Edgar González Ruiz
El gobierno de Felipe Calderon, Fecal, está propiciando la injerencia del clero en el ejército, que se lleva a cabo mediante las llamadas "capellanías militares".
A menos de un año de haberse iniciado dicho gobierno, que llegó al poder mediante el fraude y la imposición, operada por el Estado Mayor Presidencial, que fungió como ejército privado al servicio del entonces candidato derechista, la influencia del clero en el ejército es cada vez más descarada y peligrosa.
En México, a diferencia de lo que sucede en muchos países de Centro y Sudamérica, el clero no puede oficialmente tener injerencia en el ejército, ni pueden existir los llamados capellanes militares, como los ha habido, lamentablemente, en países como Argentina, Chile, El Salvador, etc.
En los países donde existen, las capellanías militares sirven para ayudar a que, libres de culpas y en comunión con Dios, los soldados lleven a cabo con entusiasmo su cotidiana labor de asesinar, torturar y destruir.
Sin embargo, pasando por alto ese obstáculo legal, la jerarquía católica, con la complicidad del gobierno derechista, está interviniendo libremente en el ejército.
Una de las principales "capellanías", que son parroquias destinadas a los militares, la denominada Cristo Rey de la Paz está ubicada en Legaria y Periférico (Teléfono 53-95-03-96), a un costado de las instalaciones de la Secretaría de la Defensa, en la ciudad de México.
Su director es el sacerdote guatemalteco Otto Francisco Galicia Soto, nacido en 1948 y ordenado el 15 de agosto de 1973 en la ciudad de Huehuetenango, en ese país.
Muy cuestionable es la presencia de un extranjero haciendo proselitismo religioso en las filas militares, en beneficio del gobierno espurio, pues sus mensajes son de respeto y sumisión hacia este y de obediencia en las tareas militares, que actualmente consisten ante todo en mantener en el poder un gobierno impopular.
El sábado 14 de abril de 2007, la misa de las 7 PM en dicha "Capellanía Militar" estuvo dedicada no sólo a las autoridades civiles y militares, sino en particular a los guardaespaldas y escoltas, lo cual traza un camino de complicidad con los crímenes que pueden cometer elementos del EMP, la PFP y otros cuerpos armados.
Asimismo, en una mampara colocada en el atrio del templo, se exhibía una circular donde se advertía a los fieles que no tenían “valor” los sacramentos impartidos por grupos no católicos, entre ellos los mormones, adventistas, la Luz del Mundo, etc.
Una gran cruz de concreto, que puede verse desde Anillo Periférico distingue al templo militar, así como la escultura metálica El soldado caído, que representa a Cristo bendiciendo y confortando a un soldado herido.
Dicha obra fue develada el 4 de agosto a las 11:45 horas, ceremonia a la que el clero invitó al personal militar, que debería acudir vestido de civil y “dando cumplimiento a las leyes militares al respecto”.
El interior del templo está lleno de símbolos que avalan el binomio clero-ejército: vitrales motivos como Santa Bárbara, patrona de los artilleros; Cristo abrazando a un soldado armado y uniformado; el espíritu Santo irradiando su luz sobre elementos de la Fuerza Aérea; Jesús consolando a un soldado lloroso, y Dios Padre posado en una nube presidiendo a una armónica y convencional familia militar.
Arriba del llamado “Santísimo”, que guarda las hostias para la misa, los feligreses pueden ver seis estrellas militares, pues según ha explicado Galicia Soto en la misa Dios es “el general de generales”.
A pesar de toda esa ostentación de militarismo religioso, que nos acerca al espíritu fanático prevaleciente en las filas de otros países, el mencionado sacerdote guatemalteco a cargo de la Capellanía, al igual que el personal de la misma, se niega a brindar los datos más elementales, como la identidad de los artistas que trabajaron en la escultura y en los vitrales.
Se sabe, sin embargo, que la escultura contó con la asesoría de personal del Estado Mayor Presidencial, el mismo que sirve de sostén al gobierno espurio.
Esto es, el contubernio entre el clero y el ejército es descarado y a la vez pretende enmascararse. Al pueblo de México, a la resistencia civil y a los militares con alguna conciencia cívica, corresponde evitar que siga avanzando el militarismo católico en el país.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario