Guillermo Fabela Quiñones
Aun cuando el impacto noticioso lo tuvo el relevo de tres funcionarios de primer nivel del gobierno de Felipe Calderón, lo verdaderamente relevante para la opinión pública es el anunció que hizo éste de que solicitará al Congreso de la Unión autorización para utilizar una parte de las reservas del IMSS, que ascienden a más de 147 mil millones de pesos. Según el director de la institución, Daniel Karam, los recursos liberados se invertirían en infraestructura, equipamiento y medicamentos. Esto contradice el triunfalismo de la campaña propagandística del tercer informe de gobierno, y viene a confirmar la irresponsabilidad que caracteriza al régimen de la continuidad panista.
El representante del sector obrero fue quien señaló que la cantidad que desea utilizar Calderón asciende a 18 mil millones de pesos, que se sumarían a los más de 6 mil millones que ya habían sido tomados en calidad de préstamo este mismo año. Vemos así que Calderón no tiene empacho en perjudicar a los derechohabientes de la institución, con tal de seguir protegiendo a sus patrones, banqueros y cúpula empresarial que cuentan con un escenario inmejorable para seguirse enriqueciendo. Lo único que podría frenar esta nueva irresponsabilidad de Calderón es una alianza entre legisladores del PRI y del Frente Amplio Progresista, dentro de una estrategia orientada a liquidar la fuerza de la extrema derecha en el aparato de gobierno.
Se trata de una prioridad insoslayable, teniendo en cuenta la incapacidad de Calderón para ejercer un liderazgo autónomo, y sobre todo su voluntad para seguir anteponiendo los intereses de los poderes fácticos a los de la nación, como lo evidencia una vez más la serie de relevos en su gabinete anunciados el pasado lunes. En vez de aprovechar ese movimiento para fortalecer su equipo de trabajo (de algún modo hay que decirlo), y proceder de acuerdo al imperativo de superar inercias negativas, los nuevos funcionarios confirman que para Calderón el arte de gobernar es lo menos importante de su tarea. Un estadista actúa conforme a principios que fortalezcan al Estado en su totalidad, y lo que está haciendo Calderón es proceder con alcances muy limitados, como lo ejemplifican sus nuevos compañeros de viaje.
Los tres son gente muy comprometida con la oligarquía, a la cual han servido lealmente. Llama la atención de manera particular el nombramiento de Juan José Suárez Coppel, economista neoliberal a ultranza, con experiencia en el Grupo Modelo y en Banamex, en sustitución de Jesús Reyes Heroles, quien cumplió sin brillo el trabajo sucio de avanzar en la privatización de PEMEX. Asimismo, es peculiar la designación de Arturo Chávez Chávez, ex procurador de Chihuahua cuando se inició la matanza de mujeres en Ciudad Juárez, a quien deberá ratificar el Senado. El nuevo titular de Agricultura es Francisco Mayorga, gente afín a Vicente Fox, quien fue secretario de Desarrollo Agropecuario cuando Alberto Cárdenas Jiménez fungió como gobernador de Jalisco.
Con la salida de Eduardo Medina Mora de la PGR, la ex pareja presidencial pierde un aliado fundamental, lo que no significa que en adelante vayan a prosperar las denuncias contra las corruptelas de los hijos de Martha Sahagún. Lo que se pone de manifiesto es la influencia de Genaro García Luna, titular de la Secretaría de Seguridad Pública, sobre Calderón, puesto que sus relaciones con Medina Mora se significaron siempre por la tirantez y la ausencia de cooperación interinstitucional.
Estos cambios, vale insistir en ello, no modificarán un ápice el esquema reaccionario impuesto a Calderón por la oligarquía. Tampoco lo acentuarán, porque tratar de hacerlo conllevaría a fuertes jaloneos con el PRI, partido que en la Cámara de Diputados buscará limpiarse la mugre que le han dejado casi tres décadas al servicio de esa misma oligarquía. Así lo deja ver la entrevista que dio a “La Jornada” el coordinador de la fracción del tricolor, Francisco Rojas Gutiérrez, donde puntualiza la necesidad de que la banca apoye las actividades productivas, y asimismo que haya más participación de capitales mexicanos en las instituciones financieras. Lo curioso del caso es que él fue uno de los artífices, dentro del gobierno de Miguel de la Madrid y luego en el de Carlos Salinas de Gortari, de la estrategia privatizadora de la banca, así como de los métodos que condujeron a lo que es ahora el sistema bancario de México, el menos comprometido con el desarrollo del país desde tiempos inmemoriales.
gmofavela@hotmail.com
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