Julio Hernández López
La rebelión comercial de los micrófonos mandó ayer al diablo las instituciones y opuso a un proceso legislativo consumado la tesis sin sustento legal de un referéndum particular, espot por espot y rating por rating. Golpistas televisivos y radiofónicos engallados (con las cúpulas empresariales agregadas) que pretenden fabricarse su propio fuero, con Paty Chapoy preguntándose si podrá ser candidata ciudadana a la Presidencia de la República y Pedro Ferriz de Con adjudicando al papel de los conductores de programas periodísticos electrónicos una validez constitucional equivalente a la de los diputados y senadores: los mandatarios “legítimos” de la República ventaneados por sí mismos en la histérica parodia denominada Cuando está en riesgo el privilegio de mandar.
Ridícula asonada en las televisoras del duopolio, con la fuerza de ventas distribuida en distintos horarios noticiosos para lanzar cargas de terrible incultura política contra los senadores que hicieron lo que han hecho miles de veces sin que nadie en esos foros se haya asombrado ni haya protestado (porque en todas esas ocasiones no eran esos bolsillos empresariales ni esos intereses particulares los que eran tocados). Argumentaciones exageradas, con adornitos patrioteros, de los presuntos defensores de la libertad de expresión y del recto ejercicio periodístico que no pueden entender cómo a ellos se les ha tratado de la misma manera que diariamente sucede a millones de mexicanos a los que los cauces institucionales juegan el dedo en la boca, y que tampoco se explican cómo es posible que simples senadorcillos y diputadillos no hubiesen cambiado el curso de sus procesos de aprobación de leyes y reformas legales sólo porque ellos, Radio Televisión de Caracas, capítulo México, habían concurrido a menos de un cuarto para las doce a participar en una consulta que sabidamente no obligaba por sí misma a cambiar ni detener nada.
Cámara (la de radio y televisión) que de verdad se cree cámaras (de diputados y de senadores); poder fáctico que amenaza y se mofa del Poder Legislativo constituido. Pero es sabido que los reflectores deslumbran, y en este caso los barones de la telecracia han equivocado el método y han exhibido su verdadero carácter simulador y falseador. Si no hubiese otras razones para legislar como de manera insólitamente unida lo están haciendo los senadores de los tres principales partidos, lo sucedido desde las dos de la tarde de este martes pasado sería suficiente para frenar las pretensiones de altanera preponderancia que principalmente las televisoras han asumido en relación con la vida institucional del país.
Tan desmesurada ha sido la ofensiva de los poderes electrónicos que ha provocado una activa unidad de legisladores y siglas partidistas como pocas veces se ha visto (lo cual ¡irrita a los que en otras ocasiones se desgañitan regañando a los partidos y sus legisladores porque no llegan a acuerdos!). El 90 por ciento de las voluntades que votaron en 2006 para constituir el Poder Legislativo está representado en los tres partidos que se han aliado sin fisuras para defender el proyecto de reforma electoral, pero las televisoras y las radios despechadas prefieren ensalzar a los partidos minoritarios (mayoritariamente veletas, paleros y acomodaticios ante el dinero y las prebendas: Dante Delgado, por ejemplo, se muestra comprensivo con las televisoras en espera de ser favorecido con espots cuando sea candidato a gobernador de Veracruz, y de la otra pedacería ni qué decir, por ejemplo, de la corrupción verde ecologista).
Tan desesperados están los estrategas electrónicos que en medio de masas que exigen atención a sus planteamientos de interés social, no empresarial (en busca de justicia, no de lucro), se avientan la puntada de pedir un referéndum privado, una consulta particular, para que supla el proceso constitucional de legislar (¿y por qué no proponen esos próceres de las ventas publicitarias, y sus comisionistas a cuadro, que se hagan similares tareas de votación colectiva para definir aumentos a las gasolinas, políticas fiscales, renuncia de gobernadores como Ulises Ruiz, montos y tarifas de telefonía celular, reformas a leyes como la del ISSSTE y otros asuntos de gran importancia?). Y enseñando el cobre chantajista y manipulador piden que ese golpe a la institucionalidad (que hasta hace días tanto defendían) sea organizado… ¡por el IFE ciudadano que va de vergonzosa y estigmatizada salida! ¡IFE ciudadano, dicen los que también fueron Ugaldes a la hora del fraude electoral, seguros de que en esta ocasión obtendrían una victoria cuando menos por 0.56 por ciento de diferencia!
Vaya cinismo: los cómplices de la farsa de las encuestas arregladas para inventar un espectacular repunte del más retrasado (es decir, el que más atrás iba) de los candidatos presidenciales, que luego han sido los lavadores oficiales de imagen del producto electoral fraudulento, con sus plantillas de intelectuales, académicos y periodistas que sólo ven lo que las escenografías les montan, ahora quieren que haya una suerte de elección pública para bien de sus cajas registradoras. ¡Ah, pero la gran pantalla es la libertad de expresión, el derecho a la información, la democracia, la sociedad que no debe ser secuestrada por la partidocracia, y el heroico sacrificio pooooor Méxicoooo!
Y, mientras hoy se aprueba que los bolsillos populares sean saqueados de centavo en centavo a la hora de cargar gasolina y dísel, ¡hasta mañana, en esta columna que expresa adhesión a la tarea de los legisladores que no están dañando ninguna libertad de expresión, sino negocios particulares abusivos, y que se pregunta cuántos ciudadanos sistemáticamente silenciados en tele y radio (sobre todo a raíz del fraude electoral) estarán dispuestos a aprovechar la convocatoria, leída ayer por Sergio Sarmiento, en nombre de la CIRT, para que, en los “tiempos necesarios” haya “participación ciudadana” y se fijen libremente “posturas de los diferentes puntos de vista” sobre el papel de estos medios electrónicos!
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