Miguel Ángel Velázquez
En la estación Campeche del Metrobús, tres mujeres y dos hombres bajan indignados del vehículo. Sus protestas son airadas. Es mediodía, y aunque el transporte va lleno, no se podría decir que presenta el atiborramiento de unas horas antes, y las cinco personas pueden salir casi sin problema, pero rabiando de coraje.
Sus protestas son a gritos: ¡¿nos quieren ver la cara?! ¡¿Para qué dice (Marcelo) Ebrard que no se va a tomar la foto con Calderón, si (en este sistema de transporte) nos están llenado de propaganda a favor del espurio? Si en los metrobuses del Gobierno del DF se hace propaganda para Calderón, ¿para qué nos vienen con el cuento de que nada con los panistas del gobierno federal?
La gente de ese grupo, ninguno mayor de 35 años, confiesa que viajaron desde la estación Indios Verdes hasta la de Campeche, “tramo en el que ya nos habían trasmitido tres veces el comercial de Calderón –ojo, ninguno de ellos es demente, pero tampoco le dan al panista otro título que su apellido– en el que se señalan y repiten sus supuestos logros. Íbamos a bajar cerca de CU, pero ya no aguantamos ni una palabra más a favor de quien nos pegó con el gasolinazo, del que protege a Vicente Fox y que odia a la ciudad”.
Dicen los del grupo que los viajeros del Metrobús “se tienen que tragar toda la patraña, toda la propaganda, porque no hay de otra. Creemos que la gente no se baja porque no hay tiempo, y porque no hay remedio, en todos estos transportes se transmite lo mismo, así que se lo tienen que tragar, pero parece burla. En el gobierno (del DF) se dice que nada con el espurio y en su transporte se lanzan alabanzas a su favor. ¿De qué se trata?
Pero el asunto es que las transmisión de los anuncios a favor de Felipe Calderón no son responsabilidad, aparentemente, de las autoridades del gobierno citadino, porque según se nos ha explicado la responsabilidad de lo que se emite en Notibús le corresponde a una empresa de publicidad, que adquirió los derechos para transmitir en ese transporte.
Lo cierto es que sí, parece un juego de locos. En el corte noticioso que hace la empresa que transmite en el Metrobús, según nos dijeron, no hay una sola palabra que hable de los hechos del gobierno de Ebrard, pero sí de las supuestas ventajas de vivir bajo un régimen de derecha como el que encabeza Felipe Calderón.
Normal será que la empresa que tiene la concesión diga que quien paga puede decir lo que quiera, para eso, señalarán, es la libre expresión, y uno de los clientes de la empresa seguramente será Los Pinos, y así, pues que los viajeros se aprendan de memoria la patrañas del PAN-gobierno.
Los que salieron del transporte aseguran que junto con ellos había mucha gente indignada dentro del vehículo, que la situación se comentó entre ellos, pero que todos tenían prisa por llegar a su destino y no podían abandonar el transporte.
Sea como sea alguien le metió un gol a Ebrard con la concesión –hay quien dice que el permiso lo tiene la empresa de publicidad desde el sexenio pasado–, pero lo cierto es que la protesta de ese puñado de personas puede convertirse en un serio problema para el propio Ebrard, porque la gente se sentirá cuando menos confundida, y cuando más, indignada porque el boleto que pagó también le sirva para aleccionarse. ¡Aguas!
De pasadita
Con dos fotocopias de la credencial de elector (IFE) y una fotografía tamaño infantil, Nueva Izquierda hace el milagro. Cuando menos así dice un volante dirigido a los habitantes de la colonia Portales, que si pueden cumplir con esos requisitos, el senador René Arce les obsequiará la tarjeta “Tú eres el número 1” y “podrás adquirir productos como arroz, aceite, galletas, sopa, frijol, jabón, entre otros, a muy bajo costo”.
¿De dónde le saldrá el dinero al senador para ser tan bondadoso? ¿Para qué querrá las dos fotocopias de la credencial de elector de los desgraciados que tengan que acudir a él porque tienen hambre? La respuesta es fácil, ¿verdad?
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