Miguel Angel Velázquez
Se avecina inminente rompimiento en el partido
Foxistas ¿fuera del gabinete de Calderón?
Anque en algunas esferas del perredismo aún queden esperanzas porque la situación cambie, los signos del rompimiento, la crisis más severa dentro de ese partido, ya despuntó, y del cisma se habla en todas partes.
El miércoles, hace un par de días, en la vieja estación de Indianilla, donde el PRD se reunió con Andrés Manuel López Obrador, hubo un grito que recorrió la reunión y se convirtió en consigna: ¡“Fuera Nueva Izquierda, fuera Nueva Izquierda”! , mientras, Isaías Villa, el único miembro de la corriente aludida en el lugar, deba fe del rechazo.
El enfrentamiento entre los chuchos y el resto del PRD mira hacia un horizonte que parece no hallar salida. El pleito es el mismo, pero ya estalló. Para los neoizquierdistas el mejor camino es destruir las posibilidades de gobierno de Marcelo Ebrard, y quebrar la unidad que alcanza Andrés Manuel López Obrador, mediante acuerdos con el gobierno panista.
Para el resto del PRD, no hay dudas: ninguna concesión a la derecha, y todo el respaldo al gobierno de la ciudad en los proyectos que ahora encabeza. Irreconciliables, las dos posturas han llegado al punto cero. Por un lado, Nueva Izquierda tiene, en la configuración del presupuesto para el DF, la idea de cercenar los brazos del trabajo social que pretende Ebrard, y por el otro, la disputa por la secretaría general de ese partido, exacerba las diferencias. Al precio que sea, Nueva Izquierda quiere la máxima cartera de la organización para, desde allí, asestar el golpe también a López Obrador.
Víctor Hugo Círigo, encaramado en la cúspide que le da la mayoría perredista en la asamblea, se mueve conforme su hermano René jala sus hilos, y logra acuerdos con la derecha panista para beneficiarse o para perjudicar al resto del partido.
El juego de Círigo ya fue denunciado y es muy probable que los 14 diputados que no están dentro de su grupo, y que pertenecen al PRD, lo desconozcan dentro de unos días, y junto con ello, inicien una campaña para señalarlo, públicamente, por lo que ellos llaman traición a los principios del partido, y por el contubernio que el diputado ha establecido con la derecha y en contra del PRD.
Pero todo esto parece no preocupar a los socialdemócratas neoizquierdistas. El desconocimiento de los 14 no hace mella en la mayoría parlamentaria que ellos tienen pactada con el PAN, y en cuanto a la presidencia o secretaría general del partido a nivel nacional, que está en disputa, aseguran que Alejandro Encinas entró a la contienda derrotado y por ello no hace ningún esfuerzo de campaña por revertir las tendencias que, según Nueva Izquierda, les favorecen.
La lucha entre los dos grupos, que ayer llegó al escándalo en la tribuna de la Asamblea Legislativa, señala con claridad que ya no hay remedio que recomponga ese caos. La disputa, para decirlo muy claro, es por el PRD, uno de los dos grupos tendrá que salir de la organización.
Las manifestaciones que ayer taponaron el centro de la ciudad, una de ambulantes y la otra de microbuseros, fueron encabezadas por gente cercana a Rene Arce, y claramente pretendieron menoscabar el gobierno de Marcelo Ebrard.
En la de transportistas, la presencia de Juan Carlos Beltrán y Bruno Espejel, incondicionales del senador, dan certeza de la mano que mece la cuna, y en la de ambulantes, habrá que recordar que la hija de Alejandra Barrios, Marisela, fue candidata de la corriente de Arce a una diputación local y sigue militando en esa tribu.
Total, como dijimos arriba, el PRD ya no tiene remedio, la única pregunta que habrá que hacerse es ¿quién se quedará con lo que quede de ese partido después del encontronazo? Ya veremos.
Y lo que veamos será prueba de si dentro de la clase política existe un sector suficientemente amplio para que los mexicanos cuenten con representantes que verdaderamente estén interesados en ser sus servidores públicos o si de plano no existe una fracción en la que puedan depositar su confianza y entonces también veremos.
De pasadita
Dicen en el PAN del DF que Felipe Calderón ordenó, para ya, una limpia de foxistas en el gabinete espurio, y que la campaña que emprendió Fox, con el apoyo del gringo Castañeda, más que promover el panfleto que le editaron, trata de mandar un mensaje bélico a su heredero. A ver si es cierto.
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