Jalid Amayreh
Mientras el mundo se limita a mirar pasivamente, Israel sigue perfeccionando su estrangulamiento de los 1,4 millones de civiles de la Franja de Gaza.
El domingo 28 de octubre, el ejército israelí redujo más de un 20% los suministros de fuel a la Franja. Según los funcionarios israelíes, hay previstos más recortes para los próximos días y semanas.
La semana pasada, el Ministro de Defensa israelí Ehud Barak ordenó un corte gradual de los suministros de fuel y electricidad a la Franja de Gaza, en preparación manifiesta de un intenso bombardeo contra el territorio costero ocupado. Teniendo en cuenta experiencias pasadas, cientos de palestinos inocentes serán masacrados en ese ataque.
Barak, un declarado criminal de guerra por su papel como Primer Ministro en la matanza de cientos de civiles inocentes, incluidos niños, durante los años 2000 y 2001, está utilizando recurrentemente el lanzamiento desde Gaza de cohetes caseros sobre las cercanas colonias judías, como pretexto de esta campaña de asesinato y terror contra el depauperado territorio, campaña prevista desde hace mucho tiempo.
Barak también quiere utilizar otra ola más de derramamiento de sangre y terror en Gaza para aumentar su propia popularidad y prestigio público frente a unas posibles elecciones generales en Israel.
Ni que decir tiene que matar y atormentar a los palestinos ha sido siempre la táctica más efectiva para ganar las elecciones en Israel, donde el pueblo judío lleva años deslizándose hacia una patrioterismo de extrema derecha.
El argumento de los Qassam, a menudo utilizado para justificar el trato de estilo nazi de Israel hacia el pueblo de Gaza y los palestinos en general, es poco honesto e inaceptable.
En realidad, uno podría sostener que Israel ha hecho todo lo posible para empujar a los combatientes de la resistencia palestina a recurrir a ese acto desesperado tratando de impedir la agresión israelí.
Israel, que ha estado mintiendo durante bastante tiempo a la comunidad internacional afirmando que ya no ocupaba Gaza, ha convertido eficazmente el lugar más densamente poblado sobre la tierra en un inmenso campo de detención de total parecido con el Ghetto de Varsovia.
En esa enorme prisión al aire libre, 1,4 millones de palestinos están confinados en 300 kilómetros cuadrados, con muy poca comida, agua escasa, desempleo rampante y una inmensa reserva donde sólo habitan la desesperación, la indignación y la pobreza.
Y como guinda de todo eso, el ejército israelí, con su mortífera tecnología militar de vanguardia, continúa asesinando y persiguiendo a diario a los palestinos, incluidos los civiles.
Pero no es suficiente aún, Israel no permite que los habitantes de Gaza viajen al exterior para trabajar o recibir atención médica, provocando que numerosas personas sucumban a causa de sus enfermedades.
La pasada semana, un gazano de mediana edad murió en la terminal de la frontera de Eretz mientras esperaba que los indiferentes soldados de la ocupación israelí le permitieran entrar en Israel o llegar hasta Cisjordania para recibir cuidados sanitarios.
De forma similar, otros muchos palestinos, con problemas crónicos de salud, tuvieron que sucumbir ante sus enfermedades porque el ojo del Dios de Israel no permitió que su misericordia les alcanzara.
La insensibilidad y crueldad de Israel se ponen también de manifiesto al impedir que los palestinos que han salido de Gaza puedan volver a casa.
No hay realmente justificaciones objetivas para esta espantosa política hacia un pueblo atormentado atrozmente por 40 años de ocupación de estilo nazi.
Los dirigentes y apologistas invocan rutinariamente el tema del terrorismo. Sin embargo, uno se siente impulsado a preguntar qué terrorismo y qué criminalidad más grande puede haber que mantener a todo un pueblo bajo un estado de indescriptible opresión durante todos estos años.
Así es, a los palestinos se les niega el acceso al alimento, al trabajo y a las necesidades más básicas de la vida; son asesinados y perseguidos y acosados y bloqueados y, además, ¿se supone que tienen que permanecer silenciosos?
Las autoridades palestinas en Gaza han propuesto repetidamente un cese el fuego total con Israel mediante el cual ambas partes se abstendrían de atacarse una a la otra. Sin embargo, un típicamente insolente y belicoso Israel ha dicho siempre “No”, sobre la base de que Israel, el elegido, no puede ser tratado en pie de igualdad con los ¡“terroristas”!
La postura israelí es muy clara y no necesita de mayor explicación. Israel, como cualquier otro estado fascista no quiere la paz ni la coexistencia con el pueblo palestino, sus víctimas imperecederas.
En lugar de eso, Israel sencillamente quiere asesinar palestinos, matarles de inanición y atormentarlos para que se rindan ante las intenciones sionistas de limpieza étnica, lebensraum (*) y expansión territorial.
Pero los palestinos no van aceptarlo, incluso aunque todo su pueblo, tanto en la tierra palestina como en la Diáspora, tuviera que perecer.
Hoy en día la supervivencia del pueblo palestino es la prueba de fuego final de la conciencia humana en todas partes, porque si los palestinos se vieran defraudados por un mundo cada vez más abrumado por la confusión, las mentiras y el capitalismo feroz, ese sería un indicador cierto de que nos encontramos inmersos en un rumbo de desaparición y autodestrucción.
Por otro lado, una valiente postura contra los poderes de la oscuridad y la hegemonía, e.g. Israel, su aliado guardián, EEEU, y sus comparsas, sería un revulsivo para la humanidad.
No hay duda de que la injusticia en un lugar determinado es una amenaza para la justicia en todas partes. Asimismo, resistir la opresión y al fascismo ayudarán a la causa de la libertad y la justicia en cualquier lugar del mundo.
Por esta razón es por lo que toda la gente honesta sobre la tierra, gente que no se acobarda frente a la fuerza bruta, gente que está deseando llamar al pan pan y al vino vino, son invitados a levantarse y tomar las calles para enviar un inconfundible mensaje a los nazis de nuestro tiempo en Tel Aviv, que no paran de avanzar en su genocidio a cámara lenta de Gaza.
No digan luego: “No lo sabíamos”
N. de la T.:
(*) lebensraum: término alemán que significa espacio vital
Enlace con texto original en inglés
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