El monopolio mediático PRISA
Canarias Socialista
Uno de los baluartes de los que más alardea el capitalismo es su libertad de expresión.
En Canarias, nuestra prensa, al igual que otros muchos campos de diversa índole, responde a un modelo genuinamente español, por aquello de la dependencia y demás. Así, a día de hoy, poseemos multitud de recursos en distintos medios de comunicación. Podemos leer los periodicos canarios La Provincia, Canarias7, La Opinión, El Día, y de tirada a nivel estatal como El Mundo, El País, Metro, ABC, etc; podemos escuchar la Cadena SER, COPE, Onda Cero, RNE y muchas otras ondas que emiten en determinadas regiones del Archipiélago. También disponemos de portales de internet, revistas, y cadenas de televisión públicas y privadas.
El amplio panorama parece garantizar la pluralidad, y en cierto modo así es. Pluralidad, si entendemos ésta como la cualidad de ser más de uno, como define la RAE este término. Lo que no certifica esta pluralidad es la independencia y la objetividad. Cuando acudimos a la información de estos mass media, nos topamos de frente con una realidad socialmente aceptada, que habla prácticamente al unísono. Los medios de comunicación de mayor fuerza venden con su estandarizado punto de vista, una forma de pensar preestablecida, que da poco lugar al pensamiento crítico de los receptores.
Día tras día nos encontramos con unos medios informativos que acusan principalmente dos grandes afecciones que, en superposición, es una sola: el partidismo y los intereses económicos. Estos dos patrones de conducta guían la vereda de la información en función de la voluntad de grandes magnates mediáticos plenamente conscientes de la importancia que tiene el control de la información, máxime cuando nos movemos en una sociedad apuñalada por la globalización.
El hecho de la dependencia financiera de los medios de comunicación, deja claramente destapada la falta de neutralidad a la hora de abordar ciertos asuntos, o publicar determinadas denuncias. Un ejemplo más que evidente está en el monopolio mediático PRISA. Este grupo, primero de España en comunicación, educación, cultura y entretenimiento, tiene la mayor red informativa (si se le quiere llamar así), del Estado, además de las redes ancladas en todo el mundo. Si leemos El País, el diario AS o Cinco Días; si escuchamos la Cadena SER, los 40 principales o Cadena Dial; si adquirimos libros de la editorial Santillana; si vemos Cuatro, Canal+ o 40Tv; quien gestiona y comercializa la publicidad del Diario de Avisos, Canal Sur o la Televisión Canaria… todo esto está controlado por el grupo PRISA. Incluso viajaremos a Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, México o Panamá y encontraremos radios, diarios y televisiones propiedad del grupo PRISA.
Se trata de un férreo control de la información, de tal modo que la línea principal y más aceptada socialmente, irá en función de los tejemanejes de esta enorme multinacional mediática. ¿Qué libertad existe cuando un sólo ente domina el mayor y más influyente monstruo de los medios de comunicación? No son pocas las denuncias a las múltiples empresas subyugadas a este imperio por actos de verdadera censura.
Y aquí radica el mayor de los matices que singularizan nuestra peculiar libertad de expresión. Sí, somos libres de decir lo que pensamos, pero no tenemos ninguna garantía de que se nos escuche. Cuando los grupos que manejan los medios son tan bestiales, se hace materialmente imposible alzar la voz más alto que ellos. Así, mi debilidad será el seguro para esas empresas de que mi voz no se escuche; y si en algún momento la razón me diera fuerzas, a golpe de euros, cualquier contracampaña acallará mis gritos ahogándolos en su propio eco.
Es entonces cuando se muestra la verdadera realidad de la libertad de expresión; un derecho que dicen que el capitalismo garantiza, al desligarla de cualquier gobierno. ¿Qué gobierno hay más potente que una empresa del calibre de PRISA, que tiene la capacidad de imponer su voluntad a los propios políticos de un país?
Relación de empresas del grupo PRISA
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