Alemania: Perfil ciudadano, para uso político y comercial
Berlín (apro).- El hombre alemán promedio va a trabajar en su coche. Cree en la disciplina, la libertad de opinión y el ahorro. Gana un sueldo bruto de 3,700 euros mensuales. Considera que su puesto de trabajo es seguro. Pasa frente al televisor tres horas y cuarto cada día. No está del todo conforme con su vida sentimental. Tiene relaciones sexuales dos veces por semana. Duerme bien. Puede confiar con que alcanzará los 76,6 años de vida.La mujer alemana promedio va a trabajar en su coche. Cree en el ahorro, la libertad de opinión y la disciplina. Gana unos 2,800 euros de sueldo bruto. Considera que su puesto de trabajo es seguro. Mira 3 horas y 45 minutos de televisión por día. Está relativamente conforme con su vida sentimental. Tiene relaciones sexuales dos veces por semana. Duerme bien. Su expectativa de vida alcanza los 82,1 años.Claro que tanto el alemán promedio, como la alemana promedio, son sólo una generalización que la realidad no puede constatar. Este esfuerzo de abstracción importa, y mucho, al Instituto Federal de Estadísticas, a los investigadores de mercado, las empresas de publicidad, y a la clase política germana. El ser humano moderno es estudiado por organismos del Estado, a fin de trazar los lineamientos comunes a una mayoría de individuos. Y sobre todo por el sector económico, que ve en el ciudadano promedio --en esa muestra representativa de la masa-- al cliente a conocer y conquistar. El éxito de esta empresa depende de saber qué ama, teme, espera y piensa el alemán promedio de uno y otro sexo. Porque este individuo es el que determina en gran medida qué se vende, quién gobierna y cómo se vive Alemania. Con material estadístico proveniente de organismos oficiales, con encuestas y análisis de opinión propios y privados, la revista Der Spiegel le dedicó un largo estudio al tema en su edición de la semana pasada. La respuesta de hombres y mujeres aparece diferenciada en la mayoría de los tópicos, respetando el culto alemán por la igualdad de géneros. El alemán promedio, de acuerdo con este estudio, es un individuo bien constituido, bien alimentado y educado, una persona sencilla, conforme a medias con su vida.
Menos trabajo
Pese a su obsesiva preferencia por la individualidad, los alemanes siguen en sus gustos, opiniones y costumbres --según el estudio-- pautas comunes bastante marcadas. Las agencias de publicidad saben, por ejemplo, que en este país la mayor parte de las casas se decora con fotos familiares y de animales, que las paredes se pintan de amarillo y sobre el sofá hay animales de peluche. Los nombres que se ponen a los hijos se alternan de acuerdo a los mandatos de la moda. Es un puñado de consorcios, finalmente, el que viste, amuebla y moviliza al pueblo alemán.La libertad y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres son consideradas dos pilares de la cultura alemana. 71% de los hombres y 73% de las mujeres se ven a si mismos más como alemanes que como europeos. 54% de ellos y 65% de ellas está conforme sólo en parte con el sistema democrático de gobierno, mientras que 34% y 29%, respectivamente, no lo está para nada. "Yo estoy entre bastante y muy conforme con este sistema", dice a Apro Wolf Damm (de 48 años), ingeniero, berlinés del Este."Creo que una cierta sensación de disconformidad es parte de la democracia. De ahí que se trabaje para impulsar los cambios. También hay una elite a la que hay que controlar. Pero creo que hay chances. Yo pienso así, pero conozco a gente que también creció en Alemania del Este y que no está muy conforme con lo que le ha deparado la democracia", agrega.En promedio, el alemán se despierta a las 6:23 de la mañana. 74% de los alemanes escucha radio a la mañana y 63% exhibe, ya en el desayuno, su conocida preferencia por el pan integral. Mientras que 67% va al trabajo en auto, 18% lo hace a pie o en bicicleta y sólo 13% usa medios de transporte públicos. El resultado son 170 kilómetros diarios de atascos en todo el territorio federal. Los protagonistas, al igual que los lugares, son los mismos cada día. Medidas tendientes a limitar la circulación de autos particulares y favorecer el uso de medios de transporte públicos, no encuentran sintonía en la clase política. El lobby automotriz germano es sumamente poderoso. El parque automotor supera los 41 millones de coches. Los modelos más vendidos son el Volkswagen Golf y el Audi A4. El gasto individual en movilidad es de 272 euros mensuales. 72% de los alemanes canta mientras conduce.Para Wolf Damm, quien trabaja en el área de desarrollo tecnológico en el sector automotriz, su coche tiene un significado importante. "Disfruto cuando voy solo por la autopista --dice a Apro--; pero mantener el auto cuesta demasiado. Hoy me alegro de poder ir al trabajo en bicicleta." El mundo del trabajo tiene como epicentro, para dos tercios de los alemanes, el teclado y la pantalla de la computadora. Allí se desarrollan informes y presentaciones. Sólo el tercio restante se aboca a trabajos corporales. En promedio, se trabaja mucho menos que en los años del "milagro alemán". En 1960, la semana de trabajo constaba de 41,4 horas. Hoy son 30,3 horas, calculando también a quienes trabajan medio tiempo. El alemán trabaja 192 días al año, por debajo del británico (217) o del estadunidense (238).La desigualdad entre hombres y mujeres en el mundo del trabajo no sólo se aprecia en el sueldo. Más de la mitad de los 12 millones de empleos cubiertos por mujeres se concentran en cinco profesiones. En Alemania hay 3,1 millones de empleadas administrativas, 1,1 millones de enfermeras, 1 millón de vendedoras, otro millón de docentes y 500 mil empleadas domésticas. "En Alemania hay un machismo sutil", dice a Apro la periodista Tini von Poser (de 31 años). "Hay espacios en los que se encuentran los hombres a tomar en los que la mujer no participa. Son hombres de un sector pequeño burgués, que creen no ser machistas, pero lo son. Una consecuencia que se ve en el mundo laboral es que cuando la mujer accede a ciertos puestos directivos, suele mostrarse muy firme y se comporta como un hombre, a veces de un modo bruto."Un dato curioso: Sólo 12% de los alemanes se siente motivado en el trabajo. Dos tercios de la población dice trabajar a reglamento.
Lentejas y coches
En la actualidad, en cualquier ciudad pequeña es posible encontrar una pizzería italiana, un restaurante hindú o uno mexicano. La apertura germana a la comida internacional es un fenómeno de las últimas décadas. No obstante, en el comedor de la planta de Mercedes Benz en Sindelfingen, donde cada día almuerzan 40 mil empleados, los platos clásicos siguen siendo --con excepción del spaguetti-- típicamente alemanes: salchichas con curry, filete de cerdo, guiso de lentejas. Las mujeres prestan mayor atención a la alimentación que los hombres. El consumo de productos orgánicos tiene un crecimiento sostenido. En comparación con la alimentación de hace un siglo, ha crecido el consumo de carnes, frutas y verduras, y bajado el de pan y papas. Si antes se comía para llenar la panza, hoy el consumidor es más exclusivo y exigente. De todas formas, casi la mitad de la población alemana --37 de 82 millones-- tiene sobrepeso.El espacio más querido de la casa es la cocina. No sólo porque en muchas de ellas se come y se cocina. 35% de los alemanes la usa para sus conversaciones y 43% para hablar por teléfono. El dormitorio, por el contrario, suele ser el sitio más dejado de la casa, acaso porque está menos expuesto a las miradas extrañas.A partir de las 18 horas el país comienza a ver televisión. La diversión suele durar hasta las 22:47, hora promedio en la que los alemanes se acuestan. Las horas que el alemán pasa frente al televisor sólo son superadas por los 428 minutos que dedica a dormir. En total el alemán ocupa más de ocho horas diarias con la tele, la radio, la prensa gráfica e Internet. 60% navega cada día en la red. Los hombres pasan allí más tiempo. Las mujeres compensan la diferencia con un libro o una revista.La sociedad alemana está orgullosa de su libertad en materia de sexo. No obstante, sólo 38% de los alemanes está contento con su vida sexual. La frecuencia de los encuentros amorosos es de dos veces por semana. 59% de los alemanes entre 35 y 44 años usa accesorios para sus encuentros íntimos. Una de cada cinco mujeres posee un consolador, porcentaje que sube a una de cada dos, en la franja de las que tienen entre 35 y 55 años. La mitad de los alemanes consume pornografía para entrar en ambiente. En promedio, los alemanes tienen seis parejas sexuales a lo largo de la vida. En las ciudades, el número se eleva a más de siete. El acto sexual, incluido el preámbulo amoroso, dura en total 36 minutos, rendimiento que a escala mundial, según el estudio hecho por la revista Der Spiegel, se sitúa, previsiblemente, en un término medio. A la pregunta "¿Qué es más importante que el sexo?", 40% de los hombres responde "Nada" y 28% "Salir con amigos", frente a un respectivo 22% y 45%, de parte de las mujeres. Un pensamiento muy extendido entre los alemanes es el de creer que todos los demás tienen una vida sexual mucho más rica que la propia. "Cuando la mujer trabaja mucho, a veces le cuesta apagarse y pensar en sexo --dice Tini von Poser--; pero creo que es un tema muy individual y del que es muy difícil encontrar un promedio."El 81,5% de los alemanes dice dormir bien o muy bien. En Alemania se gastan anualmente 4 mil millones de euros en seguridad privada. La cifra es modesta, si se la compara con lo que se le destina al mismo rubro en Estados Unidos. Igualmente, la criminalidad en su conjunto ha retrocedido 7% de 1993 a 2006. Después de un siglo XX que dejó destrucción y vergüenza, el alemán promedio cultiva como única pasión política la tranquilidad pública. En un país en el que la expectativa de vida es cada vez más alta, y donde sólo 3,9% de la población muere por causas no naturales, no es raro que el alemán promedio perciba la sensación tranquilizadora, agridulce, de que la vida sigue un curso de lo más normal. (28 de abril de 2008)
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