Por Ricardo Andrade Jardí
Y mientras la telecracia mexicana por encargo y complicidad arremete nuevamente contra el presidente electo democráticamente, recontado y refrendado, de Venezuela, que es mucho más de lo que podemos decir del caballerito usurpador que se ostenta como presidente de la bananera república en que nos han convertido tantos años de salinato.
En un artículo de Página 12 y publicado también en POR ESTO! diario de la dignidad, el jueves 15 de noviembre, del siquiatra, dramaturgo, director y actor argentino Eduardo Pavlovsky, se pone en el centro de la discusión el fondo de lo que develó, o mejor dicho de lo que no develó la Cumbre Iberoamericana y los intentos monárquicos por volver a callar a Hugo Chávez. En dicho encuentro se reúnen los jefes de estado de América Latina y la Península Ibérica, y se expresan las buenas intenciones de unos con otros, pero los asuntos importantes, los asuntos urgentes, son siempre relegados a otros planos, son sólo parte de la retórica de un discurso que poco hace y menos intenta por encontrar verdaderos mecanismos que nos hagan entender y sobretodo transformar una realidad canallesca que nos es impuesta. Una realidad que genera millones de pobres frente a políticas económicas que ningún beneficio produce para la inmensa mayoría de los pueblos latinoamericanos, la miseria, la pobreza, la migración del hambre, la violencia impuesta, el crimen organizado, la corrupción, la impunidad, la penetración cultural, la falta de políticas de sustentabilidad, la cancelación sistemática de las conquistas sociales, son algunos de los asuntos que sólo son retórica de "las cumbres", pero poco se dice de los "porqués" y los "cómos" del que parece un inevitable destino de hambre para millones y millones de seres humanos, que curiosamente nunca somos parte, ni siquiera del discurso de esas ostentosas reuniones, donde pocas son las voces que se alcen en defensa de impulsar una realidad menos siniestra. Pero cuando los Hugo Chávez o los Fidel Castro, denuncian la miseria política y la política de miseria de quienes pretenden desde la demagogia discursiva seguir hablando de "igualdad y democracia", conceptos elitistas y teóricos que en la práctica no llega a los poblados cinturones del hambre que recorren litorales y cordilleras del río Bravo a la Tierra del Fuego, de la Sierra Madre a la cordillera andina, pasando de Duero al Canal de Gibraltar...
Por más silencio que reclame el "rey" (¡un rey a estas alturas... no puede ser!), impuesto por el dictador Franco, la realidad abrumadora esta ahí y a nadie conviene seguir haciendo como que no pasa, lo que sí pasa; Chávez sólo está proponiendo que evitemos seguir jugando a la ceguera, le duela a quien le duela. El hambre es una indignación continental y su denuncia una obligación mundial, aunque a los "monarcas" y lacayos les incomode la publicidad de su perversa responsabilidad.
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