Notas indiscretas…

Notas indiscretas…

Y mientras se anuncian planes y se tejen iniciativas ambiciosas, en Los Mochis, Sinaloa, una escena ocurrida el pasado lunes 15 de octubre dibuja la cruda realidad. Al mediodía de aquel lunes, los comensales del restaurante El Leñador se sobresaltaron cuando un sujeto llegó acompañado de guardias armados y varias camionetas. Las tres o cuatro mesas que estaban ocupadas se vaciaron rápidamente cuando los parroquianos identificaron al sujeto que llegaba con aquel aparatoso despliegue. Era Joaquín Guzmán Loera, el afamado y presuntamente buscado Chapo Guzmán. Lo acompañaba su esposa, la jovencita de Canelas, Durango, con la que recientemente contrajo nupcias. Los dueños de ese restaurante son originarios de Canelas y al llegar el singular visitante no dudaron en cumplir sus órdenes. El restaurante fue cerrado al público y un dueto norteño comenzó a amenizar la comida con corridos de los que tanto le gustan al narco. Quienes vieron la escena cuentan que en tres horas no se apareció por el lugar ningún policía estatal o federal, tampoco los militares ni nadie que incomodara al que, según la DEA, es el capo más buscado.
El Chapo, después de comer y beber, salió del lugar caminando de lo más tranquilo. Ni siquiera la cacareada Iniciativa Mérida le impidió tener una buena digestión. Esa es la realidad; lo demás son puros planes… Los dados abren con Serpiente. Mal tiro.

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