Ecuador: La ruta de los mexicanos
Foto: archivo
Quito, 17 de marzo (apro).- No era un secreto para muchos: después del II Congreso Continental Bolivariano se podía ir hacia una zona desconocida de la Amazonía ecuatoriana para “hacer contacto” con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Los 16 mexicanos registrados en el evento y otras centenas de latinoamericanos (unas 2 mil personas, sugieren los organizadores) habrían escuchado el “rumor” en las instalaciones de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, en Quito, según comentaron algunos de los ecuatorianos que participaron en la reunión, realizada la última semana de febrero.Y tampoco era un secreto para los servicios de inteligencia colombianos y ecuatorianos:“Este tipo de reuniones siempre son vigiladas porque en ellas se infiltran los grupos armados para hacer sus conexiones internacionales”, confió a Apro un oficial de la inteligencia militar de Ecuador, quien no descartó que su contraparte colombiana haya “metido las narices” en estas reuniones, “como siempre que se sabe de la presencia de delegados de las FARC”.Entre esos delegados estuvieron presentes representantes de organizaciones colombianas que sirven de enlace para los contactos con las FARC. Y fue a través de ellos que algunos de los mexicanos llegaron al congreso, que terminó el 27 de febrero. Hasta ahora la cifra de los que viajaron a la zona fronteriza no está clara. Lo único de lo que se tiene certeza, por las declaraciones del ministro de la Seguridad Interior y Exterior del Ecuador, Gustavo Larrea, es que “cinco familias mexicanas, de igual número de desaparecidos, tomaron contacto para averiguar sobre los jóvenes que habrían viajado a la Amazonía”.
“Infiltrados”
Al Congreso Bolivariano fueron invitados representantes de Venezuela, Nicaragua, México, Bolivia, Perú, Brasil, República Dominicana, Chile, Cuba y miembros del grupo independentista español ETA, como han divulgado los periódicos ecuatorianos con fotos filtradas por los servicios secretos del gobierno de Rafael Correa. De hecho, en este tipo de eventos “sabemos que estamos infestados de agentes, pero como es un encuentro democrático y libre, no tenemos por qué ocultarnos ni escondernos. Estamos en un país libre y puede venir cualquier persona a inscribirse. Incluso, muchos medios de comunicación estuvieron presentes, tomaron fotos e hicieron entrevistas”, dice Mao Viteri, integrante de la comisión organizadora del congreso.Al acto acudieron varios personajes que integran la presidencia colectiva de la Coordinadora Continental Bolivariana, como Arís Narciso Iza Conde. De Brasil llegó Aluiso Bevilaquia; Alfredo Pierre, de la Coordinadora Continental Bolivariana de República Dominicana. De Venezuela vino Alicia Benites; de Chile, Juan Reinoso Escorza. Otros invitados fueron Raúl Mejía, hijo de Mario León Calarcá, miembro de la Comisión Internacional de las FARC, y Adalberto Rubla Gaona, director del Centro de Estudios Sobre América, de Cuba.Estos personajes presentaron ponencias, al igual que dos delegados de ETA, los españoles Iñaki Gil de San Vicente y Beatriz Irladia.Uno de los actos contempló la proyección del video en el que se ve el campamento de las FARC y el mensaje de Raúl Reyes, canciller de esta organización, y que fue divulgado esos mismos días por varios medios, sin saber que serían las últimas imágenes filmadas por el jefe guerrillero.La Coordinadora, que tiene su sede central en Caracas, mantiene presencia en once países del continente, entre ellos Argentina, Chile, Perú, Colombia, Guatemala, Panamá, República Dominicana, México y Nicaragua. El Registro Migratorio señala que entre el 26 y 31 de enero llegaron a Quito, vía aérea, 16 ciudadanos mexicanos para asistir al Congreso Continental Bolivariano.El último día llegaron Lucía Andrea Morett (hasta ahora la única sobreviviente del ataque), Verónica Velásquez, Dagoberto Díaz, Fernando Franco Delgado (cuyo cadáver fue reconocido por sus padre el pasado miércoles 12) y Ulises Avilés.Unos días antes habían arribado Antonio Pavel Blanco, Luz Gabriela Mejía, Desiré Robledo, Juan González (otro de los muertos identificado por sus familiares), María López de la Vega, Paulo Mendoza, Vicente Huerta, Fernando Franco González, Miguel González, Aracely Cerna y Doménico Covarrubias. La mayoría eran estudiantes de la UNAM.
El viaje
Concluido el congreso, el 28 de febrero habría un viaje hacia Lago Agrio, capital de la provincia de Sucumbíos, frontera con Colombia. Para ello los delegados tomaron ese mismo día un autobús interprovincial que hace seis horas hasta Lago Agrio.Para la mañana del 29 ya estaban en esa ciudad e hicieron contacto con un emisario de las FARC para que los trasladará en una camioneta hasta Tarapoa y Cantagallo, pequeños poblados cercanos al campamento donde fue abatido Raúl Reyes.De allí en adelante, su viaje fue en caballo y a pie hasta el campamento guerrillero de Angostura, en territorio ecuatoriano.Sin embargo, otra fuente señala que hubo un primer contacto con las FARC entre el 2 y 3 de febrero, en la misma zona, y por lo tanto los servicios de inteligencia colombiana ya estaban informados de la presencia de extranjeros por ese sector. Más: sabían que llegarían a realizar entrevistas con “altos dirigentes de las FARC”. Según el testimonio de Lucía Andrea Morett, divulgado por varios medios ecuatorianos, no supo de un primer viaje. En cambio, uno de los delegados ecuatorianos al congreso indica que sí lo hubo.“El primer viaje fue con un pequeño grupo de latinoamericanos que visitó la zona guerrillera y luego regresó para participar en el Congreso Bolivariano. Habrían sido ellos los que estimularon a los demás a ir después del congreso”, confió.Para el oficial de inteligencia policial no es muy seguro que haya existido un primer viaje con tanta gente. “De lo que sabemos, en Quito mismo hubo varias reuniones de organizaciones políticas ilegales de otros países. Así que no hacía falta ir hasta la Amazonía”. No descarta que un pequeño grupo haya viajado hasta la zona guerrillera, pero sospecha que de haberse producido el viaje se habría detectado al segundo grupo antes de su salida a esa zona.Esta versión, en cambio, daría la razón a la revista colombiana Cambio, que en su edición que está en circulación señala que la policía ecuatoriana y un agente de la CIA de Estados Unidos sí sabían de los movimientos en la frontera, con presencia de los delegados del congreso. Esa misma publicación indica que esos agentes son los que ayudaron a la captura en Quito de Simón Trinidad, uno de los jefes de las FARC. Afirma que esos mismos agentes habrían estado informados de la operación en la que cayó Raúl Reyes.Según la revista, un agente encubierto de la Policía de Colombia localizó a los cinco agentes que habían colaborado secretamente con oficiales del Ejército colombiano en la captura de Simón Trinidad, y además entró en contacto con un funcionario de la CIA. Otro agente, según Cambio, se ganó la confianza de un hombre que le confesó pertenecer al primer círculo de seguridad de Reyes.Al parecer, el segundo grupo de delegados, cuando arribó a la Angostura permaneció apenas unas horas sin saber que entre los guerrilleros estaba Raúl Reyes, pues el exjefe de las FARC accedió a esa zona al caer la noche y sólo para descansar allí y continuar con sus tareas durante el fin de semana del 1 y 2 de marzo.
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