien es acusado de narcotráfico por los diarios POR ESTO! Desde 1997. Por si fuera poca existen denuncias sobre su papel de operador de los hermanos Bribiesca, hijos de Marta Sahagún, en lo que se refiere a los negocios que hicieron en la paraestatal.

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