lunes, febrero 15, 2010

Afganistán: crímenes de guerra

Editorial de La Jornada

El sábado pasado, tras una ofensiva por tierra y aire de las fuerzas de ocupación contra Marjah, un presunto enclave talibán en el sur de Afganistán, los mandos militares occidentales se jactaron de estar muy satisfechos por haber dado muerte en esa acción –en la que perdieron la vida un estadunidense y un británico–, a una veintena de combatientes de la resistencia de ese país centroasiático y por haber encontrado una resistencia mínima. El general inglés Gordon Messenger detalló que los talibanes parecían desorientados, desorganizados e incapaces de oponer una reacción coherente. Un día más tarde, el mando ocupante hubo de admitir que 12 de las bajas mortales eran civiles, asesinados por dos misiles que se desviaron de su objetivo e impactaron en una vivienda de Helmand. Horas antes, la ONU había pedido a ambos bandos que evitaran las muertes de civiles.

¿Así que la ONU tiene que pedirles que eviten las muertes de civiles?

Posiblemente la confusión explique por qué las tropas invasoras, que actuaron con el apoyo de efectivos locales del régimen títere que encabeza Hamid Karzai, hayan encontrado una resistencia débil y una reacción desorganizada: porque el objetivo principal de su ataque estaba conformado por personas no combatientes, indefensas y desarmadas. Mientras Karzai reiteraba sus tenues e inútiles peticiones a las fuerzas extranjeras de que no maten civiles, Messenger se disculpó por lo que llamó un hecho desafortunado y estimó que la ofensiva occidental está en su etapa fácil; la difícil será calmar a la opinión pública.

El cinismo y la inmoralidad de la aventura de Washington –acompañada por Londres y otros socios menores– en el martirizado Afganistán quedan, pues, a la vista: para los gobiernos occidentales, masacrar a la población local no sólo es lícito sino fácil, y las consecuencias de la atrocidad no representan más que un problema de imagen.

Desde el inicio de la agresión estadunidense contra la nación centroasiática, a fines de 2001, y con el pretexto de vengar los atentados terroristas perpetrados por Al Qaeda el 11 de septiembre en Nueva York y Washington, una constante de esa guerra han sido las carnicerías de inocentes realizadas por la artillería y la aviación invasora, hechos que ahora los mandos extranjeros quieren presentar a las sociedades de sus países como sucesos normales e inevitables.

Se busca, de esa manera, hacer partícipe a la opinión pública internacional de la degradación moral que la aventura afgana ha provocado en los gobiernos de países que se dicen civilizados y respetuosos de los derechos humanos. Este fenómeno resulta particularmente desesperanzador si se considera que el gobierno que encabeza Barack Obama se comporta, en Afganistán, en forma no muy distinta al de su predecesor en la Casa Blanca, George W. Bush, en Irak. Al trasladar las prioridades bélicas de la superpotencia del país árabe al territorio afgano, Obama ha retomado, prácticamente intacto, el modelo depredador y genocida que el texano puso en práctica en suelo iraquí, y con ello ha defraudado las esperanzas mundiales que generó su llegada a la Presidencia, de que Estados Unidos, sin dejar de comportarse como un país intrínsecamente injerencista, podría al menos cambiar los métodos de su política imperial.

Desde cualquier punto de vista, las masacres de civiles en Afganistán constituyen crímenes de guerra; si no ameritan esa calificación en ningún tribunal internacional ello se debe a que el peso político y diplomático de Washington y de sus aliados europeos es capaz de paralizar y neutralizar todo mecanismo de justicia que pueda desembocar en resultados adversos para su causa. Queda, como último recurso, la presión y la movilización de las sociedades occidentales para impedir que, en su nombre, las fuerzas que ocupan Afganistán sigan asesinando en masa a civiles inocentes. Cabe esperar que tales sociedades actúen, pues de otro modo se harán cómplices de las atrocidades perpetradas por sus respectivos gobiernos.

Sin embargo, La OTAN está satisfecha con su gran ofensiva:

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), se mostró este domingo satisfecha por la fuerte ofensiva lanzada desde el sábado en Afganistán contra uno de los segmentos de la resistencia afgana, Marjah, pese a haber asesinado a 12 civiles presuntamente por un error "desafortunado" al desviarse dos proyectiles hacia una vivienda.
Las autoridades de esta organización, que reúne las fuerzas militares de Estados Unidos, Francia, Reino Unido y los demás países que participan en la invasión del país de Medio Oriente, manifestaron su satisfacción en el segundo día de la ofensiva contra este bastión talibán en el sur de Afganistán, en el cual los insurgentes ofrecen poca resistencia.
Sin embargo, dejaron un espacio para disculparse con el presidente afgano, Hamid Karzai, por la muerte de los 12 civiles al lanzar dos cohetes que se desviaron 300 metros y erraron en su objetivo.
El jefe de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) , el general estadounidense Stanley McChrystal, consideró ante el mandatario afgano que el asesinato fue suceso "desafortunado".
De acuerdo con un comunicado, los proyectiles debieron impactar contra un presunto refugio desde el cual los talibanes estaban abriendo un fuego "preciso y directo" contra un grupo de soldados internacionales y afganos.
McChrystal dijo que "la actual operación en el centro de Helmand está dirigida a restaurar la seguridad y la estabilidad en esta zona vital de Afganistán. Es lamentable que durante nuestro esfuerzo conjunto se hayan perdido vidas inocentes". "Expresamos nuestro más sentido pésame y nos aseguraremos de hacer todo lo que podamos para evitar futuros incidentes".
Marjah, considerado el único núcleo de la provincia de Helmand que el movimiento talibán controlaba por completo, tiene unos 80.000 habitantes.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) había pedido este domingo a las partes en conflicto que evitaran las muertes de civiles y respetaran al personal humanitario desplegado para ayudar a los desplazados.
De igual forma el presidente afgano solicitó a la OTAN que evite las bajas civiles y descarten el uso de la fuerza aérea en zonas donde vivan los civiles.
Desde este sábado en la madrugada 15 mil soldados de fuerzas afganas e internacionales, liderada por Estados Unidos, iniciaron una ofensiva contra uno el segmentos de la resistencia afgana, Marjah.
En varios comunicados, la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), bajo el mando de la OTAN, indicó que en el asalto participan unos cinco mil efectivos estadounidenses, dos mil militares afganos y un gran contingente del Ejército británico apoyados por soldados de Dinamarca, Estonia y Canadá.
El operativo Mushatarak, que significa "juntos" en idioma dari (persa afgano), inició con el envió de unos 60 helicópteros repletos de efectivos de la infantería de la marina estadounidense y tropas afganas.
Esta maniobra militar debe concentrarse en la ciudad de Marjah y sus alrededores, con una población estimada en 125 mil habitantes.
El portavoz del ejército británico, general Gordon Messenger, afirmó que "el objetivo principal fue alcanzado" por las tropas británicas, que fue tomar el control del la población y de las principales puestos de policías, alrededor de Chah-e Anjir, en el norte de Marjah.
Esta operación es la más grande que fuerzas internacionales han emprendido desde el anuncio del presidente estadounidense, Barack Obama, de enviar a 30 mil soldados, con el fin de invertir el curso de la invasión que comenzó en 2001.
El último anuncio oficial informaba de al menos 27 talibanes muertos y 11 detenidos. Por parte de las fuerzas internacionales, dos soldados británicos perdieron la vida y tres estadounidenses por una explosión.
Con estos muertos, el número de soldados extranjeros fallecidos en Afganistán desde comienzos de año es de 71.
La invasión en Afganistán ha cobrado la vida de 520 oficiales sólo en 2009, el balance más elevado en ocho años.

Como si todo lo anterior fuese poco, la cereza del pastel:

Ofensiva de la OTAN en Afganistán
Los marines impiden a la Cruz Roja la evacuación de civiles heridos en Marjah

Enrico Piovesana
Peace Reporter

Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti

Las tropas de EEUU que rodean Marjah impiden la evacuación de civiles heridos, lo que provoca su muerte debido a la falta de atención médica adecuada. La denuncia procede del hospital Emergency en Lashkargah, que se encuentra sólo a 40 kilómetros del epicentro de la ofensiva aliada en marcha desde el viernes por la noche y desde donde se oye a lo lejos el fragor de la batalla: estallidos sordos de explosiones, ecos continuos de ráfagas de metralleta, ruidos de helicópteros y cazas que sobrevuelan sin cesar el lugar.

"El sábado por la mañana la Cruz Roja Internacional nos llamó -cuentan desde el centro quirúrgico de la ONG italiana- para decirnos que en su ambulatorio de urgencias de Marjah había 28 civiles gravemente heridos en las primeras fases del ataque, pero que no podían traerlos a nuestro hospital porque los marines no les concedían permiso para pasar los controles fuera de la ciudad. Así, 6 de los 28 murieron por falta de atención adecuada".

"Ya es domingo por la tarde y los militares de EEUU siguen impidiendo la salida de medios de la Cruz Roja Internacional, que ahora está tratando de enviar a Marjah un convoy que ha salido de Kandahar, con la esperanza de romper el bloqueo impuesto por las tropas de EEUU. En caso de que se logre llevar a cabo la evacuación, se llevará a los heridos al hospital de Emergency, el más cercano al área de combate: son sólo 40 kilómetros; sin embargo, para recorrerlos ahora se puede tardar unas 5 o 6 horas de viaje a causa de las decenas de controles militares a lo largo de la carretera".

Algunos civiles heridos en la operación aliada "Moshtarak" han llegado de todos modos al hospital de Emergency en Lashkargah. "Hemos recibido hasta ahora cinco heridos de la zona de Marjah: entre ellos había un niño de siete años con una bala en pleno pecho", explican desde el centro quirúrgico.

Durísima la reacción de Emergency: su fundador, Gino Strada, que, en un comunicado titulado "El Nobel por la paz y los criminales de guerra" denuncia "los gravísimos crímenes de guerra perpetrados por las fuerzas de la coalición internacional guiada por los Estados Unidos" y solicita la inmediata apertura de un corredor humanitario que consienta la evaciación de los civiles heridos en Marjah.

Fuente: http://it.peacereporter.net/articolo/20241/Afghanistan%2C+truppe+Usa+impediscono+alla+Croce+Rossa+l%27evacuazione+dei+civili+feriti+a+Marjah

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