Carlos Fernández-Vega
Por decimosexta ocasión consecutiva, rigurosa mayoría y votación histórica de por medio, la comunidad de naciones condenó el ilegal bloqueo económico, comercial y financiero decretado desde hace 45 años por el gobierno de Estados Unidos, en contra de Cuba. La Asamblea General de la ONU de nueva cuenta apoyo la causa isleña, en esta que se considera una de las más sólidas victorias diplomáticas de la mayor de las Antillas en contra de tal bloqueo, oficial e ilegalmente decretado el 3 de febrero de 1962.
Una vez más, también, el gobierno estadunidense sólo pudo “convencer” a Israel y a las poderosísimas Repúblicas de Palau e Islas Marshall (ambas prácticamente protectorados de la Casa Blanca), para que votaran en contra de la resolución, mientras 184 naciones de los cinco continentes apoyaron la causa cubana y condenaron la esquizofrénica actitud de Bush y compañía. Sólo los representantes de Albania, Irak y El Salvador se ausentaron de la Asamblea General justo cuando comenzaba la votación.
Dieciséis años atrás, en la votación de 1992, el gobierno estadunidense no logró mayores votos en contra de la resolución que en igual sentido al de ahora aprobó la ONU, pero sí que 46 representaciones diplomáticas se ausentaran y otras 71 se abstuvieran, para que sólo 59 naciones abiertamente condenaran el irracional bloqueo contra la isla (consultar tabla adjunta).
En 2007 el grueso de naciones representadas en la ONU apoya la causa cubana. Como se menciona líneas arriba, 184 votaron a favor del cese del bloqueo y en contra de Estados Unidos, mientras sólo cuatro (la propia Casa Blanca, Israel, Islas Marshall y Palau) lo hicieron en sentido contrario. Año tras año crece la condena, pero lamentablemente el bloqueo se mantiene, con saña creciente.
La factura por 45 años de bloqueo es enorme, y de ello dan cuenta las cifras gubernamentales cubanas, refrendadas ayer por el canciller Felipe Pérez Roque: hasta 2005, dicho bloqueo significó para la isla pérdidas económicas superiores a 86 mil millones de dólares, monto que se incrementa a 140 mil millones si se incluyen los daños directos ocasionados a objetivos económicos y sociales del país por los sabotajes y actos terroristas alentados, organizados y financiados por y desde Estados Unidos, y el valor de los productos dejados de producir, así como los daños derivados de las onerosas condiciones crediticias que se le imponen a Cuba.
Sobre este último aspecto, en el informe que Cuba presentó a la ONU para sustentar la condena al embargo, se subraya que con las nuevas regulaciones adoptadas por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros del Departamento del Tesoro (OFAC) a principios de 2006 se estandarizó a través de los órganos reguladores bancarios de Estados Unidos la aplicación extraterritorial de sanciones a terceros que violen sus disposiciones.
Entre los casos documentados se cuentan: en octubre de 2005 la Union Bank of Switzerland cesó el servicio que prestaba de cuenta corriente en dólares y francos suizos al sistema bancario cubano, y comenzó a rechazar todas las operaciones con los bancos de la isla, por el temor de que le fueran aplicadas nuevas sanciones estadunidenses.
El Banco HSBC de Londres decidió unilateralmente, en septiembre de 2005, cerrar la cuenta en dólares que el Banco Metropolitano mantenía con ellos. La sucursal de dicho banco en Canadá devolvió los pagos (un millón de dólares canadienses y 819 mil 900 euros) enviados a través del Banco Internacional de Comercio, alegando las regulaciones anticubanas de OFAC. Este mismo banco no procesó, en febrero de 2006, una transferencia de 15 mil 500 dólares canadienses hacia Cuba por las mismas razones.
El Republic Bank, cuya casa matriz se encuentra en Trinidad y Tobago, informó mediante llamada telefónica al BICSA que no estaba dispuesto a continuar tramitando los pagos que Cuba realiza a agricultores de Estados Unidos, producto de las ventas de ese país hacia la isla. En marzo de 2006 la sucursal jamaiquina del Banco de Nueva Escocia de Canadá comunicó a la embajada de Cuba en Jamaica que no mantendría la cuenta de esa misión diplomática, ni realizaría transferencias de fondos en dólares estadunidenses, en franca violación de la legislación jamaiquina y canadiense.
El colectivo de investigación Grupo de Ecología de Aves, de la Facultad de Biología de la Universidad de la Habana, no pudo recibir el financiamiento que otorgaba la Whitley Fund for Nature, ONG del Reino Unido, por 30 mil libras esterlinas, que habrían sido utilizados para la continuación de un proyecto en curso. La primera transferencia bancaria por 15 mil libras esterlinas se hizo utilizando el HSBC Bank PLC de Londres, el cual envió los fondos vía Nueva York y no llegaron a su destino. El banco informó a la ONG que los mismos fueron retenidos por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Las contribuciones de Cuba a los organismos multilaterales también han sido sometidas a la enfermiza cacería. En el primer semestre de 2006 Cuba no pudo pagar sus cuotas a dos organismos internacionales con sede en Ginebra (Unión Internacional de Telecomunicaciones y Organización Meteorológica Mundial), debido a la negativa del Banco suizo UBS, que acoge las cuentas de ambas organizaciones internacionales, a recibir transferencias desde Cuba. De igual manera varios funcionarios cubanos internacionales han recibido cartas solicitándoles el cierre de sus cuentas en dólares estadunidenses, bajo la amenaza de embargo. Tal fue el caso de funcionarios contratados por las Organizaciones Mundial y Panamericana de la Salud y los Programas Mundial de Alimentos y de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, entre otros. Además, en 2005 al menos 38 países se vieron afectados por las disposiciones extraterritoriales de la política estadunidense de bloqueo a Cuba.
Insisto: ¿Para qué sirve las Naciones Unidas?
Las rebanadas del pastel
Otra de marineritos: en su barquito de papel el optimista inquilino de Los Pinos asegura que “se acabó la zozobra que había hace un año”.
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