Mantiene el duopolio televisivo el control de los debates, acusa Denise Dresser
* “Hay un vacío legal” que permite que el Presidente de la República siga otorgando concesiones a discreción
Guanajuato, Gto., 25 de enero (apro).- Aparte del debate permanente sobre la rendición de cuentas y el uso de las leyes de transparencia, debe privilegiarse también la discusión sobre las reformas que urgen para el avance del país, como un nuevo modelo educativo, una nueva ley de medios, las candidaturas independientes o la reelección de los legisladores, afirmó aquí la especialista Denise Dresser, quien calificó la apuesta que hace el gobierno sobre el petróleo como algo que “puede idiotizar a un país”.Al hablar sobre el impacto social de la transparencia en México, en un foro organizado por el Instituto de Acceso a la Información del estado, la analista y académica del ITAM dijo que “los mexicanos podemos congratularnos hoy de tener las leyes de transparencia, no haber sufrido una crisis económica en los últimos años o contar con el programa Oportunidades, pero todo eso no es suficiente para consolidar una clase media real y cambiar las estadísticas educativas”.Explicó que sólo 5% de los mexicanos de 25 a 35 años de edad, recibió educación superior, comparados con 2% de la generación anterior. “Otros países lo han hecho más y mejor”, dijo, y puso el ejemplo de Corea, país cuya educación del nivel superior llega a 26%, cuando hace 30 años era de ocho.“Algo está mal, y tiene que ver con la apuesta que el país hace a sus recursos por encima de la población: la extracción del petróleo por encima de la gente; las disparidades del comportamiento clientelar, recipientes apáticos que no saben pelear por el derecho a la información porque ni siquiera saben que lo tienen”, dijo. Afirmó: México es “un adicto al petróleo. En esto se equivoca reiteradamente, pues el gobierno obtiene de él los recursos que no quiere o no puede recaudar”. Además, añadió, reparte los excedentes “a gobernadores que construyen libramientos y le ponen su nombre o el de su esposa”, en vez de apostarle a la educación, a la inversión en las instituciones de educación superior, o en una campaña nacional sobre el derecho a la información y la transparencia. La colaboradora del semanario Proceso achacó parte de la responsabilidad por este “panorama desolador” al “paraje feudal, que es el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), y la mujer que lo controla: Elba Esther Gordillo”, a la que acusó “de estar acostumbrada a vender el apoyo y la lealtad del Sindicato, a cambio de prebendas que obtiene sexenio tras sexenio del presidente el turno”. “Las verdaderas victimas de esta complicidad son seis de cada 10 alumnos que no concluyen la secundaria con conocimientos básicos de matemáticas; cuatro de cada 10 que tampoco los obtienen en español. ¿Cómo vamos a construir ciudadanías en un país con sólo ocho años de educación promedio?”, preguntó.En el salón del Centro de Convenciones de esta ciudad, que lucía repleto, Dresser dijo que está pendiente en el Congreso de la Unión retomar el tema de la nueva ley de medios, luego de la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de frenar la que se había aprobado.Afirmó que “hay un vacío legal” que permite que el presidente de la República que siga otorgando concesiones a discreción.“Los legisladores no se han atrevido a retomar el tema, que se mandó al cajón, y hay diques muy altos que bloquean la libertad de expresión. El duopolio televisivo sigue controlando el debate de los temas nacionales”, señaló.Y se refirió al caso de la periodista Carmen Aristegui y su salida de W Radio. “Independientemente de la interpretación que cada quien hace del caso de Carmen Aristegui, éste la trasciende y evidencia la falta de concesiones plurales y de garantías del derecho de información”.Dresser ocupó una buena parte de su conferencia al tema educativo. Advirtió sobre los riesgos que en este rubro tiene el país: “si no se entiende que hay que reformar los contenidos para hacer énfasis en temas como la economía, la globalización, la innovación, una educación que enseñe a los niños de México a pensar menos en la ideología y más en cómo avanzar en el mundo y cómo exigir a quienes gobiernan”, indicó.A esto, dijo, se debe sumar “una nueva mentalidad entre los mexicanos, para dejar de pensar en el robo de un jeep y una Hummer, y vociferar y reclamar ante los bonos sexenales, la rapacidad de los sindicatos, la educación atorada y una desigualdad lacerante”. Finalizó: “Si nadie usa cotidianamente la ley de transparencia para obtener información que es nuestra, seguiremos en el laberinto de la conformidad”.
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