Manuel Moncada Fonseca
En la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, realizada en Río de Janeiro el 12 de junio de 1992, tras señalar que la especie humana estaba en riesgo de desaparecer, Fidel Castro culpó a las sociedades de consumo de ser las mayores responsables por la destrucción atroz del medio ambiente. “Ellas –prosiguió- nacieron de las antiguas metrópolis coloniales y de políticas imperiales que, a su vez, engendraron el atraso y la pobreza que hoy azotan a la inmensa mayoría de la humanidad. Con solo el 20 por ciento de la población mundial, ellas consumen las dos terceras partes de los metales y las tres cuartas partes de la energía que se produce en el mundo. Han envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a padecer” (1).
Como sino bastara lo anterior, George W. Bush, en nombre del imperio mundial, profiere amenazas de atacar nuclearmente, cuando menos, a sesenta “oscuros rincones” del orbe, lo que ha sido reiteradamente denunciado por Fidel Castro.
A lo inmediato, este tipo de amenazas está dirigido contra Irán, país decidido a utilizar la energía atómica con fines pacíficos, orientándola a su desarrollo integral para beneficio de su población. EEUU, Rusia, China, Gran Bretaña, Francia, Paquistán, India e Israel, poseen armamento nuclear y no pasa nada. Nadie los cuestiona por ello. Pero, a las claras, estamos ante un maligno pretexto para invadir un territorio soberano.
A Iraq, para invadirlo y ocuparlo, se le acusó de poseer armas de destrucción masiva, cuya existencia jamás se demostró. Ahora, a Irán, como pretexto para atacarlo, arrebatarle su riqueza y usar su territorio como plaza de armas contra los pueblos que no se sometan a los dictados yanqui-europeos, se le acusa de querer fabricar bombas atómicas.
Empero, el mismo Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) afirma que no hay pruebas de que Irán pretenda poseer armamento nuclear y, por el contrario, hasta acusó a EEUU de haber redactado en septiembre de 2006 “un informe “deshonesto e indignante" sobre el uranio” (2).
La amenaza de bombardeo nuclear abarca prácticamente al mundo entero. Rusia y China, están dentro de esos cálculos imperiales. Pero también lo está América Latina y el Caribe. Los pretextos para hacerlo ya aparecieron. Jim Stavrides, jefe del Comando Sur, acaba de declarar: “Consideraremos a América Latina y el Caribe como tornándose muy probablemente en bases [de grupos islámicos, tipo Hesbollah] para futuras amenazas terroristas” contra Estados Unidos y otros países. Ridiculizando estas palabras, Mauro Sposito, jefe de los controles fronterizos de la Policía Federal de Brasil, respondió: “Si yo fuera un terrorista lanzaría un ataque desde Inglaterra. Los latimos enfrentamos 10 veces más controles que los europeos en las fronteras de Estados Unidos” (3).
EEUU ya demostró de lo que es capaz: ha sido el único país del mundo que ha lanzado bombas atómicas contra otro: en agosto de 1945, lo hizo contra dos ciudades japonesas, Hiroshima y Nagasaki. Y lejos de reconocer este hecho terrorista -el mayor de la historia de la humanidad- como un acto que jamás debe repetirse, EEUU ha establecido en firme el código Hiroshima, mismo del que se valió para perpetrar semejante genocidio, sin dar muestras de arrepentimiento alguno por ello; por el contrario, nuevos documentos demuestran la permanencia de este código criminal en los planes guerreristas de Washington (4).
Durante la segunda guerra mundial, EEUU concibió la idea de bombardear de esa misma forma a la Unión Soviética ; pero entonces sobre los yanquis se impuso el realismo político, pues ejecutando semejante propósito no podrían en modo alguno destruir a su más poderoso rival que, desde 1949, se hizo de su propio armamento atómico. Pero la intención de mostrarle a la URSS su poderío atómico, en 1945, movió al imperio yanqui a atacar al Japón. Así comenzó la Guerra Fría. No fue Truman con un discurso de 1947 el que la proclamó, sino el estallido de dos bombas atómicas. Por cierto, Japón se rindió no tanto por el efecto del bombardeo atómico sobre su territorio, como por el ataque aéreo al que lo sometió la URSS desde Manchuria el 8 de agosto de 1945, así como por la utilización de un millón y medio de soldados rusos en su contra (5).
La estulticia y la condición rastrera de la derecha
Los adeptos del imperio capitalista, hegemonizado por EEUU, existen por todo el orbe. Pero ser adepto de algo no necesariamente vuelve ciego al portador de semejante condición; no lo hace adoptar una posición forzosamente estúpida ni, mucho menos, hacerse el harakiri, creyendo que las amenazas imperiales jamás lo puedan alcanzar.
Sea por interés material, cobardía, temor, servilismo o estupidez, o por todo esto a la vez, por todas partes, los medios de derecha dan siempre o casi siempre la razón al imperio. Creyéndose quizá hijos adoptivos del imperio yanqui, hacen propias, sólo que sin sentido irónico, las palabras que William Dean Howells plasmó en un cuento publicado hace cien años: “¡Qué maravilla es tener un país que no se puede equivocar, pero si lo hace, tiene razón, en todo caso!” (6).
En el ámbito local, en los medios y por el lugar en que fue pronunciado”.
El mensaje antiimperialista de Ortega en la ONU -y no el supuesto de desaprovechar dicho foro en función de solicitar apoyo para los damnificados de la costa atlántica, afectados por el huracán “Félix”- fue, en verdad, lo que disgustó sobremanera a las “fuerzas democráticas” del país; mismas que, en siglos, habiendo carecido de agenda social, ahora se muestran “preocupadas” por los salarios, los puestos de trabajo, la salud y la educación de todos; por los médicos, los maestros, las enfermeras, la autonomía de la costa atlántica, los obreros, los campesinos, etc., pese a que dichas fuerzas públicamente han reconocido que nadie es suficientemente desprendido como para pensar en los demás.
En este país, un manual de geografía de sexto grado presenta a la Amazonia y Pantanal brasileños como territorios bajo custodia estadounidense y de Naciones Unidas, argumentando que la Amazonia se encuentra “localizada en América del Sur, una de las regiones más pobres del mundo y cercada por países irresponsables, crueles y autoritarios” (7).
A los adeptos del imperio, a los incrédulos e ingenuos que creen en la inocencia de la actuación yanqui-europea en el orbe, a aquellos de entre ellos que posean todavía capacidad de reflexión, vayan las siguientes palabras de Fidel: “Se sabe cómo y cuándo puede estallar una guerra, pero no se sabe cómo y cuándo pueda terminar”. Pero vaya a las mismas personas, sobre todo, esta advertencia del mandatario cubano a Bush, plasmada en su Declaración pública del 22 de octubre del presente año: “No ataque a otros, no amenace a la humanidad con una guerra nuclear. Los pueblos se defenderán y en esa hoguera perecerían todos” (8).
Notas
1) Discurso pronunciado en Río de Janeiro por el Comandante en Jefe en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, el 12 de junio de 1992
2). Joan Pedro. Escalada Mediática Contra Irán. http://www.alterzoom.org/index.php?option=com_content&task=view&id=69&Itemid=58
3). Reuters. “USA: Vencido en Irak, el imperio apunta sus misiles hacia América”.
4). Antonio Maira. “El Código Hiroshima ”. http://www.insurgen te.org/modules. php?name= News&file=article&sid=11321
5). Hiroshima y Nagasaki. www.ajzanier.com.ar/hiroshima .htm
6). Citado por Norman Solomon en: “Los Estados Unidos de la Violencia ”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=57893
7). Los libros de geografía de USA están mostrando el mapa del Brasil amputado, sin el Amazonas y el Pantanal. http://bolivariano35.free.fr/?p=79
8). htttp://www.cubadebate.cu/index.php?tpl=design/especiales.tpl.html&newsid_obj_id=10138
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