viernes, octubre 12, 2007

Las dos caras de la justicia de Bush

LOS CINCO Y EL CASO ROSEN-WEISSMAN

POR JEAN-GUY ALLARD —de Granma Internacional—

Increíble pero cierto: mientras cinco cubanos siguen encarcelados desde hace más de nueve años, condenados por espionaje cuando nunca se demostró ni la sombra de una evidencia, dos espías israelíes que se robaron "una biblioteca de documentos del Pentágono", continúan libres tres años después de su detención.

Por si fuera poco, el caso de Steve Rosen y Keith Weissman es ahora totalmente ignorado por la prensa norteamericana. Todo indica que el juicio , previsto para enero, llevará a una pronta liberación de los dos acusados por razones que quedan por inventar.

Por cierto, existe una gran diferencia entre los cubanos Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino Salazar, Antonio Guerrero Rodríguez, Fernando González Llort y René González Sehwerert y estos israelíes.

Los primeros se infiltraban en grupos terroristas cubanoamericanos que actúan contra la Isla, asociados al clan Bush, para proteger a su país de sus acciones criminales. Los segundos espiaban a la administración norteamericana por cuenta del AIPAC, el multimillonario lobby israelí que subsidia a la mayoría de los políticos norteamericanos, y de la Embajada de Israel en Washington, para incitar a una guerra contra Irán.

UN CASO EXPLOSIVO TERMINA EN EL OLVIDO

El tema, sospechosamente sepultado desde hace meses por la llamada "gran prensa norteamericana", ha sido resucitado hace unos días por el comentarista Justin Raimondo de la página web antiwar.com, que recuerda cómo, al momento de ocurrir en el 2004, el asunto fue calificado como el "caso de espionaje más cargado políticamente durante años" por nada menos que la revista TIME.

Por cierto, la detención de Steve Rosen y Keith Weissman, dos altos dirigentes del American Israel Public Affairs Committee (AIPAC ), tuvo el efecto de una bomba en Washington: agentes del FBI habían cometido el sacrilegio de organizar una redada en la sede central de la organización, revisando cada gaveta y cada computadora mientras toda una tropa armada impedía a cualquiera acercarse al lugar.

¿Por qué será, pues, que un velo de silencio rodea ahora todo lo que tiene que ver con este extraordinario caso?, pregunta el periodista que subraya la seriedad con la cual agentes del FBI especializados en contrainteligencia, sospechando alguna filtración, habían montado, en aquel momento, una amplia operación para determinar a qué secretos de estado el potente y temido lobby podía tener acceso.

Estos mismos investigadores quedaron asombrados cuando, en medio de una operación de vigilancia dirigida contra Rosen , Weissman y Naor Gilon, un consejero político de la Embajada israelí, reunidos en un restaurante de Arlington, Virginia, vieron aparecer a Larry Franklin, Jefe del sector Irán en el Pentágono, quien ofreció a los tres todos los documentos secretos sobre Irán que pudieran interesarles.

"Los federales pusieron una vigilancia sobre Franklin y grabaron cada uno de sus actos de traición hasta que estuvieron listos para intervenir y cuando lo hicieron, lo cogieron con una verdadera librería de documentos clasificados, escondidos en su casa, algunos fechados de varios años atrás, una verdadera mina de secretos norteamericanos", comenta Raimundo.

Franklin admitió su culpabilidad y recibió una sentencia complaciente de 12 años, como suele ocurrir con los espías bien conectados políticamente. Está ahora en libertad, hasta la conclusión del juicio de Rosen y Weissman, liberados horas después de su interpelación.

Hay que recordar que los Cinco tuvieron que esperar durante 17 meses en celdas de castigo con confinamiento solitario, totalmente incomunicados.

ABOGADOS ASTUTOS E INFLUENCIA ESTELAR

Durante tres años, la estrategia de los abogados de Rosen y Weissman ha sido, primero, hacer olvidar el caso, a través de una larga sucesión de maniobras destinadas a paralizar los procedimientos.

Simultáneamente, se anunció que algunos de los personajes más importantes de la cúpula bushista, desde Condoleezza Rice hasta Richard Armitage, serán convocados para testimoniar en el juicio, ahora previsto para enero.

Contaba la TIME que cuando la señorita Rice, entonces Jefa de la National Security Agency, se enteró de la investigación del FBI sobre el AIPAC, George W. Bush se encontraba en una conferencia de esa organización, elogiándola y agradeciéndole por "servir a la causa de América".

Comenta el reportero norteamericano: "La defensa de Rosen-Weissman, pagada por el AIPAC, espera que el gobierno dé marcha atrás cuando algunos oficiales se den cuenta de que pudiesen, ellos mismos, encontrarse implicados".

Tan astutos son los abogados del dúo de espías y tan elevados son los contactos del AIPAC en el Congreso que no es del todo descartable que los cargos sean abandonados.

¿Y los Cinco? ¿La justicia no será igual para todos en la tierra de Lincoln?
Lo cierto es que Steve Rosen y Keith Weissman, dos espías israelíes cuyas actividades de inteligencia ni se discuten, están libres y tienen ante sí la perspectiva de un arreglo complaciente.

Y que Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González, contra quienes no se ha podido comprobar la más minima actividad de espionaje, se encuentran aún en apelación ante el Onceno Circuito de Atlanta, nueve años después de su arresto. Mientras tanto, el Departamento de Justicia de Bush los mantiene secuestrados en cinco prisiones de la inmensa red carcelaria imperial.

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