Jaime Avilés
Calderón rematará las reservas más profundas
La Bolsa perdió ya 142 mil millones de pesos
Cae el turismo; vendrán menos dólares y euros
Nada debe distraernos del objetivo central de este momento, que es el de organizarnos formando comités de barrio, de escuela, de centro de trabajo, de amigos o de familiares –como miles y miles de personas ya lo hacen por todo el país–, para evitar la inminente privatización de Pemex. Quienes saben de esto calculan que la iniciativa de ley podría llegar al Congreso el miércoles 19 de marzo, para ser discutida y aprobada al vapor entre la Semana Santa y la siguiente.
Tal posibilidad, que el pasado lunes fue filtrada a las oficinas de Andrés Manuel López Obrador, quedó confirmada el jueves, cuando el presidente del PAN, Germán Martínez Cázares, declaró que el proyecto de reforma “se presentará a finales de marzo”, esto es, durante las vacaciones, lo que corrobora que el gobierno surgido del golpe de Estado de 2006 prepara un albazo legislativo.
No por nada, Felipe Calderón abordó el tema públicamente durante el último día de su visita a Estados Unidos, con un discurso marcado por su habitual exaltación tequilera, en la que se permitió frases de pésimo gusto, como aquella de que en el vecino país del norte “no les alcanzan pizarrones para poner tantos ceros en su déficit”.
Tras tocar en forma sesgada, titubeante y lamentable el asunto de los mexicanos que viven y trabajan en el imperio del norte, al que le dedicó varias intervenciones al principio y a la mitad de su gira, Calderón se refirió al petróleo, durante una postrera conferencia de prensa en Los Ángeles. Allí trató de redondear, entre líneas, una propuesta dizque para satisfacer los intereses de ambos países: acelerar en México la reforma energética (o sea, la apertura de Pemex a petroleras privadas del mundo, incluidas las texanas, desde luego), a cambio de que los gringos concreten por fin la reforma migratoria.
En los hechos, este planteamiento falso se sumará a la lista de las peores mentiras de Calderón –como la del “presidente del empleo”–, porque en medio de la crisis económica que están padeciendo, los estadunidenses no abrigan la menor intención de garantizarles prestaciones ni trabajo estable a millones de mexicanos que huyeron de aquí por hambre.
En cambio, a Calderón le urge entregarles, pero ya, los yacimientos petrolíferos de nuestro país a quienes le prometieron, si les cumple, una vida de lujos tan fastuosa como la de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo juntos, con ranchos como el de Vicente Fox y mansiones como las de Arturo Montiel por todo el planeta. De otro modo no puede entenderse la prisa que siente por suicidarse políticamente un individuo que obtiene de Pemex 40 centavos de cada peso que gasta su gobierno, en una coyuntura en la que se están desplomando otras fuentes de captación de divisas, como las remesas de los braceros y el turismo que sin duda dejará de venir.
Sólo en el primer mes de este año, la Bolsa Mexicana de Valores, según informó La Jornada ayer, perdió 141 mil 915 millones de pesos, de los cuales 60 mil 490 millones de pesos eran de las empresas de Carlos Slim. Por su parte, Reforma anunció que 39 por ciento de los tenedores de tarjetas de crédito han dejado de pagarle a los bancos, lo que perfila una situación como la que en 1995 desembocó en la estafa mayúscula del Fobaproa.
Si a lo anterior agregamos que en algunos países de Europa, como España y Grecia, comienzan a registrarse síntomas recesivos, porque allá la gente también está dejando de pagar sus hipotecas, lo que repercutirá en todo el viejo continente, ya podemos dar por hecho que vendrán menos turistas de ultramar, por tanto, menos euros, y por el norte menos dólares. Ah, pero, ¿de qué hablaron los merolicos electrónicos a lo largo de toda la semana? Obvio: de López Obrador, de López Obrador y de López Obrador. Para atacarlo, como siempre.
Durante su conferencia de prensa en Los Ángeles, Calderón se dirigió, entre líneas, a los seguidores de López Obrador, subrayando que “países comunistas” como Cuba y China (sic) permiten que empresas privadas les ayuden a extraer petróleo, como él pretende que ocurra en México. Pero no mencionó que esas naciones no exportan petróleo, como sí lo hace México: un detalle que cambia todo, pues con una parte de lo que obtenemos aquí por nuestras ventas de crudo en el exterior podríamos construir las dos refinerías que faltan para dejar de comprar gasolina en el extranjero.
Calderón, además, habló de asociarnos con empresas que poseen tecnología capaz de extraer petróleo a muchísima profundidad. Lectores amigos de esta columna proporcionaron informes acerca de plataformas fabricadas en el norte de Europa que succionan crudo en el Golfo de México a 4 mil metros bajo el nivel del mar, en tanto las de Pemex trabajan a un máximo de 400 metros, donde las reservas actuales parecen estar muy disminuidas, mientras en las del fondo –como ya sabe Calderón– hay yacimientos gigantescos.
Prueba de lo anterior es que el 7 de septiembre de 2006, la revista Bussines Week publicó un artículo para desmentir la falacia de que se está agotando el petróleo en nuestros mares territoriales. “Una exitosa prueba realizada en un descomunal yacimiento en las profundidades del Golfo de México, anunciada por Chevron, Devon Energy y Statoil de Noruega ayudará a congelar, por décadas, el escenario aterrador acerca de que la producción de petróleo está llegando a su fin”, afirmó el semanario.
México posee petróleo por lo menos para otros 60 años y Pemex, con una administración distinta a la de priístas, puede adquirir para su propio beneficio la tecnología que le permitirá extraer crudo a gran profundidad. De todos modos, añadía Bussines Week hace dos años, “el petróleo seguirá siendo un gran negocio mientras el precio se mantenga a 67 dólares el barril”. ¿Se dan cuenta? Hoy el barril está casi a 100 dólares y Calderón quiere regalárselo a extranjeros. ¿Para qué? Para cumplirle a su mujer, a sus niños, a sus cuñados y a Mouriño lo que prometió en su campaña sólo a ellos: “Para que vivamos mejor”.
Sin embargo, antes de sacar su reforma energética, Calderón debería responder a la pregunta que el martes formuló Marcelo Ebrard. “¿Por qué está quebrado Pemex tras siete años de gobiernos panistas? ¿Dónde están los 22 mil millones de dólares que México obtuvo por concepto de excedentes petroleros durante 2006 y 2007?”.
Por esto, únete al comité de defensa del petróleo y coloca en tu casa o coche un cartel que diga: “Pemex no se vende”.
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