Carlos Fernández-Vega
Molinar Horcasitas rehúye poner orden en el instituto
Se calienta la sucesión en la UNAM
Allá por los arranques de la “continuidad”, los colegas preguntaban al flamante director general del IMSS “¿qué sabe de la corrupción en los procesos de adquisiciones, en particular de los medicamentos?”, y Juan Molinar Horcasitas, ágil politólogo metido a empresario, respondía: “me voy a meter a fondo; ya son varias las administraciones que tienen la intención de resolverlo y seguimos con que en algunas claves médicas estamos sobre inventariados”.
Como la evasiva fue más que notoria, le reviraron; “¿existe la corrupción?” (en el IMSS) y mister galimatías detalló: “lo que debe haber son ineficiencias y oportunidades que aprovechan quienes no deberían; debemos acabar el desorden que propicia corrupción”.
Pues bien, avanzado el calendario parece el que ex consejero del IFE no se ha metido muy fondo en aquello de la corrupción y las ineficiencias, porque las denuncias sobre la opacidad y los enjuagues en materia de licitaciones del IMSS brotan por todas partes, especialmente las interpuestas por un buen número de integrantes del sector industrial médico y farmacéutico nacional, pertenecientes a Canacintra, quienes, todavía, son proveedores del instituto.
Ya en agosto pasado Molinar Horcasitas mandó a paseo a tal sector industrial, con todo y presidente nacional del organismo empresarial, cuando les recomendó “ir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para ver si allí les resuelven su problema”, porque, les dijo, el IMSS debe ser administrado como una empresa y es así como lo llevo a cabo… aquí no se fomenta la política industrial del país”.
En vía de mientras, se agudiza el deterioro financiero de alrededor de mil 500 pequeñas y medianas empresas del sector industrial médico y farmacéutico, asociadas a Canacintra y generadoras de 50 mil empleos formales.
Lo anterior, aderezado con una nueva denuncia promovida por empresarios de la industria farmacéutica nacional afiliados a Canacintra sobre las licitaciones convocadas por el IMSS para surtirse de distintos materiales, resultante de una supuesta “investigación de mercado” realizada por el instituto para una licitación pública internacional, en la que, de acuerdo con la propia investigación del sector industrial médico, sobraron inconsistencias, dudas sobre la veracidad de ciertos oficios y la falsificación de documentos.
Debido a ello, la investigación del citado sector industrial concluye que “el Instituto Mexicano del Seguro Social violó la ley, al utilizar documentación falsa como fundamento de la investigación de mercado relacionada con la licitación pública internacional abierta número 00641191-041-07”.
Y detalla: “el IMSS presentó un documento falso para tratar de fundamentar la investigación de mercado que utilizó para decidir que participaran los productos asiáticos, tanto chinos como malayos, en perjuicio de la industria nacional y la de los países socios con los que tenemos firmados tratados con capítulo de compras de gobierno”.
De igual forma, los resultados de tal investigación señalan que el instituto “violó la ley al no entregar el estudio dentro de los cinco días naturales que exige la ley, y al no cumplir con los procedimientos de recepción de documentos con sello de oficialía de partes; también, al utilizar documentación sin evidencia de cuándo y cómo fueron recibidas las supuestas cotizaciones solicitadas por el IMSS, lo cual hace que el procedimiento sea oscuro y confuso”.
Aunado a lo anterior, los industriales del sector médico y farmacéutico afiliado a Canacintra, subrayan la “falta de consistencia entre los folios y los oficios internos de referencia, y en el caso de las empresas Jayor y Zerifar utilizan el mismo folio, amén que otros oficios no están foliados”.
La investigación de mercado que el IMSS entregó a Canacintra (6 de agosto de 2007 “después de las 19 horas”) “difiere sustancialmente de la entregada el día 17 de septiembre de 2007, por lo que “se concluye que la investigación de mercado realizada por el IMSS no tiene validez legal por haber sido hecha sin cumplir con los requisitos mínimos de legalidad, transparencia y confianza en la información que utilizó”.
Por lo anterior, la indagatoria del sector industrial médico de Canacintra, realizada sobre la supuesta investigación del IMSS sobre la licitación referida, concluye que “está falsificada una cotización; dos cotizaciones son idénticas, incluso con los mismos errores ortográficos; una cotización no está firmada; no se tiene certeza sobre en qué fechas fueron recibidas las cotizaciones; no hay congruencia entre los folios y las fechas; tampoco entre oficios internos y folios de las solicitudes de cotización enviadas, amén de estar fundamentadas en un artículo inexistente de la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público; y (colofón) existen variaciones sustanciales entre las dos investigaciones de mercado entregadas a Canacintra, los días 6 de agosto y 17 de septiembre de 2007”.
Como se documenta, parece que el politólogo no ha metido mucho la mano en eso de la corrupción e ineficiencias del IMSS. Y tendría que hacerlo, por la salud del propio Seguro Social y en bien de la supervivencia de esa especie en extinción conocida como micro, pequeña y mediana industria mexicana.
Las rebanadas del pastel
Se calienta el proceso sucesorio en la UNAM, y el próximo lunes se publicará la convocatoria para decidir quién ocupará la rectoría el siguiente cuatrienio, a partir del 17 de noviembre. Históricamente, esa posición ha sido acaparada por médicos y abogados. Para el periodo 2007-2011 parece que el panorama no cambia, pero entre la caballada solitario aparece un ingeniero (desde Javier Barros Sierra, ninguno de esa rama ha sido rector) que va en pos del puesto. De cualquier suerte, oficial y extraoficialmente, suman ocho los candidatos visibles. Que sea por el bien de la máxima casa de estudios.
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