domingo, enero 06, 2008

El día que el Pueblo se decida

A Rafael Ruiz Harrell, quien ya descansa en paz.
Huérfanos también de juristas nos vamos quedando en México

María Teresa Jardí

La telebasura mexicana es capaz hasta de predecir qué va a suceder lo que ella quiere que suceda.
Escuchaba en la telebasura predecir, con absoluta ausencia de caridad y del más mínimo respeto, que se moriría José José a lo largo del año que inicia. Un cantante curiosamente exhibido, en su molestia, no sé si por el mismo programa que esto predecía, por el acoso inaudito de chismosos empeñados en tomarle la cara con cierta parálisis. Y si eso hacen con los que les dan de comer, queda claro el desprecio con el que tratan al pueblo que también les da de comer. Porque, a final de cuentas, el día que los actores, actrices, cantantes, bailarinas y payasos digan basta, a los chismosos del espectáculo se les acaba la chamba. Y el día que el pueblo apague la telebasura, se acaba el negocio del duopolio mexicano.
No cabría esperar otras predicciones por lo que respecta a AMLO, con irrespeto total hacía el movimiento ciudadano, que a AMLO respalda, el que ni cuenta para la telecracia.
A AMLO todavía no se ha cansado todavía de predecirle que será corrido del PRD. No, que él se va; no, que será corrido. Lo que por otro lado no es ni siquiera una novedad. No se necesita ser pitonisa para saber que si no queda Encinas, AMLO está fuera, pero no como la telecracia pronostica. Eso es lo mejor que podría pasarle a AMLO y al movimiento ciudadano, sacudirse de encima a los Chuchos, que a los patos tanto admiran.
Es lógico que eso prediga la telebasura, a la que le duele la reforma electoral porque prohíbe a empresarios, igual de corruptos, comprarles tiempos generadores del odio, que la telebasura por sí sola también genera, para tirarle a AMLO, convertido en el "negro" favorito del sistema para pegarle. Y, además, necesaria distracción, ante el desarme ético de todas las instituciones, de la que soñáramos que podía llegar a ser, una república en la que se podía incluso construir una democracia.
Democracia, que ahora nos dicen los intelectuales, a modo de la telecracia, que tan sólo es la partidocracia a modo de los sistemas políticos, pretendiendo que con eso nos conformemos.
Tonto que es el pueblo, al que no se refieren ni por equivocación, los a modo del sistema porque está mal visto referirse al pueblo, irrespetuosos con los ciudadanos, que a los partidos, al usurpador y a los "intelectuales" a modo, también mantenemos.
Si no encendemos el televisor, se vuelve cero el raiting y se les acaba la chamba.
Si no salimos a votar, adiós partidos y la usurpación se convierte en diáfana, no porque no lo sea, sino porque se acaba la posibilidad de fingimiento frente a la comunidad internacional y por parte de los gobiernos de otros países, con relación a que el fraude no se ha legalizado en México para imponer a un usurpador que se sueña, desde hace rato, convertido en dictador.
En nuestras manos está el que las cosas sigan igual o el que cambien. Si apagamos el televisor, les tumbamos el raiting y lo mismo hacemos si apagamos la radio.
Aristegui le dolía al usurpador y también a Televisa. No minimicemos el malestar que sentía la pornográfica telecracia, tan oportunista.
A Televisa le causaba malestar porque entrevistaba a AMLO y cada entrevista a AMLO le recuerda a Televisa que no tiene ni ética ni principios. Y algo similar es lo que siente el usurpador cada vez que se ve
reflejado en el otro que sí fue el elegido por la mayoría ciudadana. En las dictaduras, esto se torna en imperdonable y en México se está construyendo una dictadura que trae como consecuencia lógica, el que se cancele uno de los pocos noticieros escuchables que en la radio quedaban. Se va, quien no se vende. Se calla, al que da voz al otro. Se margina al pueblo y se desprecia a los ciudadanos y además, nada les sale bien y eso los enoja aún más como ofrezco demostrarles mañana.

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